Rubi invita a no sacar conclusiones de la derrota ante el Llagostera, aunque reconoce que el Real Valladolid “no se supo adaptar” a los condicionantes del encuentro
No se le dan bien al Real Valladolid los equipos de abajo. Llegaban los blanquivioletas a Palamós en puestos de ascenso directo, después de cosechar tres victorias de manera consecutiva, pero otra vez tocó ver la ‘cara B’ del Pucela. Y en estas, reconoció Rubi que los suyos, “posiblemente”, jugaron “el peor partido de la temporada”.
Su equipo fue reincidente en aquello de dejarse puntos con los de abajo. Ya pasó en Leganés, en Pamplona, Miranda o Sabadell. Pero, aun así, no cree que se deban sacar demasiadas conclusiones, ya que “pocas veces se va a repetir”, por suerte para sus intereses, dicho sea de paso. El técnico catalán es consciente de que “seguramente” arreciarán las críticas, e incluso lo califica como “normal”, aunque afirma que esta derrota “no va a tener nada que ver con los veintiún partidos que quedan de liga.
Descartó el argumento de la relajación y lo achacó a las “dificultades” que entraña jugar en Palamós y ante el Llagostera, “justo vencedor”. “Es un rival muy intenso, que sabe aprovechar las dimensiones del terreno de juego. A nosotros este fútbol nos cuesta”, confirmó Rubi.
El planteamiento, asimismo, parecía el idóneo –cómo no–. Más después de que funcionara ante el Barcelona B y el Real Zaragoza. “Hemos jugado con tres mediocentros porque intuíamos mucha batalla y poco fútbol, e ir batalla a batalla no es nuestro fuerte. No hemos podido imponer nuestro fútbol. Lo hemos intentado con nuestra forma de jugar y no ha funcionado; lo hemos intentado con juego directo, y tampoco ha funcionado”, ponderó.
De hecho, el primer gol llegó por “intentar jugar” después de pasarse toda la primera parte dando “patadones”. “Ellos han tenido es pelín de fortuna al marcar el uno a cero y cuando teníamos el aire a favor en la segunda mitad no hemos tenido ni tiempo para aprovecharlo”, lamentó el técnico, que destacó una ocasión de Valiente como opción para empatar, desperdiciada.
El equipo estaba en sobreaviso, pues Joan Francesc Ferrer conocía bien al rival y el lugar en el que se jugaba el encuentro. Esperaba “que el marcador fuera apretado y tener opciones el alguna ocasión” y sabía que no iban a ganar “fácil”. Con todo, reiteró, no se pueden sacar muchas conclusiones, máxime cuando la actitud ha sido la correcta.
