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“La salud del arbitraje en Valladolid es entre buena y muy buena, pero queremos más”

por Jesús Domínguez
17 de enero de 2017
en Noticias
Zancada Lobato y Undiano Mallenco || Foto: FCyLF

Zancada Lobato y Undiano Mallenco || Foto: FCyLF

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Jesús Zancada Lobato charla con Blanquivioletas tras estar presente en el Sevilla – Real Madrid y en el FC Barcelona – UD Las Palmas y días antes de que dé comienzo un nuevo cursillo para nuevos árbitros

 

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A la izquierda, Jesús Zancada Lobato, antes del FC Barcelona – UD Las Palmas

El verbo fácil de Jesús Zancada Lobato denota pasión. Es intenso, habla rápido, como envía veloz el balón hacia arriba el zaguero cuando se aproxima el tiempo de descuento. También es defensor de lo suyo, aunque no juega con el marcador. Su posición depende también del dibujo que esboza un técnico, o de cómo se mueven otros, pero no un rival. Su enemigo no es el jugador, sino el error. El objetivo, no cometer ni uno.

Aunque tiene otro, que va más allá de su presencia en los grandes estadios como asistente número dos de Alberto Undiano Mallenco–. Como director técnico del Comité Técnico de Árbitros de Valladolid ejerce una importante labor de formación de los árbitros no ya del futuro, sino del presente.

 

En menos de 48 horas pasaste del Sevilla – Real Madrid de Copa del Rey al FC Barcelona – UD Las Palmas. ¿Qué se siente en escenarios así?
Un gran placer. Uno se acuerda de muchas cosas de todos estos años; te vienen a la mente recuerdos de los comienzos, miras arriba y te preguntas “¿dónde estoy?”. En días así me acuerdo de la gente que empezó conmigo, porque el esfuerzo está ahí, pero también hay que tener una pizca de suerte para poder demostrar que vales. Pensando en los chicos a los que estamos formando, me gusta animarles diciéndoles que con esfuerzo, confiando en ellos mismos y con confianza, pueden llegar a la élite del fútbol mundial y a estar en partidos como esos.

 

¿Se llega a disfrutar de esos partidos?
Se disfruta antes y se disfruta después. Al salir, por ejemplo, al Sánchez Pizjuán, no eres ajeno a cómo la gente empuja, pero en el momento en el que te marchas a tu posición se te olvida todo eso y solo ves rayas blancas, once jugadores contra otros once y que al penúltimo defensor con el delantero. Hay que estar totalmente activado los noventa minutos sin que se te vaya un detalle. No puedes perder la concentración un solo segundo, porque de la nada surge todo.

 

¿Uno llega a normalizar esas apariciones en la élite y en esos partidos de alto nivel?
No. En cada momento, desde que ascendí hace seis años, tengo la ilusión del primer día. Es algo que no he perdido, y así se lo hago ver a los chicos que entrenan conmigo o a los que empiezan con nosotros, a los del último cursillo o a los del siguiente. El próximo partido es siempre es siempre el más importante, da igual la categoría que sea o qué equipos se enfrenten; tienes que estar centrado en todo momento.

 

¿Es fácil hacérselo ver a quienes están comenzando o tienen menos experiencia?
Fácil en este mundo no hay nada, pero así lo tienen que ver. Yo, cuando pito en Valladolid, lo doy todo; en el penúltimo partido que me choqué con una jugadora por ir al límite y en el último me hice diez kilómetros y medio. En todos los partidos intento demostrar la categoría que ostento y trato de dignificar a los equipos que se enfrentan, y ellos tienen que hacer lo mismo, demostrar que se toman en serio todos los partidos, a sabiendas de que tienen que convivir en el error. Tienen que ser honestos en el esfuerzo, justos en sus decisiones y pitar o marcar lo que vean, pero a sabiendas de que existe ese factor error.

 

¿Y eso cómo se inculca?
Es que el arbitraje es un deporte que te tienes que tomar en serio. Nosotros vivimos para esos partidos. El siguiente partido que tiene cada jugador es su próximo partido de Champions. Esa semana los equipos se entrenan para ese partido con toda la ilusión, sea cual sea su categoría. Esa ilusión y ese trabajo merecen ser dignificados; el árbitro se lo tiene que tomar de la misma forma: como el partido más importante.

 

Hablabas antes de naturalizar el error. ¿Cómo se consigue?
Es algo que es difícil de asumir. A veces, sobre todo cuando empiezan, no lo entienden y lo pasan mal. Entonces hay que darles cariño y mostrar comprensión, hacerles ver que tienen que equivocarse, que están aprendiendo, y que tienen que evitar esos fallos, pero que son humanos y el error les va a acompañar durante su carrera. Yo llevo veintiocho años arbitrando y sigo cometiendo errores, a veces de gran repercusión. El error es lícito, porque hay cosas que no se ven o que no se saben. Por eso también debemos seguir estudiando siempre. Yo en mi mesita de noche tengo el reglamento y lo leo todos los días; nunca se sabe todo.

