El Real Valladolid Promesas se enfrenta este miércoles al Navalcarnero con la necesidad de ganar para acercarse a la salvación

La competición en Segunda B todavía no ha alcanzado el primer tercio de transcurso, y sin embargo, la necesidad empieza a apremiar al Real Valladolid Promesas. Así lo hace porque, después de once jornadas, el filial blanquivioleta es último con siete puntos y se encuentra ya a cinco de la salvación, que marca el CD Toledo, su último rival.
Contra el conjunto manchego el vallisoletano volvió a sumar tras caer en casa de un rival directo como es el Talavera. Dejó sensaciones regulares, porque volvió a amenazar la puerta enemiga y tuvo alguna que otra ocasión, que sin embargo no materializó, mientras que regaló otro gol que, en todo caso, no debe deslucir el empaque que parece estar adquiriendo.
Pero no basta con eso, o por lo menos no está bastando. Necesita empezar a encadenar resultados positivos por lo que pasa a nivel clasificatorio y también por una cuestión moral, para evitar versen desterrado de una zona templada de la que ya está alejado; a cuatro del play-out y a cinco de la permanencia. Lo bueno es que esta vez el fútbol ofrece una reválida tempranera, más de lo que es habitual, con el enfrentamiento de entre semana contra el Navalcarnero en tierras madrileñas.
El choque será este miércoles a partir de las 16:30 horas, aprovechando la festividad de Todos Los Santos, y en él Miguel Rivera volverá a tener varias bajas, como las recientes de David Mayoral, Alejandro Carrascal y seguramente Roberto Corral, ya de alta pero con quien habrá que tener precaución tras el traumatismo sufrido el domingo. Por contra, regresará Miguel Marí, y puede que directo al once, debido a la ausencia de mediocentros naturales.
Por su parte, el CD Navalcarnero llega sexto, con diecinueve puntos, aunque tras cosechar dos derrotas seguidas, ante el Talavera y el Deportivo Fabril. Con quince tantos, es el conjunto que más goles ha encajado de los diez primeros clasificados, mientras que los dieciséis que ha conseguido le convierten en el séptimo más goleador del grupo. No obstante, llega en una situación desahogada con respecto a la salvación, a priori, el objetivo con el que partía.