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Empate de empaque

por Jesús Domínguez
28 de agosto de 2016
José y Fran Beltrán || Foto: LFP

José y Fran Beltrán || Foto: LFP

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El Real Valladolid deja una sólida imagen, pese al relativo agobio final, y saca un punto de Vallecas

 

Ebert y Balbi || Foto: LFP
Ebert y Balbi || Foto: LFP

El Real Valladolid consiguió sumar un punto en su visita a Vallecas, campo que a buen seguro será de los más complicados de la recién renombrada Liga 1|2|3. Frente al Rayo Vallecano, cuajó un buen partido, en el que demostró empaque y hechuras de equipo. Aunque todavía le siguen faltando algunas cosas, se mostró sereno, y a excepción de los minutos finales, en los que los vallecanos encimaron, no se vio demasiado encimado.

Si fuera un combate de boxeo el choque tendría resultado nulo, o bien el triunfo sería cerrado y a través de las cartulinas para los blanquivioletas. Pese al arreón final, típico del peleador que se sabe perdedor, el Rayo no agobió en exceso a un rival que de nuevo supo clavar bien los pies en el tapiz y, buen fajador, cerró cualquier resquicio posible por el que entrara un golpe ganador. El crono corrió con él a la contra, pero eso no inquietó a un Real Valladolid que se encontraba cómodo.

Los de la franja salieron mandones, pero desde el comienzo hubo equilibrio en el dominio. El balón quizá era local, pero los visitantes dominaban el espacio, bien plantados en la línea que divide el campo en dos, sin presionar la salida, pero sí al poseedor cuando comenzaba la segunda fase del juego, la de creación. De esta manera los de Paco Herrera impidieron que en el bando contrario hubiera claridad, lo que dejó las ocasiones en el primer acto en algo anecdótico y reservado a un tímido testarazo de Javi Guerra y un disparo desde la frontal de Trashorras.

Cierto es que tampoco es que generaran ellos en demasía. Iban Salvador fue de nuevo un incordio y dispuso de un disparo que llevó cierto peligro a la puerta de Toño. Mata marcó pero el gol fue anulado por fuera de juego. Y de nuevo el pequeño guerrero africano pudo hacer el cero a uno, aunque cruzó en exceso en un mano a mano que todo el mundo vio más sencillo que él.

La inquietud no era mucha, ni en uno ni en otro lado. Después del entretiempo, la cosa no cambió mucho, aunque sí hubo oportunidades más claras, como una franca de Mata que despejó Toño o una clarísima de Ebert que, solo, pese a contar con el único desajuste (al menos grosero) de la zaga negra y violeta, no supo dirigir el cabezazo donde no estuviera Becerra.

El guardián del Averno volvió a mantener la portería a cero –solo el Levante está en una condición igual en estas dos jornadas– gracias a un gran trabajo del equipo y a su valentía, que evitó no ya las ocasiones rayistas, sino a veces que estas se sucedieran. Y en ese buen trabajo defensivo se construyeron las bases del punto a la postre obtenido, con un reajuste ya conocido: la entrada de Álex Pérez para dotar de mayor fortaleza a la zona trasera después de que saltara al campo Manucho.

Aunque intimidó, como el típico pívot grandote de la NBA, el angoleño no tuvo acciones claras con marchamo de gol. Álex Moreno intentó poner en apuros a Moyano, pero fue incapaz, ya que el capitán rayó a un gran nivel. Y mientras tanto, en ataque el Pucela se encomendó a Jaime Mata, que provocó una amarilla justísima a Trashorras después de un eslalon y una falta que precedió al córner con el que murió el envite.

El juego con dos puntas hizo crecer a los de José Luis Sandoval en los minutos finales, pero, decíamos, aquello sirvió de poco. Como el boxeador que tenía enfrente sabe defenderse y cerró la guardia con inteligencia y acierto, no se hizo merecedor de obtener más que un punto, no digamos ya acreedor de algo más que el ‘nulo’ obtenido.

Nulo que no es moco de pavo para ninguno de los dos contendientes, toda vez que al rival se le presupone, como poco, la condición de candidato a estar arriba al final del curso. El punto, por tanto, ha de entenderse como algo positivo, quizá más para el foráneo, un Real Valladolid que supo que a falta de poder llevar la iniciativa (porque no pudo, y tampoco lo extrañó), al menos debía ser capaz de tener el suficiente empaque como para no realizar concesiones.

Y así, continúa en la buena dirección (“vade retro, Satanás”, dirá alguno al leer la frase), con cuatro puntos de seis, adoleciendo del tan reclamado punta, pero sólido mientras intenta crecer en el juego con el balón. Cuestiones, todas estas, que son el mínimo presentable el sábado a las 18:00 horas frente al Girona, en el que podría ser llamado partido de ferias.

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