Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Escalofríos, un trago de saliva, sudores fríos. Los aficionados del Real Valladolid ya no saben qué más sentir cuando su equipo juega semana tras semana, visto que lo que debería ser un divertimento termina por ser un trago duro de pasar. El equipo blanquivioleta no consigue remontar el vuelo y ya está más cerca del descenso a Segunda B –suena increíble– antes que de los puestos de play-off.
Pero por intentarlo que no sea. El destino, quizá en una especie de guiño a lo que podría ser el volver a ganar fuera de casa, ha deparado que el calendario tenga un Llagostera – Real Valladolid para la próxima jornada. Y es que al equipo catalán no lleva una marcha precisamente buena en esta segunda temporada en la categoría de plata.
Arriba y abajo
Bien hay que decir que precisamente el Llagostera consiguió imponerse por un contundente 4-1 en su último partido en casa, frente al Elche, con lo que los de Garitano tendrán que andar con pies de plomo. De hecho, los dos momentos más brillantes que ha vivido el equipo en estas ocho primeras jornadas de Liga han sido precisamente ese partido y otro aplastante 3-0 contra el Alavés. ¿Ven el factor común? Sí, los dos en Palamós.
Es por ello que los de Oriol Alsina saldrán con el cuchillo entre los dientes, precisamente intentando aprovechar el mal momento del Pucela. Fuera de casa tan solo han conseguido un empate en cuatro partidos –con las tres consiguientes derrotas–, pero como local la cosa cambia bastante. Vaya usted a saber si son las pequeñas dimensiones del campo –otro año más no se cumplen los requisitos de la LFP y toca moverse a Palamós–, la garra de la afición o la simple base de humildad, pero los catalanes se están mostrando bastante más sólidos en esta circunstancia.
Y es que probablemente esa pueda ser una de las claves de la permanencia. Lo cierto es que con solo siete puntos el Llagostera ocupa el vigesimoprimer puesto de la clasificación ahora mismo, lo cual significa una oportunidad de salir de ahí a costa del Pucela, a quien sobrepasaría si consiguiera imponerse este domingo.
Hablando precisamente de la base de humildad, esa ha sido la máxima del club presidido por Isabel Tarragó durante los ocho años que lleva como presidenta. A base de tesón y buen hacer, el club ha pasado en esas ocho temporadas de Regional a Segunda División, dándose además la circunstancia de que el año pasado, en su primera primavera en la categoría de plata, consiguió quedar en un meritorio noveno puesto e incluso luchó por el play off hasta el final.
A pesar de todo no se ha querido despegar los pies de la tierra y este año Oriol Alsina, marido de la presidenta, ha vuelto al puesto de entrenador desde el de secretario deportivo en el lugar de Lluís Carrillo, quien ya luce con letras doradas en la historia del club. La idea es mantener la misma base que permitió al equipo convertirse en una de las revelaciones de la categoría, si bien hasta ahora hay mucho por mejorar.
Plantilla renovada

Y en este arranque de tesón, trabajo y humildad que le gusta llevar al Llagostera por bandera, aparecen nuevos nombres que pretenden complementar la buena plantilla que había el año pasado. Escassi, Juanto o Chumbi se han unido a otros más clásicos como Querol, Tito o René, quien ya son parte de la vieja guardia.
Lo cierto es que al Llagostera, después de ocho partidos, le falta un poco de empaque a la hora de atacar, contundencia, si bien es cierto que acumula nueve goles que, de buenas a primeras, ya superan a los ochos que ha conseguido el Real Valladolid. A pesar de todo los de Alsina tienen mucho camino por delante para mejorar.
¿Qué podría esperarse del encuentro de este domingo? Es fácil que el técnico catalán apueste por un sistema al contraataque aprovechando las oportunidades que no consiga aprovechar el Pucela, por lo que, aunque pueda sonar a quimera, los de Garitano deberán mostrarse serios en este aspecto. Y es que aún queda mucha temporada, pero la paciencia de los aficionados no es infinita.
Curiosidad del rival de esta jornada: Otra temporada más, el Llagostera se encuentra con que el Camp Municipal d’Esports no cumple con los requisitos mínimos para Segunda División, con lo que cada dos semanas toca jugar en la comunidad vecina de Santa Cristina de Aro. El año pasado se llegó a plantear la posibilidad de acondicionarlo… pero la falta de presupuesto lo hizo del todo imposible, al menos a corto plazo.
