El central malagueño recala en la entidad blanquivioleta después de un largo verano de deseo mutuo. Firma hasta 2020

Uno de los culebrones del verano ha terminado. Kiko Olivas es, por fin, jugador del Real Valladolid. El central malagueño firma por la entidad vallisoletana hasta el 2020, previa rescisión con el Girona, equipo con el que consiguió ascender a Primera División la temporada pasada y con el que había llegado a renovar hasta 2019 hace escasos meses.
El ya nuevo defensor blanquivioleta era una de las grandes aspiraciones en este mercado invernal y, desde sus albores, se venía informando desde diversos medios de que llegaría siempre y cuando llegara a un acuerdo para salir de su anterior club, en el que militó durante los dos últimos cursos.
Si bien la pasada temporada no jugó todo lo que hubiera querido –solo diecinueve partidos– por mor de una lesión que le tuvo varios meses apartado del equipo, en la anterior fue pieza clave en el esquema de Pablo Machín, llegando a disputar los 42 encuentros ligueros y todos ellos como titular. No obstante, la presencia de jugadores como Catalá, Ramalho o Juanpe, importantes en el ascenso, y la llegada de otros como Bernardo o Muniesa, implicaban una dura competencia que le cerraba la puerta de Primera.
Su aspiración como blanquivioleta será precisamente aspirar a volver a la máxima categoría, en la que cuenta con seis entorchados, todos ellos con el Villarreal. Y para eso lo firma también el Real Valladolid, para luchar por volver a ese lugar gracias al empaque del que se prevé que dote a una zaga que ha sufrido un año más una profunda remodelación.
El nuevo jugador del Real Valladolid será presentado este miércoles a las 12:30 horas en la sala de prensa del Estadio José Zorrilla.
