El Real Valladolid Promesas recibe este domingo a partir de las 12:00 horas a Osasuna B, sin presión, pero con la ilusión de seguir sumando

Trece puntos de los últimos quince jugador y tres victorias consecutivas en casa son unos números lo suficientemente halagüeños como para seguir creyendo en un Real Valladolid Promesas que tiene ya media salvación en el bolsillo. Las veintidós unidades que suman los pupilos de Rubén Albés, así como esos datos antes ofrecidos, invitan a ser optimistas, sí, pero también a rechazar cualquier tipo de presión hacia el filial.
La actual racha de los blanquivioletas es, junto a la del Coruxo FC, la segunda mejor del Grupo I de la Segunda División B, solo mejorada por una Cultural y Deportiva y Leonesa a la que nadie es capaz de meter mano y que continúa invicta después de la remontada obrada este sábado en A Malata frente al Racing de Ferrol. La intención, con todo, será seguir esta estela cuanto se pueda, empezando por intentar sumar ante el próximo rival en el envite de esta jornada, que tendrá lugar este domingo a partir de las 12:00 horas en los Campos Anexos al Estadio José Zorrilla frente a otro filial, el del Club Atlético Osasuna.
Al igual que el conjunto vallisoletano, Osasuna B llega aupado en una posición tranquila como es la novena, con dieciocho unidades, cuatro menos que aquel a quien visita este fin de semana, cinco más que los puestos de descenso y cuatro por encima del play-out. De esta manera, respira tranquilo, lo suficiente como para esperar de él que despliegue en Pucela un juego desenfadado, o por lo menos todo lo que dejen las condiciones en las que se disputará el choque (se prevén lluvias a la hora del partido, lo que empeoraría el estado del maltrecho césped sintético).
Después de tres años en Tercera División, el filial osasunista ha vuelto esta campaña a la división de bronce del fútbol patrio, con un ascenso que ha ido de la mano del conseguido por el primer plantel. Dirigidos por el exjugador José Manuel Mateo, que acumuló más de doscientas apariciones con la remera rojilla, tienen un once tipo formado por jugadores de veintidós y veintitrés años y con cierta experiencia en la categoría, salpimentado por otros más jóvenes como Barja, junto a Miguel Díaz, su máximo goleador, con seis tantos.
No obstante, es sabido que esto no tiene porqué ser problema para un Real Valladolid B que se está moviendo como pez en el agua en la categoría, como si su media de edad fuera también mayor. Así, en la capacidad competitiva y de hacer que no se note su juventud, está una de las claves del buen hacer del segundo equipo blanquivioleta, en el que Mayoral e Higinio están en estado de gracia —siempre que marcan el filial gana–.
Tal y como se ha comentado, la presión no existe, pero sumar veinticinco puntos en quince jornadas sería subir otro peldaño de cara a la permanencia y seguir por encima de los guarismos que hizo Rubén de la Barrera en el mismo periodo de tiempo hace dos campañas. El técnico coruñés, cabe recordar, había sumado diecinueve puntos en catorce fechas (tres menos que ahora) y alcanzó los veintidós en la decimoquinta.
Por lo tanto, aunque esto pueda resultar anecdótico, puede suponer otro reto para un Promesas ambicioso y que no quiere parar de competir y crecer. Para ello, eso sí, Rubén Albés no podrá contar con los lesionados Rubén y Deve, con Rai Marchán, que cumple ciclo de amonestaciones, ni con Renzo Zambrano, que ha vuelto de sus partidos con Venezuela con una lesión muscular que le hará estar un mes de baja.
El técnico vigués repetirá la citación del pasado fin de semana, cuando sus pupilos vencieron al CD Izarra por dos goles a uno, con la salvedad de la comentada ausencia de Rai, que deja en el aire la incógnita de quién será su sustituto en el once. Así, los diecisiete convocados son: Dani, Embela, Arroyo, Mario Gómez, Calero, Mario Robles, Royo, Corral, Anuar, Miguel Marí, Mayoral, Dani Vega, Samanes, Higinio, Iván Martín y los juveniles Mito y Juan, que jugaron este sábado en León con el División de Honor.