Carlos Cobo luchará en el Promesas por hacerse el sitio que no tendrá en el Castilla, al menos en el corto plazo, pues sigue siendo propiedad del Real Madrid

En sus apariciones ante los medios de comunicación Miguel Ángel Gómez ha dejado entrever algunas de las líneas maestras del trabajo que pretende implantar. Entre otras cosas, advirtió de que el Real Valladolid estaría atento a las oportunidades de mercado que ofrecen los filiales de clubes mayores, y los hechos están dando buena cuenta de esa atención. Otra prueba de ello es la llegada para el Promesas de Carlos Cobo procedente del Real Madrid.
Cobo, séptima incorporación del filial al margen de los promocionados Juan, Mito y Sinisterra, es un lateral zurdo de recorrido que integró el Real Madrid del ‘triplete’ en juveniles el año pasado, en lo que hasta el momento es el mayor logro de su corta carrera. Si bien en ese equipo no fue parte importante, sí resultó, como el año anterior, un buen reserva. Y es que, ya se sabe, en un club así no es fácil destacar, ni siquiera en ‘La Fábrica’. Por eso, aunque debutó con el Castilla –contra el Navalcarnero, a finales de diciembre, y fue expulsado– no tiene sitio.
La pujanza de Fran García, un año más joven que él e internacional asentado en categorías inferiores, la presencia de Quezada, así como la exigencia en la que se moverá el segundo equipo merengue (que formará parte del mismo grupo que el Promesas), provocan que el nuevo zaguero de Salvachúa sufra la llamada ley del embudo; no todos caben, ni siquiera, como es su caso, cuando uno está en la lista de los doce mejores en su puesto en edad sub 20 que designa Fútbol Draft (en la que también estuvo Miguel).
En unas condiciones similares llegó en su día Ángel, actual integrante del primer plantel del Real Valladolid, aunque con una diferencia: él no lo hizo cedido. Esta fórmula puede resultar extraña al tratarse de un acuerdo entre filiales, aunque a buen seguro chocaría menos de no ser por el ‘pack Watford’. Las reservas o las reticencias son lógicas, pero los árboles no deben impedir que se vea el bosque: se trata de un buen jugador.
Uno de esos potenciales que, con los que, como también dijo Gómez, se pretende incrementar el nivel y la competencia en las filas del Promesas. En este caso, se sustituye a Manel Royo –quien recibió una oferta para renovar pero se decantó por volver al Espanyol–, capitán pero ya no sub 23, por un futbolista que cumplirá veinte años durante el transcurso de la temporada y que competirá por un puesto en el once con Corral, futbolista que sí es propio.
Cabe la posibilidad de que descolle o eleve su nivel y sea otro el que se aproveche (o, dicho de un modo más vulgar, de que el Real Valladolid engorde el pollo y otro se lo coma), así como de que su adaptación sea costosa o no sea capaz de ganarle la partida a su rival por la posición. En cualquier caso, la apuesta es clara, incluso buena o lógica… salvo quizá por la fórmula, así como por la presencia en el División de Honor de Nieto, lateral izquierdo propio y potencial.
Volviendo a lo estrictamente futbolístico, Cobo es un carrilero típico de continuas subidas y bajadas, con rapidez y buena capacidad pulmonar, un perfil que viene a doblar y que dista del que fuera capitán del Promesas, pero a la vez confirma que, como para el primer equipo, se quieren jugadores semejantes que se ajusten a la idea que se pretende desarrollar, algo que no pasaba en idéntica medida la pasada campaña en ninguno de los dos primeros planteles blanquivioletas.
Formado durante cuatro años en el Córdoba, entró en cadetes en el Real Madrid, donde ha estado desde 2012. Por sus condiciones ofensivas ha jugado de extremo en ese mismo costado izquierdo, aunque en la práctica totalidad de sus cinco temporadas en La Fábrica se ha desenvuelto como el lateral que es y que se pretende en Zorrilla. Junto al ‘triplete’, el otro punto culmen en su trayectoria es el haber sido internacional sub 19 en agosto de 2016, lo que, todo uno, ha invitado a hacerse con su préstamo.