El lateral derecho es el único jugador que ha disputado todos los minutos. Ha dado varias asistencias y se ha destapado como un jugador fundamental
Quién iba a decir que Javi Moyano iba a ser a estas alturas tan importante en el Real Valladolid como lo es hoy día. La revelación, que carece de todo afán de faltar al respeto del jienense, tiene que ver con que la temporada pasada, la primera en la que vistió la zamarra blanquivioleta, se resolvió como un jugador comprometido –de los pocos, o por lo menos de los que más– pero de apariencia limitada.
Y no, no es que en unos meses se haya convertido en Dani Alves, pero su rendimiento es lo suficientemente alto como para considerarlo fundamental en los planes de Paco Herrera. Y además lo es en las dos áreas, porque no solo defiende bien, sino que además aparece en ataque con tanto acierto que ya ha dado varias asistencias de gol.
Llegados a este punto, no es una sorpresa que lo haya jugado todo, ya que está experimentando un momento de forma muy alto, tanto que ha relegado al ostracismo a un Markel Etxeberria al que a buen seguro muchos veían en una disputa más feroz con el andaluz. Picapedrero sobre el tapiz y discreto fuera, no le está dando opción alguna.
Más certero que feroz en la marca, más inteligente que veloz en el seguimiento al rival, ha ampliado ese rango de buen defensor que se barruntaba en sus inicios en Valladolid con unas subidas por la banda que tampoco se caracterizan por una ruptura por físico, sino por una correcta lectura del juego que le han llevado de incorporarse en una segunda altura, como lo hacía en el pasado, a hacerlo también hasta la línea de fondo o incluso en un carril intermedio cercano al costado.
Siendo su desempeño bueno, sufre cuando tiene que enfrentarse a jugadores muy veloces, aunque como Lucho Balbi, es un bastión defensivo y uno de los principales responsables de que Isaac Becerra tenga tan buenos números. No obstante, ni tan siquiera esta debilidad ha generado debate sobre su posición: es titularísimo también para prensa y afición.
Las buenas actuaciones sobre el campo han influido, pero además se ha ganado el respeto de todos con su saber estar. Designado como uno de los capitanes por la plantilla, luce el brazalete cuando no está Rafa, el elegido de Paco Herrera y retornado hijo pródigo. Y lo hace con honor, igual que en Jaén o Tenerife; con una profesionalidad que hace asemejar su figura a la de Javier Mascherano en el Fútbol Club Barcelona.
Como es humano, no sería de extrañar que en algún momento Moyano experimentase un bajón que lleve a Paco Herrera a rotar, por no hablar de otras eventualidades como alguna posible lesión o un cumplimiento del ciclo de amonestaciones (si bien ha llegado al ecuador liguero con tan solo tres). Tanto si esto se da como si no, visto lo visto, lo que es seguro es que no abandonará su rol de trabajador y silencioso líder.