Omar y Sastre volverán a Zorrilla con otra camiseta, después de haber vestido la del Real Valladolid durante tres temporadas, y lo hacen acompañados del ex del filial Rubén Peña
En el fútbol, como en la vida, hay personas que nos traen buenos recuerdos y otras malos. Depende de muchas cosas, claro, y cada uno es un mundo diferente y ‘vende’ su historia como más le conviene. Por el Real Valladolid han pasado muchísimos jugadores, es lo que tiene ser un club con 87 años de historia y ser uno de los históricos pese a la situación actual. Han vestido la camiseta blanquivioleta auténticos ídolos que cualquier aficionado de bien tiene grabado en su memoria. Otros pasarán a la historia por el gol del ascenso, por una expulsión, por ser el que más minutos vistió esta elástica.
También los hay en el polo opuesto. Jugadores de los que se tiene un mal recuerdo, seguramente, porque en su día se lo ganaron a pulso. Y también hay otros que ni fu ni fa. Ni están en un grupo ni están en otro porque su paso pasó más bien desapercibido por diferentes casos. Para gustos los colores, claro, pero podríamos incluir en este último bombo a Omar Ramos y a Lluís Sastre.
El canario y el mallorquín pertenecieron durante tres temporadas a la entidad blanquivioleta. Recalaron en la capital de Castilla y León en la campaña 2012/13. Sí, la del regreso a Primera de la mano de Miroslav Djukic tras un ascenso sufrido y más que merecido. Y si juntos llegaron (aunque en diferentes semanas) juntos se fueron. En esos tres años como albivioletas, sus actuaciones y números fueron más bien discretos y nunca consiguieron asentarse en sus demarcaciones. Sus minutos como jugadores no reflejan eso, puesto que, aunque no jugaron todo lo que quisieron, Omar disputó 2.422 minutos en su primer año como blanquivioleta y Sastre hizo lo propio con 1.380.
Pero como todo, los ciclos antes o después se acaban. Lluís Sastre hizo las maletas en junio porque su contrato así lo decía. En cambio, Omar adelantó un año su marcha, ya que la relación contractual con el Real Valladolid era hasta 2016. Casualidad o no, los dos separaron sus caminos de la entidad del Pisuerga y se han vuelto a unir bajo el ala del club pepinero. Los insulares pertenecen al Leganés por dos y una temporada, respectivamente.
Con la undécima jornada liguera recién finalizada, pero con el punto de mira puesto ya en la duodécima, ambos jugadores regresan a la que fue su casa, Zorrilla, con unos números no demasiado dispares entre sí. Lluís Sastre ha disfrutado de 611 minutos, una media de 55’45 por partido. En siete de ellos ha sido titular, aunque tres los vio terminar desde el banquillo. Por su parte, Omar ha jugado menos, un total de 429 minutos repartidos en nueve partidos, seis de ellos como titular, de los cuales, en cuatro, no acabó sobre el césped.
Ambos saben lo que es marcar gol con la camiseta blanquiazul. Sastre dio la victoria a los pepineros en el último minuto ante el Albacete en la séptima jornada liguera. En cambio, Omar hizo lo propio en Copa del Rey y su gol bien valió un pase a la siguiente ronda del ‘torneo del KO’. Si los dos se han estrenado es su faceta goleadora, aún no lo han hecho como asistentes, y es que, ninguno ha logrado dar un pase de gol a sus compañeros en los doce tantos ligueros que el Leganés ha marcado.
En el apartado disciplinario, los exblanquivioletas tampoco destacan, ni por exceso ni por defecto. El centrocampista ha visto tan solo una cartulina amarilla en los once partidos disputados hasta el momento. Omar Ramos ha visto tres, por lo que la media de cartulinas amarillas del canario es más alta. Y los dos cometen más faltas de las que reciben, aunque los datos están bastante equilibrados. Seis faltas cometidas por cinco recibidas en el caso de Sastre, y siete hechas y cinco sufridas en el caso del canario.
Sin embargo, no serán los únicos expucelanos que regresen a Zorrilla. Con ellos vendrá, si así lo estima Asier Garitano, Rubén Peña. El abulense militó en el Real Valladolid B en la campaña 2012/13, como sus actuales compañeros y logró debutar en Primera División ante el Valencia de la mano de Djukic. Fue su única temporada aquí. Disputó 1.725 minutos con el filial en veintitrés encuentros, marcando dos goles. Con el primer equipo jugó 230 minutos, en cuatro partidos de Liga y dos de Copa del Rey. De los tres, es el futbolista que menos ha podido disfrutar del balón esta campaña, puesto que en su casillero particular suma 330 minutos divididos en seis partidos.
Seguramente, cuando pisen el verde de Zorrilla o se pronuncie su nombre por megafonía, nadie les brinde un aplauso porque estén en ese grupo que ni frío ni calor. Pero para ellos será especial. Es imposible no tener cariño a un club que les ha dado la posibilidad de jugar en la que dicen que es la mejor liga del mundo. Ellos han podido jugar en Primera División con la blanquivioleta. Que no es poco.