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El goleador esforzado

por Jesús Domínguez
11 de septiembre de 2017
en Noticias
Mata || Foto: LFP

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El de Mata está siendo uno de los nombres propios del Real Valladolid de este inicio de temporada gracias a sus cuatro goles y a su ‘metamorfosis’

 

Mata Nacho
Mata y Nacho || Foto: El Norte de Castilla

Es bastante probable que no existan demasiados adjetivos que causen una mayor desazón en un delantero que el de voluntarioso. Aun hablando bien de ellos, es ese “te quiero como amigo” o el “es majo” en respuesta a una pregunta esperanzadora sobre una relación, del tipo que sea. Jaime Mata, hasta hace poco, era eso: voluntarioso. Riquiño, que diría un gallego.

Sin embargo, el madrileño parece empeñado en ser mucho más que eso, y eso es una buena noticia para un Real Valladolid al que ha aportado cuatro goles en otras tantas jornadas, casi la mitad de los nueve que lleva el equipo de Luis César. Por fin en punta, donde siempre debió jugar, y pese a la competencia, se está confirmando como una de las sensaciones de este arranque de la temporada.

No resulta sencillo quitarse un sambenito como el que arrastraba, pero gracias a sus dos dobletes se ha abierto de par en par (y nunca mejor dicho) las puertas del once y se ha ganado tal consideración para una afición que siempre destacó su esfuerzo y entrega, pero nunca lo tuvo por un goleador nato. Autor de cinco tantos en su primer año, su techo en la categoría está en los doce, los que marcó en su primer curso en Girona contando play-off.

Aunque le resulte anecdótico, es pichichi momentáneo de la Segunda División, y bien podría llevar algún tanto más de no ser por algún que otro fuera de juego o porque, sin ir más lejos, en el Reino de León el segundo penalti lo tiró Pablo Hervías. Todo gracias a una metamorfosis iniciada con su nueva-vieja posición, después del periplo en banda con Paco Herrera y de alguna que otra probatura en pretemporada de Luis César.

Empieza en el puesto de delantero centro, pero el cambio no acaba ahí. Se le nota más fino, más vertical y punzante, quizá también por los matices introducidos con respecto al pasado. Ahora el espacio es ‘El Dorado’, hacia donde debe picar, y la mayor querencia por el juego por los costados hace que esté menos obligado a relacionarse con la circulación del balón. Si el gol es el fin (que lo es, siempre lo es), él está donde hay más opciones de que llegue, más orientado a la portería que antes y llevando su zona de influencia más cerca de esta. Más matador.

Aunque no pierde lo de esforzado (y bendito sea su esfuerzo). Si es otra cosa no es porque haya cambiado, o por lo menos no tanto, sino a que sus hábitos sobre el tapiz son diferentes. Voraz, puede que eso sí más, nunca negocia un sprint, y ya se sabe que en caso de duda o sospecha siempre es mejor “el majo” (o debiera). Si el Real Valladolid se caracterizó un tiempo por la fe de Jose, el canterano la ha dejado a buen recaudo bajo la llame de un Mata que, sin ir más lejos, así, queriendo, se llevó el balón en su segundo gol en el Reino de León. Antes de definir se permitió regatear a Palatsí, un rasgo, la técnica, que puede que no le defina tanto, pero existe.

Seguramente, igual que no está llamado a ser pichichi, tampoco lo esté a desempeñar rol de gambeteador, pues sus condiciones no son esas. Sin embargo, en este arranque de temporada se ha destapado como el delantero ideal para lo que el equipo necesita, merced a sus movimientos. Buena señal para todos será que su esfuerzo siga encontrando la recompensa del gol. Por voluntad no va a ser.

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