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Contra el viento, Ayub

por Jesús Domínguez
8 de febrero de 2015
Foto: Rosa M. Martín

Foto: Rosa M. Martín

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El Real Valladolid Promesas vence al Somozas en otro partido marcado por el tiempo, en el que el mejor fútbol lo puso el mediocentro de origen árabe

 

Toni celebra el tanto con Fran No Foto: Rosa M. Martín
Toni celebra el tanto con Fran No
Foto: Rosa M. Martín

Por curioso que parezca, no le viene bien jugar en casa al Real Valladolid Promesas. Va sacando bien sus partidos, pero, en invierno, cuando no son las lluvias es el hielo o el viento, y cuando llegue el verano, será que el tapete está pelado y seco; al tiempo. Aunque no hay excusas; no por parte de Rubén de la Barrera y sus pupilos.

Contra el Somozas otra vez el tiempo fue un incordio, que no evitó la victoria –que, al final, de eso se trata, de ganar y de crecer–. Fue así, en parte, porque con Ayub es todo mucho más fácil. Y ni aun así lo es, dicho sea de paso. Por el aire citado y porque los gallegos se plantaron bien frente a su meta, intentando evitar lo ineludible: que la polvareda que levantaba el genio de la lámpara nublara en algún momento la vista de su portero o de la defensa y acabase en gol.

Después de cumplir su sanción de cuatro encuentros, Ayub siguió con su máster en dirección de equipos. Dio la sensación, desde el inicio, que el equipo le había echado más en falta a él que él al equipo, no por desapego o por individualismo, sino porque es alumno aventajado y de clase anda sobrado. Si no alumbró más fue porque el viento se empeñaba en apagar la llama y porque el Somozas prefería apartar la mirada cuando él decía “mira, mira”.

El balón nunca dejó de ser blanquivioleta, por lo menos en la primera mitad. Ante la ausencia de Ramiro, en el banquillo pero lesionado, debutó Alexis en la zaga, mientras que la baja de Carmona la suplía otra vez el juvenil Deve. De buenas a primeras, se vio más al cafetero, ya que el Promesas se acostaba más del lado izquierdo y el derecho quedaba reservado para giros aislados.

Con los centrales abiertos, Fran No huía del círculo central para atraer a su par. El señuelo funcionaba nueve de cada diez veces, lo que permitía a Ayub recibir con la libertad suficiente como para pensar qué hacer. Y cuando no, amo y señor del espacio, ya se encargaba él de liberarse ocupando aquel que estaba libre. Y a partir de ahí, la lucha contra los elementos; a saber: el viento y la bien plantada zaga gallega.

Cualquier intento de desplazamiento, incluso más de uno en corto, acababa siendo defectuoso; no digamos ya los largos desde la zona trasera. Con todo, el Promesas se armó de paciencia en su afán por llevarse el triunfo ante un rival que decidió esperar, sin más, sin apenas presionar, siquiera. Por ello, no se llevaron una sola ocasión a la boca. Aunque tampoco el filial anduvo sobrado en este aspecto.

Javi Navas lo intentó en el arranque, y se llegaron a encadenar tres saques de esquina seguidos con remate blanquivioleta, pero nada. Sería de nuevo Navitas, al borde del descanso, quien tendría la más franca oportunidad, pero su disparo se marchó fuera, empujado por el soplido de Eolo.

 

Ayub || Foto: Rosa M. Martín
Ayub || Foto: Rosa M. Martín

Lo que Ayub hace;
lo que Ayub da

Cuando empezó la temporada, Ayub daba imagen de ser un jugador ligero, no en lo físico, sino en lo intenso. Debía jugar resguardado mientras aprendía el oficio, que a veces le obligaba a descubrirse. Parecía ser intermitente, o lo era, incluso. Pero, si quedaba alguna duda de su calidad, la despejó contra la Cultural, con aquella ruleta genial.

Fue entonces cuando se ganó la titularidad, quizá, para no perderla jamás. “Si tiene que aprender, que lo haga en competición”, debió pensar Rubén de la Barrera. Y en ello está, corregido prácticamente sin descanso por el propio técnico, que sabe, como Valladolid ha de saber, que en él hay fútbol.

La enseña pero no la expone. La esconde de lo ajeno y la ofrece a los conocidos. Conduce. Acelera y para. Baila y se gira. Aparece y desaparece. Y brega; ya brega. Es algo así como el Arda Turan de Los Anexos. Un genio que conoce su ascendencia y su jerarquía, que sabe que el Promesas es su cometa, y que no teme volarla. Como si fuera ese niño al que delata su sonrisa.

En la segunda mitad, con el viento a favor, cogió la borla y a volar. Aunque de vez en cuando la corriente vire, como de hecho hizo. ¿Importó? Más bien poco. A falta de (muchos) envíos de calidad, apareció la conducción. La de Ayub, claro. Primero cogió un balón en el lado derecho y bailó junto a la cal antes de servir a uno de sus compañeros. La cola de vaca, hacia atrás, magistral, acabó en un pase de tacón que terminó en nada.

Y luego, lo decisivo. En el minuto 72, agarró el cuero en tres cuartos, en el pasillo interior izquierdo, se lo cosió a la bota y se acercó a la frontal; a la media luna. Y soltó un latigazo inapelable que golpeó en el larguero. Navas recogió el rechace y lo intentó, pero despejó Marc. Y, entonces sí, vino Toni y marcó.

Llegó el gol en el momento justo, pues al encuentro no le quedaba –no le quedaría– mucho más. El evidente arreón del Somozas, salido más del corazón que de la cabeza, y sin demasiado peligro, salvo, a lo sumo, el tapón hacia fuera de Julio –al más puro estilo Ibaka– en la última jugada; en un envío traicionero desde la esquina que podría haber acabado dentro.

Bueno, sí faltó algo; otra gambeta del genio. Como la primera relatada, al más puro estilo Neymar, pero con arrastre, como antes se dijo, como aquella de Romário. Con el añadido de que fue casi en el córner, frente a dos rivales, que le hicieron caerse, y ante los que se levantó y siguió para poner el centro. De PlayStation, vaya. Para verlo.

La próxima semana podría hacerlo el Carlos Tartiere, ya que el Real Valladolid Promesas visita al Real Oviedo el domingo a partir de las cinco de la tarde. Lo hará con sus 37 puntos, con la salvación ya casi sellada y sin complejos. Para qué tenerlos. Contra Goliat, Promesas. Contra el viento, Ayub.

 

Real Valladolid Promesas: Julio; Deve, Alexis, Iván Casado, Brian; Fran No, Ayub; Ángel, Jorge (Dani Vega, min. 73), Toni (Dani Espinar, min. 89); y Javi Navas (Anuar, min. 78).

Somozas: Marc; Pablo, Alfonso, Fiuza (Álex, min. 64), Dopico; Edgar, Antón; Héber, David (Luis Ángel, min. 58), Juan Martínez (Jordi, min. 74); y Rubén.

Gol: 1-0, min. 72: Toni.

Árbitro: Hernández Lorenzo (Colegio Riojano), auxiliado en las bandas por Acero Pradera y Sánchez Murcia. Amonestó a los locales Julio y Alexis, y a los visitantes Edgar, Rubén y Antón.

Incidencias: Vigesimocuarta jornada del grupo I de la Segunda División B. Encuentro disputado en los Anexos al Nuevo José Zorrilla.

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