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Tres puntos sin evitar la agonía final

por Juan Díez
16 de septiembre de 2017
en Noticias
Foto: LFP

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Los zarpazos de un gran Mata y el debutante Gianniotas dan el triunfo a un Real Valladolid que no abusó de la posesión y gobernó el partido al contragolpe

 

Gianniotas 1
Gianniotas || Foto: LFP

Desde que Luis César Sampedro aterrizó en el banquillo del Real Valladolid hace apenas tres meses, hay un factor que le obsesiona, y así lo ha querido mostrar: fijar el estilo de juego. Ajustar el equipo a su idea, basada en jugar con el balón y en no dejar jugar al contrario. Esa primera de las premisas es lo único que le faltó a su equipo para que la victoria ante el Granada hubiera sido el partido perfecto.

Los blanquivioletas, que volvieron en Zorrilla a la senda del triunfo, mantuvieron el control del encuentro, pero no del balón, tarea que, aunque no imprescindible, sí es importante en los equipos que están al mando del técnico gallego. Pero, a veces, es incluso más necesario adaptarse a las circunstancias.

Y es que el Real Valladolid se adelantó muy pronto. Cómo no, con Jaime Mata como autor. Ya no cabe duda de que el delantero vive un momento dulce. El cobrar protagonismo tras la salida de Jose parece que le ha dado alas para hacerse con el poder del ataque del conjunto blanquivioleta. Ya deja de ser el delantero que lucha pero no marca: es el gran ariete del Real Valladolid.

El tanto llegó a los diez minutos. El propio Mata recuperaba el balón ya en cambio contrario y, en una rápida jugada de combinación de apenas tres toques, Luismi asistió con un pase magistral al nueve, que la picó con la frialdad propia de un futbolista con confianza, al que le salen bien las cosas. Y es que así es, cinco dianas van ya.

Más fácil es aún cuando la hinchada está contigo y con el equipo, y no es para menos. Hacía años que no se oía un murmullo similar cuando el Real Valladolid atacaba por los costados. El murmullo bueno, el que simboliza que creas peligro. Sobre todo por la banda de Óscar Plano, que se internó varias veces en ese primer tramo del encuentro.

Pero efectivamente ese tanto cambió el escenario. Los locales optaron por olvidarse algo del balón para machacar al Granada al contragolpe. Y con Mata enchufado, podría convertirse una gran opción. De hecho, lo habría sido si la puntería del nueve hubiera estado más afinada.

Disfrutó de un total de cuatro manos a manos –a mayores del gol–. Todos desbaratados por un gran Javi Varas, que evitó que los de Luis César se marcharan al descanso con una renta mayor. Ese fue el único ‘pero’ de Mata, que por mucho que marcó, falló goles claros que, con otro resultado, no habrían sido tan bien recibidos por su afición.

 

La cruz, de nuevo en defensa

Pero si el Real Valladolid pudo ampliar su casillero, el Granada tuvo la opción –incluso mereció– estrenarlo. Antes del uno a cero, Pedro ya estrelló un balón a la madera, y Ramos, desafortunado en todo el partido, vio cómo su remate era despejado a bocajarro por Masip.

Muchas de las jugadas precedidas de errores defensivos de los de Luis César, algo que los blanquivioletas aún tienen que pulir. Hubo pérdidas atrás que recordaban a fallos similares el pasado año y que, en esta ocasión, no costaron goles, pero sí alguna tarjeta amarilla al querer truncar el posterior contraataque. Todo no podría ser blanco.

Pero es verdad que este domingo las buenas noticias superaron a las malas. La mejor, aparte de Mata, el estreno goleador de Gianniotas. Y de la forma que fue. Un minuto después de pisar el José Zorrilla por primera vez en partido oficial, recibió un pase medido de Míchel para echar a correr y definir ante Varas y poner el segundo.

Lo celebró como un niño, como si no hubiera mañana, pero todo apunta que, si sale al campo como esta tarde, no será el único gol que festeje con este equipo.

El tanto, en definitiva, parecía sentenciar. Pero con el Real Valladolid como protagonista, nunca hay nada finiquitado. De eso pareció percatarse Pedro, que, a falta de cinco minutos, metió un obús que no pudo atajar un seguro Masip y ponía otra vez la sal en el final de partido.

Porque a todo aficionado blanquivioleta se le vino a la cabeza el final agónico en León y la posibilidad de que, otra vez, se perdieran dos puntos que tenías amarrados, en el tramo final. Por fortuna, solo quedó en eso, en una suposición. Y, por ello, al margen de cambio de estilo, de fallos o aciertos, el Real Valladolid sumó tres puntos de oro.

Con un equipo que, por supuesto, tiene mucho que mejorar, pero que ya acumula diez unidades de quince posibles. Ahora toca de nuevo cambiar el chip hacia la Copa, veremos si con el equipo A o el B, y si con el estilo con balón o al contragolpe, como principales incógnitas.

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