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El Promesas anula al Guijuelo

por Jesús Domínguez
24 de enero de 2016
Foto: Rosa M. Martín

Foto: Rosa M. Martín

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El filial del Real Valladolid suma tres puntos importantísimos en un derbi que dejó encarrilado en los veinte primeros minutos

 

Juliá y José || Foto: Rosa M. Martín
Juliá y José || Foto: Rosa M. Martín

Decía hace una semana Ángel Viadero, entrenador del Burgos CF, que el Promesas se había mostrado como un filial atípico. La sensación se repitió en el Municipal de Guijuelo, pero poco importó. Siendo “poco filial” el Real Valladolid B se hizo con tres puntos importantísimos que le permiten abandonar la posición que ocupaba de play-out.

El choque se preveía intenso en el reencuentro con Rubén de la Barrera, antiguo técnico del filial, y así fue, aunque solo por parte de uno de los dos equipos. El suyo, el actual, el Guijuelo, se vio totalmente superado por los de Borja Jiménez en los primeros veinte minutos. No practicó un fútbol al uso de su condición, quizá, pero mostró madurez al explotar un pragmatismo hasta hace poco extraño y que empieza a convertirse en costumbre.

Los blanquivioletas, sabedores de cuál es la apuesta de fútbol del rival, toda vez que conocen a su técnico más que de sobra, salieron presionantes, hasta el punto de que en el primer tramo de encuentro no era nada raro ver a Anuar en el balcón del área, presionando la salida del balón.

Así logró el Promesas anular al Guijuelo; yendo arriba a amedrentarle, siendo intenso y solidario. De esta manera logró robar unos cuantos balones, o cuanto menos impedir que corriera con fluidez en los pies de los locales.

En un abrir y cerrar de ojos, la distancia se hizo insalvable. A los cinco minutos, José agarró el esférico en el pico derecho del área, se adentró ligeramente y disparó a puerta, tiro que se convirtió en el cero a uno con la connivencia de un Kike Royo que fue incapaz de repelerlo. En el catorce, y después de que Caye errara un pase de la muerte servido por José, el talaverano aprovechó un pase de Toni para hacer el cero a dos en un mano a mano.

Al Guijuelo le temblaban las piernas, incapaz de salir con el balón jugado. Como el enemigo incomodaba y la situación no es buena, tras cosechar ocho derrotas en los once últimos encuentros (ahora, nueve de doce), las dudas eran todas. El cuero quemaba y se tocaba mal o directamente desaparecía con presteza de los pies chacineros, como si fuera la patata caliente aquella del ‘Grand Prix’. Esto favoreció al Promesas, aunque no le quitó mérito.

Cada vez que pisaban campo rival, los vallisoletanos lo hacían con contundencia. Así fue durante todo el primer periodo. Antes de que llegara a su conclusión, bastante antes, Caye Quintana hizo el cero a tres desde el punto de penalti, cometido por Chema Antón sobre el punta de Isla Cristina. Corría entonces el minuto veinte, quedaba un mundo. Y como mundo que era, el duelo amenazaba con hacérsele demasiado extenso a los salmantinos.

Toni robó a Palazuelos cerca de la media hora y asistió a Caye, pero Kike Royo, esta vez sí, se mostró seguro al hacer una intervención de mucho mérito que evitó el cuarto. Antes de que se cumpliera ese primer tercio de encuentro, el propio Palazuelos fue sacrificado. Porque algo había que hacer. Porque el Guijuelo no estaba. Estuvo luego, aunque antes se vio sometido a nuevas intentonas. Arroyo, con un disparo fuerte y alejado, obligó de nuevo a Kike Royo a intervenir y despejar a córner.

Solo el silbatazo que daba inicio al tiempo de asueto impidió que la sangría siguiera. La sensación de peligro era continua, gracias a lo rápido que transitaba el Promesas. Junto, que no cerrado, trabajador infatigable, robaba y provocaba muchas pérdidas, que le permitían transitar muy rápido en campo rival. Así, destacaron sobremanera José y Toni, siempre dinámicos, Caye, fajador, y un Renzo Zambrano al que en ocasiones le sigue sobrando un segundo de pausa, aunque cada vez menos.

