El Córdoba de la 2013/14 que, a la postre consiguió ascender, tenía los mismos puntos que el Real Valladolid a estas alturas de la temporada

Papel, boli y calculadora. Ya se empieza a echar cuentas de cuántos puntos harán falta para el ascenso directo, para el play-off y para el descenso. En realidad, no se han dejado de hacer en toda la temporada. Pero es ahora más que nunca, cuando los números deben llevar la contraria a las sensaciones, porque si uno se deja guiar por estas últimas, nadie da ni un duro por el conjunto blanquivioleta.
Evidentemente, no se puede comparar una temporada con otras anteriores, pues los contextos son diferentes y los actores cambian. Pero siempre suele echarse la vista atrás para observar lo que hicieron otros y, en caso de que uno se juegue algo, siempre gusta ver que hubo equipos que consiguieron gestas cuando estaban en una situación peor.
Precisamente, el próximo rival del Real Valladolid es el ejemplo perfecto de que hay que mantener la fe hasta el final, de que la temporada es muy larga y que un mínimo detalle puede dar la vuelta al guión establecido.
El Córdoba de la temporada 2013/14 enseñó al mundo del fútbol que la licencia para soñar vale hasta que el árbitro pita el final del último partido, que nada se decide antes.
Los blanquiverdes ascendieron el veintidós de junio de 2014 con un gol de Uli Dávila en el minuto 93 cuando la afición de Las Palmas ya celebraba sobre el campo el ascenso. Era el cuarto año que se celebraba el play-off y el Córdoba se metió en promoción gracias a que el Barcelona B quedó entre los seis primeros, por lo que el séptimo clasificado tenía derecho a ello. Los andaluces terminaron la liga regular en ese lugar con 61 puntos, dieciséis partidos ganados, trece empatados y los mismos perdidos.
¿Quién iba a decir a los cordobesistas en abril que en junio iban a estar cantando eso de ‘somos de Primera’? Nadie. Porque en la trigésima tercera jornada, el equipo califa estaba decimoquinto con 43 puntos. En ese momento, el Tenerife era séptimo con 48, es decir, había cinco puntos de diferencia entre ellos (teniendo siempre en cuenta que el Barça B estaba entre los seis primeros). Con más de dos tercios del campeonato cumplidos, el Córdoba había ganado once partidos, empatado diez y perdido doce; es más, llevaba más goles en contra (38) que a favor (35).
De eso han pasado tres años, no hay ningún filial de por medio hasta el momento y la lucha por el play-off está más que cara. Pero en la misma situación que estaba el Córdoba en la misma jornada, está el Real Valladolid. Casi de forma calcada. Ahora mismo, los blanquivioletas son novenos con 43 puntos, a cinco del sexto, el Getafe, que tiene 48. En cuanto a resultados globales, este Pucela ha ganado doce partidos, empatado siete y perdido trece; y su diferencia de goles es positiva, con 36 a favor y 33 en contra.
Es imposible negar la evidencia y decir que este equipo está bien o da la impresión de llegar como un tiro al último tramo de campaña, pero mientras las matemáticas no digan lo contrario, hay que creer. Hasta el final puede pasar de todo. Eso nos lo enseñó el rival de los blanquivioletas el domingo, al que hay que ganar sí o sí si quieren seguir contando con licencia para soñar.