El central canario firma con la entidad vallisoletana hasta el próximo 2019 después de pasar sus tres últimas temporadas vistiendo la camiseta del Córdoba

La afición del José Zorrilla da la bienvenida a una nueva incorporación en una semana de tremendo movimiento en las oficinas del club castellano. El por ahora último fichaje blanquivioleta ha sido David Omar Rodríguez, más conocido como Deivid, que vendrá a instalarse en el centro de la zaga hasta el próximo 2019.
El defensa, procedente del Córdoba, tratará de transmitir solidez a la línea trasera y ofrecer su experiencia como líder y capitán. En el cuadro andaluz pasó las tres últimas campañas, después de que fichara en 2014 con el ascenso de estos a Primera División. Su rendimiento allí fue ‘in crescendo’, aunque en la última temporada una lesión de cadera le hizo pasar por el quirófano interrumpiendo su habitual presencia en el campo.
Sus antecedentes forjaron un fútbol técnico e inteligente. Natural de Las Palmas de Gran Canaria, Deivid comenzó con esto de la pelota en su tierra natal y fue perfeccionando su juego en los diferentes filiales de la UD Las Palmas. En 2010 cambió su hogar por Sevilla, donde también tuvo que pelearse en las categorías inferiores hasta que le llegó su gran oportunidad al año siguiente.
Fue Míchel, por aquel entonces entrenador sevillista, el que confió en el central y le hizo debutar con la primera plantilla hispalense. No obstante, al terminar el año el futbolista regresó a su casa, esta vez con un hueco ganado en el primer equipo de Las Palmas.
Su segunda etapa como isleño le sirvió para madurar y explotar como jugador fiable y seguro. Pasó dos años con los canarios, en ambos jugó un play-off, más los dos con sabor amargo. Sin embargo, en el segundo año finalizó siendo, a opinión de muchos, el mejor central de la categoría.
Pese a la buena relación de Deivid con su equipo de siempre, el Córdoba pujó fuerte por el jugador en busca de refuerzos para su lucha en Primera División. En el club blanquiverde la experiencia fue mejorando según pasó el tiempo. Presenció el descenso de la temporada 2014/15 y sobrevivió a la ‘limpia’ del vestuario tras ese fin de año. Ya en el siguiente curso, con un equipo recompuesto, se ganó la titularidad de manera indiscutible.
Entonces ganó rodaje, picardía y astucia, cualidades de esas que tanto valor tienen en Segunda. Un año fantástico que le valieron para renovar y colocarse el brazalete de la capitanía. Pero, el pasado curso, la mala suerte acabó por acecharle. La lesión que arrastraba en la cadera izquierda le llevó a la sala de operaciones. Cinco meses fuera y la debacle para el Córdoba. Tanto se le echó de menos que se intentó apurar su vuelta lo máximo posible. A su regreso, el once cordobesista volvió a dejar espacio para que ocupara su lugar e intentara salvar un descenso que se veía cercano. Lo consiguió.
Ahora el Real Valladolid llama a su puerta a fin de contratar a un defensor que se espera ponga orden a una línea, a veces, desorientada. En él se busca su capacidad para guiar al resto de zagueros e incluso su rol de jugador comodín, con habilidad para disputar encuentros colocado en la posición de mediocentro defensivo.
La gran duda, el tiempo que tardará en adaptarse y sus sensaciones después de la lesión. La gran ventaja, una apuesta de garantías que por fin puede acabar con los fallos atrás, los que quizá hayan sido el gran «hándicap» del Pucela la última temporada.