El filial cuajó su mejor partido de la temporada contra el Fuenlabrada, pero volvió a mostrarse inofensivo en ataque

El Real Valladolid Promesas sumó un punto muy merecido y meritorio contra el Fuenlabrada en un encuentro en el que solo la falta de gol impidió que se quedase con el triunfo. Lo hizo en el mejor partido de la temporada, en el que cuajó sobre todo una primera mitad muy buena y en el que, en general, minimizó el líder.
El filial pudo adelantarse pronto, a los tres minutos, en una acción por banda derecha de Raúl Navarro que no pudo rematar Luis Suárez. El ‘nueve’ colombiano volvió a poner voluntad y nada más, ya que le faltó acierto en cada intervención. Los blanquivioletas sorprendieron por el dibujo, con tres centrales, y por el atrevimiento con el que afrontaron el choque, puesto de manifiesto en esa primera jugada de peligro.
El balón fue suyo, y del Fuenlabrada la idea de esperar el error y rentabilizarlo. Así, bien plantado, no concedió mucho espacio ni demasiadas ocasiones claras, aunque tampoco hizo mucho en ataque. Si acaso, una intentona de Dioni cerca de la media hora después de una recuperación en la fase inicial del juego local. Tanis, seguro, despejó bien a córner.
También antes de la media hora Miguel Rivera fue expulsado, lo que tampoco afectó, más allá de los segundos de desconcierto que precedieron a la entrada de Apa, ya en la segunda parte. Por un lado, porque seguía cerca del banquillo. Y por otro, porque la idea de lo que el filial estaba clara y Jesús Rueda no tenía más que seguir con la línea definida. Antes del descanso la otra oportunidad de cierto mérito la tuvo Raúl Navarro, que tuvo dos más o menos claras.
En el segundo periodo el Fuenla creció, sobre todo tras la entrada de Cristóbal. Con él en el campo su equipo tuvo más el balón, lo que no implicó peligro gracias a que el buen hacer de la defensa vallisoletana siguió. A la vez, los laterales perdieron vuelo por el ida y vuelta continuo y los jugadores centrales –Alvarado y Miguel Marí– perdieron fuelle por un despliegue semejante.
La reaparición de Mayoral trajo brío en los primeros minutos, presencia arriba y la amenaza constante de quien es diferente y puede ser resolutivo a la más mínima acción. No obstante, y aunque tuvo una tímida ocasión, se le notó la falta de ritmo. Mejoró, no obstante, a un Luis Suárez que acabó señalado después del mayor piscinazo visto en Los Anexos en mucho tiempo.
El tramo final no trajo la ruptura del encuentro, pero sí unos últimos minutos en los que el Fuenla amenazó sin concretar. Matheus lo intentó después de una buena jugada por la zona izquierda de Cristóbal, aunque el delantero no atinó con la puerta. Una salida por la derecha de Apa que terminó en nada fue lo más peligroso del filial, que acabó teniendo menos el balón pero bien parapetado sin encerrarse.
Así, el líder se vio anulado por el colista en un partido en el que el punto fue lo menos que se mereció el Promesas. Si no se hizo acreedor de más fue porque las cuatro o cinco aproximaciones de mayor mérito no fueron finalizadas o ni siquiera terminaron en disparo. La continuidad de los problemas de cara a puerta continúan y siguen penalizando, aunque el juego desplegado por el filial invita al optimismo cuando el enemigo sea otro. Aunque los puntos siguen siendo necesarios y la situación la misma: en descenso y un tanto lejos de la permanencia.
Real Valladolid Promesas: Tanis; Raúl Navarro (Apa, min. 79), Alvarado, Mario Robles, Velázquez, Cobo; Miguel Marí, Montenegro (Mayoral, min. 57), Javi Pérez; Samanes (Rubén, min. 84) y Luis Suárez.
CF Fuenlabrada: Pol, Mikel Iribas, Fran García, Cata Díaz, Armando, Luis Milla, Yaw (Cristóbal, min. 62), Paco Candela, Dioni, Hugo Fraile (Portilla, min. 89), Quero (Matheus, min. 80).
Árbitro: Espasandín Cores (C.T. Gallego), auxiliado en las bandas por Fente Panay García Gómez. Expulsó al entrenador blanquivioleta (minuto veintiocho). Amonestó a los locales Cobo y Alvarado.
Categoría: Decimotercera jornada del grupo I de la Segunda División B. Encuentro disputado en los Campos Anexos del Estadio José Zorrilla.