 

Zancada Lobato Undiano Mallenco
Jesús Zancada, junto a Undiano Mallenco, en la charla del segundo en la FCyLF

Sabiendo todo eso, ¿cómo se le mete el gusanillo a quien quiere empezar?
Se lo meten ellos solos al empezar a arbitrar, nosotros lo único que hacemos es enseñarles ese camino, darles a conocer la gran familia que somos y que no les vamos a dejar solos. Hace poco un padre me preguntó que qué habíamos hecho a su hijo y yo no entendía nada. A lo que se refería es a que solo piensa en el arbitraje. Lo que hacemos es intentar hacerles ver que se van a formar como personas y que van a ser tratados y educados como yo educo y trato a mis hijos. Al final son eso, mis hijos deportivos. Por eso, cuando hablo con gente de otros comités y me preguntan si entreno solo o con mi preparador físico siempre digo que yo entreno con mi familia arbitral, como uno más, como cualquier chaval que ha empezado antes de ayer.

 

¿Y qué es lo que aporta el arbitraje a los aspirantes o a quien forma parte del colectivo?

Cuando entran, yo siempre les pido que sean buena gente, que se esfuercen, que no dejen los estudios y que sean disciplinados, en esos estudios, en los entrenamientos y en la vida personal. Ese esfuerzo y el sacrificio son valores intrínsecos al arbitraje, como la personalidad y el rigor. El arbitraje es duro, en muchas etapas sales solo al campo, no es un equipo en el que te puedes rodear de compañeros. Pero también me gusta hacerles ver que si se esfuerzan pueden tener su recompensa.

 

Y al padre reacio, ¿cómo se le convence?
Yo solo les pido que les dejen arbitrar, y que si ven que sus hijos están sufriendo, que se lo lleven, pero que si ven que están disfrutando, que dejen que sigan pitando. Hace poco una madre me decía que tiene ganas de que su hija salga del campo y diga que es el último día que pita. La chica sale y es consciente de que comete errores, porque apenas lleva unos meses pitando, pero está contenta y quiere seguir equivocándose, porque ese error implica afán de superación y de mejorar. Y así hoy se ven pitando a un prebenjamín, pero mañana se ve para pitar a un alevín y para seguir creciendo. Y además les digo también que sus hijos siempre tendrán el apoyo del Colegio, que intentaremos que estén arropados y darles una buena formación.

 

Para mejorar esa formación habéis dado un nuevo impulso incluso apostando por la entrada en el Colegio de un entrenador.
Lo de Álex [Francisco] ha supuesto una vuelta de tuerca total. La idea de que entrara surgió el año pasado y no podíamos rechazarlo. Pensándolo en términos de una empresa, creemos que como equipo directivo creceremos si podemos fichar a alguien que es bueno en su materia y que nos va a dar algo distinto y de calidad. Cuando más cualificado esté el entorno, más productiva será la dirección que está tomando la Delegación Provincial. Por eso apostamos también por charlas con distintos profesionales como de la comunicación o de compañeros de la élite, por clases de inglés… 

 

Lo cierto es que esa forma de proceder os da la razón: en el primer cursillo se batió el récord con veinticuatro nuevos árbitros y en el próximo, pese a ser la primera vez que se celebra un segundo cursillo, hay bastantes apuntados. ¿Cómo ves ese crecimiento?
Con humildad y sabiendo que es fruto de un trabajo que debe continuar. Nos sentimos muy bien tratados y la relación con los clubes es buena; todo el equipo directivo va por los campos y nos tratan de capricho. El responsable de formación [Juan Carlos Alonso] sabe cuáles son mis criterios y mis principios, y también que no se me ha olvidado de dónde vengo y que yo empecé a pitar en campos de tierra. Por la categoría en la que estoy estoy viviendo cosas muy buenas, pero no se me olvida mi primer partido en San Viator o mis muchos partidos en Segunda B. El trabajo es algo que llevo en las venas, pero es que además tenemos unos colaboradores y una directiva, con Javier Tejedor a la cabeza, que son impresionantes. 

 

Zancada Lobato
Zancada Lobato, a la izquierda, en un partido en el Santiago Calderón entre Atlético de Madrid y Real Madrid

En estos cursos se ha hecho especial hincapié en el interés de que se apunten más chicas y más jóvenes. ¿Por qué?
El fútbol femenino es algo que está en auge y eso es algo a lo que no podemos permanecer ajenos. Hemos estado hablando con los clubes que tienen equipos femeninos y están colaborando; tal es así que hay varias chicas apuntadas que juegan en el CD Parquesol y en el San Pío X, y que en estas primeras etapas podrán compatibilizar el juego con el arbitraje. Ellas mismas se tienen que dar cuenta de que si están bien físicamente, tienen motivación y trabajo, tienen más posibilidades de llegar a ser internacionales que un chico, porque aunque nadie regala nada, al haber menos, son más requeridas. Y el interés por los jóvenes es muy simple: el joven de hoy, es el presente de mañana.

 

Ya para terminar, ¿cuál es la salud del arbitraje en Valladolid?
Entre buena y muy buena, aunque siempre vamos a querer crecer. Actualmente estamos dos personas en LFP, tenemos a dos en Segunda B, diez en Tercera División… pero queremos más. Yo soy un martillo pilón, dicen mis compañeros, pero es que creo que hay mimbres para seguir creciendo, porque tenemos una cantera impresionante de la cual la gente no es consciente. Ya en Regional tenemos una cantera importante de árbitros muy buenos, y llevamos unos años bien en Primera Provincial. Nuestros árbitros van creciendo desde pequeños, con mucho sacrificio, pero ese sufrimiento y ese esfuerzo al final se verá reflejado. Al que trabaja bien al final siempre le llega el éxito.

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