El que fuera técnico del Eibar firma con la entidad blanquivioleta por un año

Ahora sí, “habemus papam”. Y sorprende tan poco como cuando Benedicto XVI fue escogido en sustitución de Juan Pablo II. Los cardenales de las oficinas del Nuevo José Zorrilla habían decidido hace días que Gaizka Garitano sería el elegido para sustituir a Rubi, pero antes había que dar sepultura –metafóricamente hablando, claro está– al de Vilassar de Mar.
Una vez rescindido su contrato, más tarde de lo previsto, llegó la hora de anunciar al nuevo rey de la iglesia blanquivioleta. Muerto uno, que viva el otro. El nuevo, el ex del Eibar, firma por un año, sin mayor especificación, lo que denota la intención de las partes de no atarse en exceso, los unos porque un tercer año en Segunda sería funesto, además de indeseable, y el otro por aquello de que su caché reciente puede hacer presagiar un mejor futuro aun sin la suerte del ascenso.
El nuevo entrenador del Real Valladolid llega después de haber rescindido su contrato con el conjunto eibarrés, traba igual o mayor que el finiquito a Rubi, puesto que el conjunto armero pretendía que no cobrase cantidad alguna debido a que iba a seguir entrenando y parecía ser él el primer interesado en dejar el club.
Y era así, y no, puesto que por su mente pasaba un año sin catar el verde, si bien, como ya es habitual, el poder de convicción de Braulio ha terminado pudiendo más. Y eso a pesar de que por momentos estuvo descartado y el foco mediático viró hacia otros técnicos, como Fran Escribá, Joaquín Caparrós, Luis César Sampedro o Quique Setién, y, eso sí, ninguno con la decisión con la que se fraguó el fichaje del vizcaíno.
A falta de una declaración oficial por parte de la dirección deportiva o de Carlos Suárez, indican fuentes cercanas al club que lo que ha convencido de él, por encima del sistema y modelo de juego, es el carácter propio y del que impregna a sus equipos, bastante distinto, en ese sentido, de un Rubi al que, con todo, se sigue teniendo en alta estima y consideración.
El giro en el timón hacia un entrenador personalista se hace a sabiendas de que económicamente este año será más apremiante que el pasado, puesto que el Real Valladolid contará con entre millón y medio y dos millones menos para la confección de la plantilla, a la vez que los pagos derivados del proceso concursal se hacen más apremiantes –que no exactamente más urgentes– y el ascenso se convierte en prácticamente una obligación para seguir cumpliendo de manera religiosa.
Garitano, de cuarenta años, llegó a jugar varias temporadas entre Primera y Segunda División, en clubes como la Real Sociedad, el Eibar o el Alavés. En Valladolid afrontará su primera experiencia fuera de los banquillos del País Vasco y de la estructura eibarresa. Ello no evitará que se deba erigir líder en un vestuario que ha adolecido de ello en los últimos años y que ha de ser –y será– remozado con no pocos fichajes.
En lo tocante al equipo técnico, no llegará solo, ya que con Rubi se marchan los que eran sus ayudantes. Su presentación como nuevo míster blanquivioleta tendrá lugar este martes a las doce del mediodía en la sala de prensa del Nuevo José Zorrilla, como ya es habitual. Firma por solo una temporada
