No se puede decir que el Real Valladolid y su afición vayan a echar de menos el año que se va. Al contrario; a buen seguro más de uno querría borrar este 2025 funesto, en el que las cosas no salieron como quería nadie (bueno; nadie… salvo Ignite Sports Spain, que acabó llegando al club, pero ese es otro tema). Seguramente se podrían destacar incluso más momentos que marcaron este tiempo, pero en Blanquivioletas hemos escogido doce, como las uvas y los meses del año, uno por cada uno, para decir «hasta nunca» al año que se va.
Enero: última victoria del Valladolid en Primera
Nadie podía esperar en enero que aquel día 11 fuera el último triunfo del Real Valladolid en Primera División, y si hay alguien que dice que sí, o miente o tiene un problema. «Año nuevo, vida nueva», enunciaba el club en la crónica del partido, lo que expresaba un deseo que luego no fue tal -y del que, por descontado, no es culpable el autor-. El gol de Kike Pérez no eludió el sufrimiento posterior en el mismo encuentro, uno que puso patas arriba Jesús Rodríguez, aunque, a la postre, no se escapasen de Zorrilla los tres puntos.
Febrero: adiós, Cocca; hola, Álvaro Rubio
Lo de Diego Cocca, para ser sinceros, no tenía visos de acabar bien casi desde el primer momento. Es verdad que se hizo cargo del equipo después de otra victoria, y que el tipo le ponía empeño, pero en el mercado le dejaron la plantilla hecha unos zorros y el Real Valladolid acabó volviendo a tirar de Álvaro Rubio. La destitución del técnico argentino vino sucedida por el desastre en San Mamés, un sonrojante 7-1. El 1-1 ante Las Palmas de la siguiente jornada fue el último punto de la temporada.
Marzo: vuelve Blanquivioletas
Me van a permitir el ataque de ego, pero si marzo tuvo algo de especial, por lo menos para quienes formamos parte de esta familia, fue la vuelta de Blanquivioletas. Aunque cueste creerlo, fue algo inesperado hasta para nosotros mismos, primero en la manera y luego en los tiempos, pero recobrar esta bendita locura nos devolvió al día a día, desde el punto de vista informativo, del Real Valladolid. Tanto impacto tuvo el retorno -permítanme también el chascarrillo- que hasta Ronaldo se pasó por aquí (por BV no; por Valladolid)…
Abril: el mes más negro
Por más que alguna mente pensante creyera que las cosas se iban a calmar, como quiera que el otrora astro no daba señales de vida (inteligente) la cosa fue a peor. A mucho peor. En abril, primero, se le dio un portazo en las narices a lo que era el Real Valladolid Baloncesto. Más tarde, y lo que fue peor aún, Luis Pérez intentó agredir en el banquillo a Latasa en una imagen que dio la vuelta al mundo. Por el camino, se filtró el interés de compra de Inexo y el descenso se convirtió en matemático.
Mayo: se acabó el suplicio; se acabó Ronaldo
Vale, con abril hemos hecho trampas, pero es que aquello lo merecía. Mayo, a cambio, cerró la peor temporada de siempre del Real Valladolid en Primera División, con una cadena de récords negativos difíciles de superar ni queriendo hacerlos aposta. Por lo menos, sirvió aquel mes para decir adiós de un caraj… de una vez a Ronaldo, siempre hablando de oficialidad, ya que el brasileño y su equipo habían puesto pies en polvorosa hacía tiempo. La compraventa definitiva era cuestión de tiempo.
Junio: llega Ignite Sports
Ignite Sports Spain arribó por fin a Valladolid con la llegada del verano. Aunque, a decir verdad, fue el 1 de julio cuando se presentaron en sociedad, Gabriel Solares y Enrique Uruñuela dieron los últimos pasos para que la sociedad a la que representan se hiciera cargo de un club vilipendiado antes de su llegada. Como pasa siempre, lo hicieron cargados de ilusión y, utilizando esa expresión tan política, queriendo poner en valor al Real Valladolid dentro del fútbol español. A tiempo están; esto recién ha comenzado…
Julio: adiós, Moro; hola, Alejo
Aquel mismo 1 de julio se confirmó la llegada de Víctor Orta y ese mismo mes Guillermo Almada tomó el mando. Se confirmó la ‘Revolución de Los Anexos’ que había adelantado Blanquivioletas y, como pasa cada verano, otras noticias de salidas y llegadas como la anhelada vuelta de Alejo o la venta de Raúl Moro al Ajax. Entonces empezó a sentirse la cultura de esfuerzo implantada por el sargento y por Fran Albert, con largas jornadas que daban comienzo a las siete y media de la mañana y acababan cerca del anochecer.
Agosto: un comienzo estimulante
Dos victorias y un empate en las tres primeras jornadas hacían ver que el equipo de Almada había comenzado bien en la siempre exigente Segunda División. Se ganó fácil al Ceuta, se sufrió un poco más en Castellón y se pudo vencer ante el Córdoba, en el primer partido sin marcar del puñado que vendrían después. Se normalizó, porque había que normalizarlo, que no hubiera goles en ese partido. Y se cerró la campaña de abonados con nada menos que 22.413.
Septiembre: primeras derrotas, primeras dudas
Lo de que al Real Valladolid no se le abriera el arco fue algo que empezó a pesar más en septiembre. Caer contra el Albacete y contra la Cultural Leonesa no estaba en los planes ambiciosos de quien pensaba en subir. Aunque por lo menos Maroto asomó contra el Almería, pensará alguno. Lamentablemente, luego se lesionó y Almada se olvidó de ese chico menudito al que nadie acaba de dar una oportunidad de jugar al fútbol. Volviendo a aquel derbi ante la Cultu: fue el primer tropiezo serio de los que vendrían en Zorrilla…
Octubre: un desastre y dos sueños
Con permiso del gol de Chuki, que permitió que el Real Valladolid ganara en El Plantío, los protagonistas del mes de octubre fueron el Betis CF y el Atlético Tordesillas, con su abordaje a la Copa del Rey. Lo del Betis no pudo ser y cayó en la ronda preeliminar, pero el Torde a punto estuvo de dar la sorpresa ante el Burgos. Y es que más vale pensar que octubre fue el mes de los modestos, porque como a uno le dé por recordar el desastre que el Real Valladolid perpetró en Copa en Portugalete, se le cae el alma a los pies.
Noviembre: debuta Mario Domínguez
Como quiera que en noviembre el conjunto de Almada ya iba al trantrán -de hecho, desde antes: en septiembre, octubre, noviembre y diciembre solo ganó un partido-, el foco cabe ponerlo en el debut de un imberbe Mario Domínguez, el segundo más joven de siempre después de Gail. A sus 16 años y pico, ‘El Jabalí del Bierzo’ dio sus primeros -y algo prematuros- pasos en la élite, auspiciado por Sisi, que fue su entrenador la temporada pasada. En 2026 ha de seguir creciendo.
Diciembre: Almada en Uruguay significa espantada
Por mucho que le gritase la gente «Almada, vete ya», lo del entrenador no fue de recibo, si se tienen en cuenta los plazos y las formas empleados. Así, en menos de 24 horas pasó de «creer a muerte» en los jugadores del Valladolid a hacer lo mismo con los del Oviedo, y de hablar de junio en Pucela a pensar en llegar vivo a esa fecha en el cuadro carbayón. La gente tiene que perseguir sus sueños, pensará alguien, pero cuando uno es tanto en un proyecto, está feo. Que 2026 ampare a su reemplazo…