 

Higinio || Foto: Rosa M. Martín
Higinio || Foto: Rosa M. Martín

Cabeza y a seguir

La segunda parte cambió la decoración por el interés de los unos y el afán de los otros. El Guijuelo quiso hacer como si nada hubiera pasado y lavar la imagen a partir de la creencia de que el partido seguía cero a cero. Como no, como iba cero a tres, el Promesas se dedicó a gestionar la renta con inteligencia. Dio el paso atrás que se negó a sí mismo en el primer periodo, se juntó todavía más y se dedicó a rechazar las acometidas salmantinas. Sin renunciar a que en una contra pudiera llegar un cuarto gol.

Pino y Carlos Ramos, con sendos disparos, pusieron a prueba a un Julio inédito hasta entonces. La cabeza decía que no, pero el corazón latía, aunque lentamente, de modo que aunque nunca pareció que fueran a voltear el resultado, al menos sí dio la sensación de que bueno, de que quizá podrían arreglar un poco las cosas. Sin embargo, antes de ver puerta recibirían ese cuarto tanto, obra de Renzo Zambrano, después de una bonita acción al contragolpe en la que Higinio dio un taconazo para José, que se la dio al vinotinto para que embocara por primera vez en España.

El debutante Higinio puso mucha voluntad y se plantó en un par de oportunidades en las inmediaciones del área. Como él, se estrenó también Juliá, fuerte, físico, y no rehusó disparar un par de faltas para demostrar que uno de sus fuertes es el tiro lejano. Sin embargo, no tuvo incidencia en el resultado. Como sí tuvo Carlos de la Nava, uno de los hombres de refresco que introdujo Rubén de la Barrera, y que remachó a las mallas el rechazo de Julio ante el penalti que lanzó Aspas, cometido por Cristian.

Fue lo único que se pudieron llevar a la boca los locales, incluso después de la leve mejoría experimentada tras el descanso. No les sirvió para más, ni siquiera como motivación y clavo ardiendo de cara a próximos encuentros, ya que no acabó de dar sensación de acoso. Ligó algún pase, pero debido a ese paso atrás del filial. De hecho, Ayub nunca se encontró; estuvo muy alejado de la raíz de la jugada y nunca llegó a generar juego.

La goleada espolea más aún los ánimos del Promesas, que abandonan la posición de play-out. Es un espaldarazo más a la nueva forma de obrar, “menos filial” y más competitiva, (aunque) potenciando la línea de atacantes, virtuosa cuando galopa y con el balón en los pies. La racha, de cuatro encuentros sin perder (ocho puntos de doce), supera a la de los siete de quince de las primeras cinco jornadas y ha de seguir frente al Tudelano, el próximo domingo a partir de las doce del mediodía.

 

CD Guijuelo: Kike Royo; Piojo, Ramiro (Javi Rey, min. 55), Chema Antón, Ángel Sánchez; Ayub, Palazuelos (Pino, min. 27); Raúl Ruiz (Aitor Aspas, min. 62), Carlos Ramos, Luque; y De la Nava.

Real Valladolid B: Julio; Arroyo, Cristian, Iván Casado, Royo; Anuar (Mario, min. 68), Juliá; Jose (Mayoral, min. 83), Renzo Zambrano, Toni; y Caye Quintana (Higinio, min. 57).

Árbitro: El extremeño Conejero Sánchez amonestó a los locales Chema Antón, Ramiro, Ayub y Luque, y al visitante Anuar.

Goles: 0-1, min. 4: José; 0-2, min. 15: José; 0-3, min. 23: Caye Quintana; 0-4, min. 65: Renzo Zambrano; 1-4, min. 75: De la Nava.

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 22ª en el Grupo I de 2ª B disputado en el Campo Municipal de Guijuelo ante unos 600 espectadores.

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