Los hombres de tres cuartos de campo del Real Valladolid no han completado una temporada brillante en su mayoría

Empezaremos por Bergdich, por empezar por algún lado. No fue de lo peor hasta que estuvo aquí, pero cierto es que después de encontrar a su hermano y configurar lo que en esta web se llamó por un breve instante como ‘The Brothers’, el marroquí fue desapareciendo hasta que salió al Genoa. Lo de siempre: potencia sin control, cosas que le salían sin saber cómo y, sobre todo, una falta enorme de comprensión lectora en lo que a fútbol se refiere. Luego por Italia sí ha debido de jugar algo, aunque ya eso poco importa.
Otro que poco ha importado ha sido Óscar Díaz, sobre todo para Rubi y, sobre todo, en el play-off, donde no ha estado ni cerca de pisar el césped. Y es extraño, porque ya sea por la lesión de Roger o porque en otros momentos no ha habido otro, Óscar Díaz ha llegado a acumular 1.423 minutos. Eso sí, con solo dos goles y dejando unas sensaciones más cercanas al quiero y no puedo que a otra cosa.
Otro que no ha podido, en este caso por un tema bien diferente, ha sido Alejandro Alfaro. Fue un fichaje espectacular, casi tanto como la rocambolesca historia de su lesión-infección que le dejó en el dique seco, prácticamente, toda la temporada. Y así, muy difícil, llegando muy justo al play-off, sin ningún gol en liga (sí en Copa del Rey) y habiéndonos dejado en la boca un: “¡Qué pena, este parecía ser bueno!”.
Otro que en su tiempo pareció serlo fue Jeffren. Quizás haya sido la mayor decepción en un equipo decepcionante. Para la posteridad quedarán sus innumerables fallos en el uno contra uno o con todo a favor. Ha jugado 35 partidos pero apenas ha rebasado los 1500 minutos de juego, síntoma este de su inconstancia o su mediocridad, dependiendo de por dónde lo miremos.
La visión cambia muchos pareceres, más si esta es parcial. En el caso de Johan Mojica, si examinamos su temporada hasta la convocatoria con Colombia, estaremos ante una aportación mayúscula en el Real Valladolid. Todo el mundo le quería; sin embargo, ya por entonces los equipos rivales habían intuido que atrasando su defensa cinco metros y no dejando expuesto a su lateral derecho frente a él, el colombiano no era mucho más que Thomas Voeckler intentando aguantar el maillot amarillo. Y así fue. La última parte de la temporada del cafetero roza el ridículo y salvo algún partido contado, su aportación fue negativa. Aun así, siete goles en algo más de 2.500 minutos no es una mala cifra para un jugador de veintidós años.
Seguimos para bingo
Unos cuantos más tiene nuestro próximo protagonista. Protagonismo, entre otras muchas cosas, es lo que le ha faltado, una vez más. Le ocurrió la temporada pasada y en esta le ha sucedido algo parecido. Hablamos de Óscar González, el protagonista que no lo fue, sobre todo en un play-off preparado en su contra. Hasta entonces, había conjugado buenas actuaciones y paseos por el pasto; tanto esto último que en Girona, en un partido decisivo, visitó el banquillo desde el primer minuto de partido. Eso tampoco resultó y Óscar siguió jugando y marcando. Para el recuerdo su actuación en Huelva, donde, probablemente, firmó uno de los mejores goles del Real Valladolid en mucho tiempo. Sin embargo, esto, sus dieciséis dianas, sus asistencias y sus gotitas de magia no son bagaje suficiente para hacer de su rendimiento una lectura positiva por completo. No fue el peor, pero debió haber sido el mejor.

Omar continúa siendo el interrogante. Solamente 1.268 minutos, cero goles, pero la sensación de que no estuvo tan mal. Cierto es que cuando jugó, las impresiones arrojadas no fueron tan malas como en la pasada campaña, pero es que era difícil igualar eso. No sabemos si su futuro estará lejos de Zorrilla, pero si así es pues… ‘ni fu, ni fa’, ni frío ni calor. Como cada vez que saltaba al campo.
Hernán Pérez ha sido otra cosa muy diferente. En dieciséis partidos (play-off incluido), cinco goles y las ganas de habernos encendido aún más con él. Lo dio todo, pero es que este sí que tiene que ofrecer bastante. Ha demostrado que su lugar no es la Segunda División y luchó, con aptitud y actitud, porque el del Real Valladolid tampoco lo fuera para la temporada que viene. Que le vaya bonito. Gracias.
En conclusión, no es muy arriesgado decir que los hombres de tres cuartos del equipo no estuvieron, al menos siempre. Bergdich se fue, Hernán llegó, Mojica estuvo hasta cierto punto, Jeffren no ha estado nunca, Omar no se sabe si ha estado, Alfaro no ha podido estar casi nunca y Óscar Díaz prefirió Rubi que no estuviera. Así, los medias puntas fueron medias tintas, un ‘sí, pero no’ continuo que ha arrastrado al Real Valladolid, junto con todo lo demás, a seguir arrastrándose, al menos un año más, por Segunda División.
 
			