Con su exentrenador, la SD Huesca no estuvo en descenso. Con el actual, sí

Allá por el mes de noviembre, la SD Huesca decidió destituir al entrenador con el que volvieron a la Segunda División, Luis García Tevenet, a pesar de que en ningún momento habían ‘pisado’ puestos de descenso. Cierto es, cuando esto sucedió llevaba un triunfo en siete jornadas y cuatro seguidas sin ganar y era quien delimitaba la zona caliente.
Quizá no se le pueda culpar de ello –posiblemente–, pero su sustituto, Juan Antonio Anquela, perdió en su debut ante el Mirandés en El Alcoraz. Y cayó en esos puestos. En los que volvió a encontrarse tiempo después, después de la derrota en Mendizorroza ante el Deportivo Alavés. Hoy, a escasísimas fechas de visitar al Real Valladolid en el Nuevo José Zorrilla, cabe hacerse una pregunta. ¿Han mejorado los oscenses tras el cambio de entrenador?
Situación en la tabla al margen, es obligado analizar en qué momento se encontraban cuando Tevenet fue despedido. Acumulaban dieciséis puntos; tres victorias, siete empates y cinco derrotas, así como doce goles a favor y dieciséis en contra.
De esta manera, la media de puntos era de 1’07 por partido, lo que proyectaba 44’94, cantidad que el pasado año habría bastado para salvarse, no así hace dos. Hace tres, de hecho, la SD Huesca descendió con el número redondo, con 45 unidades, una cifra que tampoco en la 2010/11 y en la 2011/12 habría sido suficiente para mantener la categoría. Así pues, aunque la afirmación es arriesgada, se puede decir que los azulgranas llevaban una dinámica pobre, que en caso de no cambiar podría derivar en descenso. Y ya se sabe, en estos casos, la cuerda se rompe siempre por el mismo lado.
En el apartado goleador, el promedio era de 0’8 tantos anotados por encuentro y 1’07 recibidos. Tras el cambio de técnico, con Anquela, marcan 1’18 goles por envite, y ven su puerta perforada 1’27 veces por enfrentamiento. En caso de duda, el averaje habla: antes era de -0’25/partido. Ahora, de -0’09/partido. Dicho de otra manera: sí, han mejorado.
Lo de los puntos es otra historia. En las once jornadas que ‘Anquelotti’ lleva en el banquillo aragonés ha obtenido once unidades, por lo que su media es de un punto por envite, por tanto, ligeramente inferior a la de su predecesor. De seguir así, en los dieciséis partidos que les restan –no hay que olvidar que el fin de semana pasado se suspendió su choque ante el Mallorca– sumaría otros dieciséis puntos, lo que proyecta un total de 43, probablemente insuficientes para mantener la categoría.
Esta dinámica, claro, querrán que cambie desde ya, desde este domingo, desde la visita al Real Valladolid en el Nuevo José Zorrilla. Ahora bien, los números demuestran que no siempre un cambio de entrenador supone el revulsivo que con ello se busca. En todo caso, la intención era esa; dar un giro a la situación, en franca decadencia, con un técnico con un marcado carácter fuerte, precedido de su fama de carismático.
Otro aspecto a comentar es el disciplinario. Tal y como se ha analizado ya en este portal, el Huesca es un equipo protestón, pero menos. Con Tevenet vio 57 amarillas, 13 de ellas por protestar. Con Anquela lleva 25, solo 3 por esa razón. La media general, así se ha reducido de 3’8/partido a 3’1/partido, siendo la del actual míster de apenas 2’27/partido. Eso sí, mientras con Tevenet el cuerpo técnico ‘solamente’ vio dos amonestaciones, con Anquela lleva otras dos y una expulsión, que le impedirá sentarse en el banco de Zorrilla.
Con todo, se ven diferencias entre ambos técnicos; unas más grandes que otras. Lo que no se percibe, como se ha comentado, es una mejora excesiva. No obstante, con el jiennense, los altoaragoneses buscarán luchar hasta el final por la permanencia. En ello Anquelotti tiene experiencia: después de subir al Alcorcón, lo mantuvo dos años en Segunda, como al Numancia los dos últimos cursos.
