El San Pío X venció en Parquesol con su segunda equipación en una tarde con mucho calor y mucha afición

Como era la segunda vez que se disputaba, no se puede decir que el derbi entre Parquesol y San Pío sea un clásico del fútbol vallisoletano, pero ojalá en ello se convierta algún día. Por lo pronto, pese a no serlo, por su condición de choque entre dos equipos de la capital con mucho en juego, hubo mucha afición (en torno a doscientas personas).
Las dos hinchadas respondieron acudiendo en un gran número a ver a sus chicas; las del San Pío, esta vez vistiendo de amarillo por orden del colegiado, que no les permitió vestir su zamarra habitual rojiblanca. Pero no les trajo mal fario, como dicta el resultado, en buena medida gracias a Lucía, su portera.
Dicen que gato con guantes no caza ratones, pero los suyos parecían tener imanes, puesto que desbarató todas y cada una de las ocasiones de las naranjas, salvo la de una Paulita Román a la que la tirita que llevaba en la cara le hacía parecer la bandolera de la ronda oeste. Le faltó la pistola, pero ella misma se encargó al final del partido de posar secador en mano con su inseparable María Notario para una de tantas historias de su Instagram.
Para entonces todo era algarabía por la cuarta plaza, pero antes pasaron muchas cosas más. En el propio bando local, tres cambios al descanso, en reacción a una mala primera mitad de las chicas de Óscar González, quien se hartó de pedir a sus jugadoras que tuvieran el balón, algo que ellas también se repetían como si fuera un mantra, aunque sin acierto. Enrabietado, cuando se le acercó uno, el técnico le dio una patada y se ganó una reprimenda de Aitor de Barbachano Plaza.

Todo lo contrario hizo Martín Olmedo, quien quizá veía tan bien a su equipo que no mandó a nadie a calentar hasta pasados los ochenta minutos. Introdujo el primero a tres minutos para la conclusión, el segundo ya en el añadido y el tercero se le quedó en el limbo, ya que el colegiado pitó el final antes de que Sofía pudiera entrar.
Seguro que aun así no se perdonó la ducha, porque fue mucho el calor que hizo, y que llevó a las jugadoras a refrescarse en casi cada interrupción. Alguno pensaría que a la naranja Nata y a la rojiblanca Nere no les bastaba, pero ellas son así, suelen jugar con la parte superior del pantalón doblada hacia afuera, dejando la etiqueta por fuera. Más llamativo resultó lo de la visitante Sandra, que se recogió las mangas al más puro estilo Mark Lenders en ‘Campeones’.
La fatiga hizo mella en la Sandra local, que terminó físicamente ‘KO’. Aunque casi seguro que no tanto como para no celebrar la cuarta plaza. Como sus rivales por la posición jugaban más tarde, terminado el partido, Twitter se convirtió en el transistor de la época y fue quien notificó al vestuario que el objetivo estaba logrado. Una vez leído el tuit que decía que el Alhóndiga había ganado al Olímpico, los cánticos en el vestuario naranja fueron instantáneos y la alegría se desbordó.
Dicen que esta va por barrios, y en el de Girón no hubo tristeza; quizá, sabor agrio. No tardaron algunos en recordar partidos que se dejaron escapar y en echar cuentas, aunque antes se vio felicidad entre las del San Pío por al menos ganar el derbi. Cierto es que seguramente no baste, pues el Madrid es Madrid, y lo más probable es que la cosa acabe en descenso, pero ganar en casa del gran rival nunca puede amargar.
