El Real Valladolid marca más de una cuarta parte de sus goles en el último cuarto de hora de sus partidos. De Tomás, máximo anotador en ese tramo con cuatro dianas
43 goles lleva el Real Valladolid en su haber desde que arrancó la temporada. Cuatro más que el año pasado a estas alturas (39). Y pese a lo mal que se le da jugar en casa, o eso dicen, acumula más tantos en el José Zorrilla (23) que a domicilio (20).
Y es que si uno se para a analizar cada encuentro de los pucelanos se da cuenta de que le gustan los finales, cada vez más. Más de la cuarta parte de sus goles (11) los ha marcado en el último cuarto de hora. Aunque solo tres de ellos les dieron puntos. Sin ir más lejos en el último encuentro ante el Numancia (1-1) y en el penúltimo ante el Elche (2-1). El tercero, allá por el Día de Reyes, cando vencieron por la mínima al Reus (1-0).
El resto o solamente sirvió para maquillar el resultado –como en Levante, Getafe o Girona– o bien estaba ya encarrilado –en Mallorca o ante el Mirandés–. Y sin duda el especialista es Raúl de Tomás, que lidera la tabla de máximos goleadores en los últimos quince minutos (4 dianas).


Sin embargo, el Real Valladolid no es ni de lejos el mejor equipo en el tramo final. Es el décimo en la clasificación con mayor porcentaje de goles en el último cuarto de hora (25.6%). Tabla liderada por el Cádiz (37’5%), situado en zona de play-off, y que tiene casualmente al líder –el Levante UD– en el puesto diecinueve (18%).
Las segundas partes,
mejor aprovechadas
Pero no solo ese final de los partidos es un amuleto para los blanquivioletas. La segunda parte en sí está dando más alegrías que la primera. Un total de 26 dianas marcadas en el segundo acto, frente a 17 conseguidos en el primero.
Pero eso no quita que los tantos en las primeras partes sean más eficaces. De hecho lo son. De los trece partidos en los que vieron puerta en esa primera mitad, nueve victorias, tres empates y una derrota –en casa del líder–.
Aunque siempre se dice que la virtud se encuentra en el término medio, y se produce una estadística que lo evidencia. Porque en ningún partido en que el Real Valladolid haya marcado en el tramo intermedio de cada parte (es decir, entre los minutos quince y treinta) ha perdido. Un balance de once victorias y un empate cuando los del Pisuerga mueven el marcador en ese tiempo.
Un buen inicio, un buen final

Solamente queda analizar los comienzos de partido. Es evidente que si el Pucela arranca bien sus partidos es muy complicado que los termine mal. Lo que bien empieza bien acaba. Siete goles antes de que se cumpla el cuarto de hora. Solo uno de ellos –de nuevo, en casa del Levante– no ayudó a ganar. En el resto de casos, lograron la victoria.
Poco a poco el Real Valladolid prefiere dejar los deberes para el final. No solo en la temporada, que también, ya que a falta de seis jornadas no ha hecho sus deberes, sino además en sus encuentros. Sin ir más lejos, en los últimos tres partidos se marcó al final, y en dos de ellos sirvió para dar puntos. Aun está por ver si valdrá para algo más.