Adrián Wojcik explotó la pasada temporada en el filial del Málaga, destapándose con diecinueve goles en medio año

Una de las obligaciones de todos los equipos es contar con un hombre gol. Y cuando uno tiene a uno como Higinio pero lo pierde, ser capaz de sustituirlo se convierte en una asignatura pendiente. Para intentar aprobarla llega a Valladolid Adrián Wojcik, nuevo delantero del filial.
El atacante malacitano de origen polaco explotó la temporada pasada en el Atlético Malagueño, al que llegó en el mercado invernal con el fin de elevar el nivel competitivo del equipo de cara a la eventual, deseada y frustrante disputa de la fase de ascenso a la Segunda División B.
Después de marcar ocho goles en trece partidos con el Alhaurino, desembarcó en La Academia, la cuarta cantera de club profesional en la que militó, después de hacerlo en juveniles en el Betis, en su primer año como sénior en el Sevilla (paso que fue polémico, como no podía ser de otra forma) y de probar suerte en el fútbol británico en el West Ham inglés.
En sus dos primeras entidades dispuso de apariciones casi fugaces en Segunda B, toda vez que en el filial verdiblanco disputó siete partidos y en el hispalense jugó dos, mientras militaba en el División de Honor y en el tercer equipo, respectivamente. Los once tantos que consiguió anotar en el Sevilla C le permitieron probarse en las islas, pero la prueba duró poco.
A su vuelta de Inglaterra empezó un periplo por varios conjuntos de la Tercera División andaluza que inició en el Cabecense y siguió en el Mijas y en el San Pedro, paso previo a su llegada al Alhaurino, penúltima entidad en la que recaló antes de recibir otra oportunidad en otra cantera, la del Málaga.
Cuando llegó al Cabecense llegó a reconocer que había desaprovechado la que tuvo en el Betis, con cuya primera plantilla tuvo la ocasión de ejercitarse. «Estuve muy contento los dos primeros años, pero en el último estuve muy espeso. Tuve la oportunidad, pero no la aproveché. No tuve la actitud que debería», dijo en su día a Estadio Deportivo.
Y esta vez funcionó; en el Malagueño fue el ‘killer’ que en él buscaban, aunque quizá algo tardío. Hizo hasta diecinueve goles, dieciocho en liga regular y uno ante el Unión Adarve en la fase de ascenso, pero quizá sus veintitrés años y el no conseguir el salto de categoría desaconsejaron que siguiera, para sorpresa de muchos, pues se erigió puntal.
Wojcik es un nueve que se desenvuelve mejor en el área que fuera de ella, profundo pero de los que fijan centrales, con un gran olfato de gol. Internacional en categoría sub 19 con Polonia, país del que es originario (aunque nacido en Benalmádena), querrá demostrar en Valladolid que su tiempo no ha pasado, pues ya no es sub 23, pero a tiempo está de engancharse.
Tendrá que intentar hacerlo a las órdenes de Carlos Pérez Salvachúa, aportando con sus condiciones sobre el tapiz y con otra que será bien valorada, su veteranía, en un contexto que se prevé nuevamente de juventud como será el del filial blanquivioleta. Cabe recordar que llega en las mismas condiciones que Guille Lara, tras un breve paso por el Atlético Malagueño, que ya fue un pequeño caladero el pasado verano gracias a la vuelta de Fernando Calero.