El juvenil tordesillano Sergio logra el gol de la victoria en el derbi provincial en Tercera División
Foto: Rosa M. Martín
Es probable que el nombre de Sergio Hernández Miguel (26-03-98) no les diga nada. Más aún si hablamos de un jovencísimo jugador de un equipo de Tercera División que apenas ha disputado cuarenta minutos esta temporada. Su equipo, que es su equipo, es lo que hace más grande aún si cabe el gol que el extremo izquierdo rojiblanco anotara en la tarde del domingo frente al Villa de Simancas. Sergio es el niño de la casa.
El partido ya estaba completamente roto. Los equipos se habían agotado sobre el terreno de juego y la fatiga hacía que el segundo tramo de la segunda parte fuera un continuo devenir de imprecisiones, pases errados y carreras improductivas. Todo ello hacía presagiar que el empate solo se rompería en caso de que se produjera algún error o acierto puntual. El peligro que corría el Tordesillas venía por las contras que podía llegar a ejecutar el Villa de Simancas, mientras que estos resistían con entereza las acometidas con mayor corazón que cabeza de los jugadores de la Villa del Tratado. El punto de inflexión del partido y del desbarajuste en que se había convertido este llegaría en el minuto 85, cuando Sergio ingresó en el campo en sustitución de Tiri.
Ni diez minutos tardó el juvenil en hallar el pase que Hamad había filtrado entre los centrales simanquinos tras una buena jugada personal. Cuando llegó hasta el balón dentro del área, no se lo pensó: de primeras batía por bajo a Guzón para deshacer el empate. Júbilo en la grada de Las Salinas ante el gol del niño.
Un niño prematuro, ciertamente, ya que el año pasado, siendo todavía cadete, ya debutó con el primer equipo del Atlético Tordesillas. Anteriormente, el jovencísimo Sergio estuvo dos años en categoría Infantil en el Real Valladolid para regresar a su club de origen, siendo este su segundo año en Tordesillas tras su vuelta.
Las bajas en el equipo de Turiel son notables (sirvan los casos de Adalia, Quique o Rafa), y esto ha propiciado la convocatoria de juveniles con el primer equipo. La merma del mismo coincide en efectivos, juego y puntos, pero también aporta cosas verdaderamente positivas como la irrupción salvadora de Sergio. Su gol es el gol del niño de la casa que poco a poco crece en su equipo, hecho que muy pocos pueden relatar. La celebración del mismo supone dar casi un carpetazo definitivo en cuanto a la consecución del objetivo de la permanencia para un equipo que cuenta como positivas las apariciones, tan fugaces como meteóricas, de su cantera en los momentos que el club más lo exige.