El Real Valladolid Promesas recibe a un Racing de Ferrol que no sabe lo que es ganar fuera de casa en 2017 con el afán de romper su reciente mala racha, en la que ha sumado un punto de quince

Foto: Víctor Álvarez
El Real Valladolid Promesas anhela volver al camino de los resultados. A la buena senda, podría decirse, si bien de esta no se ha apartado en los cinco partidos que lleva sin ganar. No le han salido las cosas, pero no es porque no lo hayan intentado.
El uno de quince que ha sumado en este tiempo le ha apartado del sueño de competirle la cuarta plaza hasta el final a su último verdugo, un Pontevedra que se hizo fuerte en Pasarón gracias a un rebote y a un zambombazo de Kevin Presa, uno de los mejores centrocampistas de la categoría. Solo él hizo la diferencia: el filial compitió.
Y lo viene haciendo desde que empezó este momento ante el Mutilvera. Y quien no se lo crea, que recuerde el partidazo ante el Real Racing Club –el único reciente en el que pudo sumar– o su buen desempeño ante el Celta B hace dos semanas, cuando cayó en Los Anexos por primera vez desde agosto en la última jugada del choque y sin haber sido inferior en ningún momento (quizá al contrario).
Lo que le está sucediendo al conjunto que dirige Rubén Albés no es nada que deba extrañar: muy pocos son los equipos que no atraviesan durante una temporada un bache de resultados o de fútbol. Menos aún si se trata de equipos jóvenes o cuyo objetivo de partida es salvar la categoría, como es el caso. Por lo tanto, ni la situación es grave ni se ha de hacer de menos el curso que llevan los blanquivioletas.
Aunque a todo el mundo le gusta ganar, no solo a la afición o a los críticos que ignoran o quieren ignorar el contexto inicial. Por eso el duelo ante el Racing de Ferrol es importante, porque puede servir para reencontrarse con el Promesas que gusta y que además gana. Y, de buenas a primeras, se afronta con hará con Anuar de vuelta, después de su debut liguero en la presente campaña con el primer plantel la pasada semana.
De hecho, Deve será la única baja con la que se presentarán los blanquivioletas. Su técnico podrá contar con todos los demás futbolistas, mientras que Sinisterra repetirá citación. A expensas si entra algún juvenil más, la convocatoria está formada por dieciséis jugadores: Tanis, Dani Hernández, Arroyo, Mario, Calero, Rubén, Royo, Corral, Rai, Anuar, Marí, Renzo, Dani Vega, Iván Martín, Higinio y el comentado Sinisterra.
Por su parte, el conjunto departamental parece un rival propiciatorio, ya que no conoce la victoria lejos de A Malata en lo que va de 2017. Así, su último triunfo como foráneo data del veintisiete de noviembre, cuando venció en la localidad cercana de Somozas por cero goles a dos. Desde entonces ha cosechado dos derrotas y cuatro empates, que hablan, en todo caso, de un rival que no lo pondrá fácil.
Después de empezar el curso a las órdenes de Míchel Alonso y verse inmerso en una pelea que no es la suya, la de huir de los puestos de descenso, Miguel Ángel Tena ha revitalizado a los ferrolanos. Así, de la mano del que ya fuera su entrenador hasta el treinta de junio del pasado año han ido recobrando el resuello hasta colocarse en la mitad de la tabla: novenos con 38 puntos, cuatro menos que el Promesas.
Pero es que lo extraño era lo otro, ya que cuentan en sus filas con una plantilla de gran nivel, quizá no tanto como para reeditar los éxitos del pasado – fueron terceros en la 2014/15 y segundos en la 2015/16–, pero desde luego que sí como para estar en la pugna por el play-off de ascenso a Segunda División. Y como muestra un botón: en su once tipo hay jugadores de la talla de la talla de Catalá o Nano, con amplia experiencia en categorías superiores, u otros como su goleador Joselu, Pablo Rey o Bicho, canterano del Deportivo de La Coruña.
Mención aparte merecen Ian Mackay, quien seguramente esté entre los tres mejores porteros del grupo si, superada su lesión, vuelve a encontrar su mejor nivel, y sobre todo Dani Benítez. Sí, sí, Dani Benítez, el ex de Mallorca y Granada, quien a sus casi treinta años está volviendo a entrar en la rueda como jugador racinguista. Después de cumplir su sanción por cocaína, el mallorquín tuvo un efímero paso por el Alcorcón, donde ni tan siquiera llegó a debutar. Como departamental, en cambio, lleva cuatro goles en poco más de 1.200 minutos, cifra no muy alta, pero que no es óbice para que sea considerado como clave.
De esta forma, ni la mala racha del Racing fuera de casa pondrá las cosas demasiado fáciles, al menos sobre el papel, algo que, por otra parte, sucedería con cualquier rival. Pero no por ello el filial se ha de amedrentar; al contrario, querrá agarrarse a su habitual fortaleza en Los Anexos y a que los gallegos llevan mucho sin ganar fuera para volver a agasajar a su público con un triunfo que, además, vendría a certificar la salvación de manera casi definitiva.