Los datos indican jugadores que empiezan desde el banquillo no son capaces de dar un plus al Real Valladolid cuando saltan al campo

A este Real Valladolid le falta algo. ¿El qué? Tantas cosas y tan pocas… pero si está claro que el Pucela está falto de fondo de armario. O más bien, de un jugador que saliendo desde el banquillo sea diferencial, que aporte chispa, una vida extra para sus compañeros.
Con una plantilla en la que apenas son catorce los futbolistas que pasan de los mil minutos de juego y solamente diez de los 1.500, hay otros nueve jugadores –contando a los cedidos en el mercado invernal– que no llegan ni a los 750. Es decir, se entiende que hay una primera unidad muy utilizada y una segunda que queda para momentos muy puntuales, de ahí que los revulsivos sean casi siempre los mismos.
Así, los tres futbolistas que han participado en un mayor número de ocasiones saliendo desde el banco son Raúl de Tomás, Sergio Marcos y Ángel García, y ellos son el ejemplo más claro de que los cambios no dan sus frutos.
Raúl de Tomás es el jugador con más intervenciones suma desde el banco, con quince, aunque en su caso sí que estos cambios aportan cosas, ya que el delantero centro es el jugador que más veces ha conseguido mover el resultado a favor.
Saliendo desde el banquillo ha sumado cuatro goles y fue uno de los principales responsables de la única remontada blanquivioleta en liga, en la victoria por dos a uno ante el Rayo. Sus participaciones han conseguido aumentar la ventaja sobre el rival en dos ocasiones y, en otra, su gol fue el único del partido.
No obstante, no todo son buenas noticias, ya que en siete de las ocasiones en las que ha partido como suplente el resultado no varió, cosechando así tres victorias, dos derrotas y dos empates. También con él entrando como suplente en el campo el Pucela consiguió mover el resultado, pero sin el final propicio para sus intereses pues pese a que los blanquivioletas hubiesen anotado también lo hizo el rival y las tres veces que pasó esto el Pucela no sumó nada positivo.
Peor resultado da Sergio Marcos, que pese a que tiene un mayor número de porcentaje de victorias sus actuaciones desde el banquillo no suelen mejorar al Pucela. De los trece partidos en los que ha sido suplente en ocho el resultado se ha mantenido intacto tras su salida al verde: cinco victorias, una derrota y dos empates. Pero cuando Herrera le ha utilizado como un revulsivo para levantar el partido, Sergio Marcos no ha conseguido su objetivo.
En los cinco partidos en los que si se movió el resultado, cuatro fueron para que el Pucela perdiera. En dos ocasiones, una vez el centrocampista manchego ha entrado al rectángulo de juego, la diferencia con el rival aumentó y en las otras dos el resultado parcial resultó de empate, pero en los minutos anteriores el Real Valladolid marchaba por detrás en el luminoso por lo que el marcador final fue de derrota.
La peor parte, por desgracia, se la lleva Ángel García. El canterano es el tercer jugador que más veces ha empezado desde el banquillo, diez. Cuando Herrera confía en él suele ser, por lo general, para hacer una variación táctica: o bien le sitúa de extremo para jugar con un 4-3-3 o un 4-4-2 con bandas o le pone de carrilero zurdo en detrimento de Balbi. Sea como sea, cuando Herrera realiza ese cambio el Real Valladolid suele ir perdiendo. Así lo demuestran los datos que dicen que, de las diez suplencias, en tres el resultado no varió y dos partidos terminaron en derrota y el otro en empate.
De hecho, Ángel solo ha vivido una victoria cuando ha tenido minutos y no ha sido titular pues en tres partidos la diferencia aumentó y en otros tres hubo el mismo número de goles para el Pucela que para el rival, pero siendo el resultado anterior deficitario para los blanquivioletas. La única victoria que ha podido saborear el madrileño fue contra el UCAM Murcia cuando jugó doce minutos y pudo ver dos goles sobre el verde, uno local y otro visitante para firmar el definitivo 1-3.
Queda claro que los revulsivos del Real Valladolid no funcionan: ni el delantero que entra es capaz de ser determinante en los últimos minutos –pese a que De Tomás ha conseguido cuatro goles solo uno fue clave para conseguir los tres puntos-, ni el centrocampista en el que se confía para que el equipo juegue se echa el equipo a la espalda, ni la solución de emergencia que se utiliza para abrir el campo consigue que el Pucela cambie.