Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Pilas cargadas, una Navidad que no puede pesar y ganas de seguir con una línea ascendente que se había dejado el año pasado. El parón liguero no puede afectar a un Real Valladolid que, ahora sí, por fin parece haber despertado de un largo letargo casi mediada la Liga, quién sabe si demasiado tarde. Pero solo hay una forma de comprobarlo, y no es otra que tratar de encadenar la que sería la tercera victoria consecutiva tras hacer lo propio con Albacete y Tenerife.
Eso sí, el rival que espera esta semana no se trata de un cualquiera. Todo un clásico de Segunda División como es el Girona, que quiere romper una racha de cuatro partidos sin puntuar de tres. Y es que esta no está siendo la mejor temporada de los catalanes, al menos por el momento. Más de uno suspira en la grada de Montilivi pensando en lo que pudo ser el ascenso directo y que no fue, si bien este lunes solo quedará centrarse en el Real Valladolid.
Por los pelos
Si algo fastidia más que no conseguir un objetivo es no hacerlo por los pelos, por el canto de un duro, que diría el refranero popular. Sin duda, el destino castigó a un Girona que en la actualidad no es ni la sombra de lo que fue el año pasado –ahora mismo ocupa el decimoséptimo puesto de la tabla con diecinueve puntos, empatado con el descenso- y que vio como el ascenso se le escapó hasta en dos ocasiones. ¿Es eso posible?
Sí. En primer lugar, después de una temporada apoteósica en la que acabarían cosechando 82 puntos de la mano del míster Pablo Machín, lo cual sería en muchas temporadas digno de un ascenso directo, este se escapó en el último minuto. La última jornada, frente al Lugo en Montilivi, un gol del conjunto gallego en el añadido de la competición propició un empate que dejó fuera a los rojiblancos. Duro, cruel, calamitoso, llámenlo como quieran. El rizo llegó después en el play off, cuando tras un contundente 0-3 en La Romareda en la ida, el Zaragoza remontó con un 1-4 en casa del Girona. Para echarse a llorar.
Pero eso ya es agua pasada, o al menos eso se intenta. La historia dice que el conjunto catalán firma una buena temporada y una mala de manera alternativa, cosa que por el momento se está cumpliendo. Pablo Machín se ganó la renovación hasta 2018 a pulso tras salvar en la 2013/2014 al club y dejarlo a la puerta de la Liga de las estrellas el año pasado, pero en la actualidad las cosas no marchan tan bien, merced de cuatro victorias, siete empates y siete derrotas en dieciocho partidos.
No será el Girona el que se rinda, en todo caso. Si bien es cierto que los últimos encuentros no están siendo los mejores para los de Machín –al empate en el último partido ante el Mallorca por 1-1, se unen dos derrotas y un empate ante Elche y Córdoba en el primer caso y Tenerife en el segundo-, la esperanza de levantarse este lunes frente al Real Valladolid está presente.
Plantilla justa

Para esta ocasión el Girona ha tenido que tirar de imaginación para intentar conformar una plantilla de garantías, y es que la economía de guerra es un hecho. Juanca y Cifu hicieron las maletas buscando destinos mejores, algo que también hizo el máximo artillero la temporada pasada como es Sandaza.
Lo cierto es que por ahora el equipo está acusando las bajas, con lo que el mercado invernal se mira con interés para mejorar lo existente, más allá de un Dejan Lekic que acaba de incorporarse. Todavía queda algún que otro hueco por rellenar, con lo que es fácil que pronto salgan más nombres.
Mientras tanto, mirando los diecisiete goles marcados y los dieciocho encajados por el momento, parece claro que la dependencia de Jairo Morilla y Jaime Mata, ambos con cuatro dianas cada uno, empieza a convertirse en realidad. Carlos Crerc y Lejeune, una de las revelaciones del año pasado, parecen haberse consolidado en la defensa, pero es obvio que la cosa está pendiente de mejorar. Lo cierto es que no se están viendo grandes partidos por Montilivi por el momento, algo a lo que la afición no está acostumbrada tras el año pasado.
Así las cosas, a Machín le está pesando en exceso la fuga de jugadores, pero no por ello ha renunciado al juego por bandas que desarrolló durante gran parte de la temporada pasada, tan exitosa. Ante el Pucela este lunes habrá que ver con qué sistema parte el entrenador soriano, toda vez que el fuego del descenso empieza a quemar por la espalda al conjunto gerundés.
Curiosidad del rival de esta jornada: El Girona se trata del equipo más ‘veterano’ en cuanto a experiencia en la categoría, por lo menos en cuanto a temporadas consecutivas. El club catalán lleva ocho años pululando por los campos de Segunda, lo cual le consolida como un clásico en los tiempos recientes.
