Naranjas y franjirrojas se reparten los puntos en un partido intenso y abierto hasta el final, en el que hubo ocasiones claras como para que hubiera pasado cualquier cosa

En fútbol, en muchas ocasiones, se asocia el jugar bien con hacerlo con un determinado estilo de juego, según las últimas corrientes, más de toque. Sucede, como en la vida en general, sin embargo, que no hay una verdad absoluta, y sí distinta maneras de entender las cosas. Todo aquel que asocie que jugar bien es hacerlo encadenando un número más bien elevado de de pases y –a poder ser– avasallando al rival creerá que no es eso lo que hicieron CD Parquesol y Rayo Vallecano B.
Y sin embargo así fue: sin practicar un juego muy dado a sobar el esférico, brindaron al Saso un muy buen partido, en el que escenificaron su igualdad con un empate que debe dejar satisfecho a todos, ya que ninguno de los dos equipos fue netamente superior al otro.
Si acaso, en una valoración porcentual ganarían las naranjas 55-45, aunque las franjirrojas dispusieron también de sus oportunidades para llevarse el encuentro. De hecho, pudo pasar cualquier cosa, por más que no fuera el espectáculo que, por otra parte, ambos conjuntos son capaces de ofrecer. Tirando de tópico, pudo resolverse por detalles, aunque al final el marcador hizo justicia a lo visto.
Salieron mejor las parquesolinas, o por lo menos teniendo el balón en un primer tramo que duró más bien poco, exactamente los diez minutos que tardaron las vallecanas en ponerse por delante. Dafne aprovechó un buen pase filtrado para ganar en el mano a mano a Martina y poner el cero a uno en una jugada que se puede considerar marca de la casa, ya que por eso apostaba el Rayo, por acelerar el paso buscando la velocidad en ataque, aunque a costa de eso sus centrocampistas casi no tuvieran el esférico.
Las visitantes solo daban un sentido a sus envíos, y era hacia arriba, a través de una verticalidad que sus atacantes entienden muy bien. El gol fue una prueba de ello, pero no la única, ni solo se vio este afán cuando atacaban. Cuando defendían buscaban la misma intensidad, el mismo dinamismo y la misma orientación: la portería de Martina. Así, y con una presión alta, generaron, si no dudas, al menos sí incomodidad.
Sucede que enfrente había un rival adaptativo, que con frecuencia (por no decir siempre) busca también ser alegre y al que normalmente no le sobra un solo pase. En una acción veloz por el costado derecho, Paulita Román asistió a Ali para que la punta empatara de cabeza gracias a un giro de cuello ‘muy de nueve’, un rol que tuvo que cumplir más si cabe que otras veces debido a la disposición de su equipo.
Sin caer tampoco en el pelotazo, sus compañeras la buscaron más por alto que en otras ocasiones, bien para desasirse de la presión que ejercía el Rayo o bien porque esto, como sus continuos desmarques de apoyo, era un salvoconducto para el centro del campo formado por Barbi, Nata y Tania. Y de una de esas intervenciones, en las que corrió con fe a por un balón a por el que salía Portomeñe, llegó otra ocasión, con un disparo lejano de Barbi que se fue alto.
Antes del descanso, Nata cayó derribada por una defensa cuando se encaminaba hacia la portería, en una acción en la que pidió penalti, opinión no compartida por el colegiado, lo que conllevó que se llegara al entretiempo con la igualdad reflejada en el marcador y con dos equipos que se trataban de neutralizar el uno al otro, siendo, eso sí, el local el que tenía el balón.

El paso por vestuarios pareció dar alas a las naranjas, que salieron en la segunda mitad con muchísima fuerza. Mostraron tal ambición que encerraron a las vallecanas en su mitad del campo durante unos minutos, llegando a disponer de varias oportunidades claras, la que más, una de Nata que encontró una gran respuesta de Portomeñe, ex del conjunto del Saso.
El Rayo B salió vivo del arreón y se sacudió del acoso local buscando a Dafne y a Silvia, sus futbolistas más acertadas. Entonces la igualdad volvió a ser reina, y no dejaría de serlo hasta el tramo final, en el que las visitantes apretaron y obligaron a Martina a salvar un punto gracias a un paradón a la propia Silvia. En lo restante, hubo inquietud en las filas parquesolinas por la amenaza de varias acciones a pelota parada que no fueron a más.
No obstante, el Parquesol pudo salir peor parado en caso de haber decretado penalti el trencilla en una acción de poderío de Pau, muy protestada por los hinchas del equipo de la franja y ante la cual incluso los aficionados locales temieron lo peor, dado que el choque ya estaba en el tiempo de descuento.
El reparto de puntos que certificó el silbatazo final fue justo, debido a que el respeto se impuso a las fortalezas y la igualdad se manifestó casi de principio a fin. Por ello, no le sabe a nadie del todo mal, ni siquiera a pesar de que las chicas de Óscar González no conocen la victoria en este 2017. Y es que su partido invita a no preocuparse: la sólida imagen mostrada ante un más que digno rival es suficiente para mantenerse firme en la cuarta posición.
CD Parquesol: Martina; Crispi, Pau, Rivas, Kela (Paula Martín, min. 86); Barbi, Nata, Tania (Mar, min. 81); Paulita Román, Ali (Villafáfila, min. 90) y Alexia (Judy, min. 77).
Rayo Vallecano B: Portomeñe; Clau, Esther, Marta, Perarnau; Paula (Arancha, min. 72), Ana, Cris, Dafne; Silvia y Ali (Adriana, min. 77).
Goles: 0-1, min. 10: Dafne. 1-1, min. 22: Ali.
Árbitro: Lucas García, asistido en las bandas por Martín Diéguez y Villalba Moreno. Amonestó a la local Kela.