El postrero gol de Adrián dejó los tres puntos en Los Anexos en un partido sufrido, después de una segunda mitad a merced de los vallecanos

Foto: Jesús Domínguez
El Real Valladolid División de Honor logró un triunfo apurado ante el Rayo Vallecano en un partido en el que terminó sufriendo por el asedio de los franjirrojos, aunque fuera más por su acoso posicional que por ocasiones reales. Después de que Benito empatara de penalti en el minuto noventa, Adrián, en el 94′, marcó el gol de la victoria.
Las dos partes fueron bien diferentes, ya que los blanquivioletas cambiaron mucho tras el descanso. En la primera mitad no renunciaron al balón y esperaron a su rival bien plantados, con un bloque medio ya habitual de las grandes citas. Así, fueron capaces de evitar que los rayistas se encontraran cómodos y, a su vez, como estos solían dejar jugar, generaban buen fútbol en las ocasiones en que la posesión era suya.
El primer cuarto de hora dejó claro que se trataba de un partido de poder a poder, en el que el plan de los locales se empezaría a imponer pocos minutos más tarde, exactamente en el diecinueve. Una buena acción por banda izquierda se convirtió en un centro al corazón del área, donde apareció Miguel para rematar en dos ocasiones, la primera al cuerpo de Luis Carlos y la segunda a la jaula, tras coger su propio rechazo. Por si quedaba alguna duda, el gol aclaró los roles: el Real Valladolid sabía esperar; el Rayo, mientras, no se encontraba cómodo ante un rival así.
No porque estuviera cerrado, que en puridad no era así, sino porque el buen hacer defensivo evitaba que surgieran espacios por los que colarse. De esta forma, solo con balones largos a la espalda de la defensa los vallecanos consiguieron llevar peligro relativo a la portería de un Chanza que estuvo a un gran nivel. El cancerbero, por ejemplo, salvó a su equipo de un remate de Benito en una falta botada al área con un gran despeje que acabó pegando en el larguero.
Como además los pupilos de Ángel Dongil elevaron la presión tras encajar el tanto, el juego pasó a ser intenso pero poco preciosista durante un rato, pasando esa presión a enturbiar la posesión de un ‘Divi’ que siempre encontró una solución al atasco: Miguel. El delantero tudelano tocó todos y cada uno de los balones que los defensores mandaban por alto, y algún pájaro habría tocado también si se lo hubiera propuesto.
Aunque no fue solo un recurso por alto, sino que también picando al espacio hizo daño. Así, en el 33′ estuvo a punto de marcar el segundo en una acción de funambulista sobre la línea de fondo, cuyo disparo terminó embolsándose Luis Carlos. Fue la última acción meritoria de los primeros 45 minutos de los ataques, puesto que la pelea estaba más en la zona central.
Ahí es donde cada equipo buscaba imponerse al otro, una pugna que desapareció en la reanudación. Y es que en el segundo periodo el Pucela dio un paso atrás y metió más su culo en el área, renunciando al balón cada vez más con el paso de los minutos. De inicio, empero, no renunció a cazar alguna contra que pudiera derivar en gol, como la que Pablito no pudo materializar cerca de la hora de partido, poco antes de dejar su paso a Adrián.

El reloj corría y en las áreas pasaba poco, pero no por conformismo, sino por el buen trabajo en defensa de los dos conjuntos. Si en el visitante los centrales cuajaron una actuación meritoria, por tener que tratar (y a veces incluso lograr) desactivar a Miguel, en el local el buen hacer se hacía extensible a los centrocampistas, principalmente a un Rivera que acabaría volviendo a ocupar el lateral derecho debido a las molestias de Apa, que volvía a la titularidad superada su lesión y que hasta entonces estuvo también de diez, tanto en las labores más oscuras –sobre todo– como en sus habituales subidas al ataque.
Miguel por bajo volvería a buscar el gol, pero de nuevo se daría de bruces con Luis Carlos a falta de seis minutos para la conclusión. El Rayo Vallecano estaba volcado, pero no llegaba a disponer de ocasiones claras. Al contrario, a falta de un minuto para el final vería como de nuevo su mayor pesadilla, Miguel, tenía en sus botas el dos a cero, en una acción en la que pidió gol después de que el remate diera en el palo.
Así fue hasta que con el tiempo casi cumplido el colegiado decretó penalti por mano de Rivera, después de una jugada por derecha y un rechazo en el área. Aunque la acción fue muy discutida, Benito se encaminó a los once metros, engañó a Chanza y empató en la oportunidad más clara de los vallecanos, que enseguida se llevaron el balón al centro del campo, ambiciosos.
Aquella ambición les penalizó, porque se descuidaron atrás un instante, si bien es verdad que el tanto de la victoria blanquivioleta vino también con cierta polémica, toda vez que la zaga visitante pidió fuera de juego de Juan en el envío en largo hacia el costado izquierdo. Lo fuera o no, lo cierto es que el extremo puso el esférico al corazón del área para que Adrián Herrera diera los tres puntos a los suyos, que festejaron tumbados en una piña el premio al gran esfuerzo realizado.
Puede que el castigo fuera excesivo para el Rayo Vallecano, que no fue inferior, pero, aunque suene contradictorio, desde luego que no fue inmerecido, dado que el Real Valladolid cuajó una grandísima primera mitad, con y sin balón, y en la segunda fue capaz de aguantar sin sufrir en demasía. Este triunfo permite a los de Paco de la Fuente sumar 47 puntos, los mismos que el Rayo, y uno menos que el Adarve a una semana de visitar al Atlético de Madrid, a quien se enfrenta este domingo el Getafe, todavía tercero, por ahora, con 49 unidades.
Real Valladolid: Chanza; Apa (Pablo, min. 62), Tena, Prados, Nieto; Rivera, Cisneros (Cirria, min. 81); Juan, Mito (Abel, min. 78), Pablito (Adrián, min. 60) y Miguel.
Rayo Vallecano: Luis Carlos; Mario (Santamaría, min. 85), Dani, José Ricardo, Manrique; Alberto (Rodrigo, min. 60), Filipe; Yuya, Machuca (Arango, min.70), Bolaños (Ali, min. 62); y Benito.
Goles: 1-0, min. 19: Miguel. 1-1, min. 90: Benito (p.). 2-1, min. 94: Adrián.
Árbitro: Miguel Ángel Reinoso Mangas, asistido en las bandas por Fernando Esteban Pelayo y Andrés Steward Villarreal Ramírez. Amonestó a los locales Rivera, Cisneros y Miguel y a los visitantes Mario y Ali.