El capitán del Real Valladolid ha participado en tres encuentros ligueros y todos ellos se han saldado de la misma manera, con derrota

El equipo no funciona. Treinta goles en 18 partidos no son muchos, son demasiados. La diferencia de goles, que ahora es de más dos, no es suficiente tampoco para un equipo que aspiraba –aspira- a terminar en play off. Por eso, una de las soluciones que ha buscado Luis César para terminar con esa cascada de goles es alinear a Javi Moyano.
El capitán, que el año pasado era indiscutible en el lateral diestro, ha pasado este año a ser uno de los jugadores menos utilizados de la plantilla. En la competición regular solo ha disputado 45 minutos en su posición natural, mientras que ha actuado como lateral zurdo en dos ocasiones, jugando ambos choques completos, el último este sábado ante el Albacete.
Con Antoñito intocable en el flanco derecho, la oportunidad de Moyano se encuentra en jugar en el lateral zurdo. Una posición en donde ni Nacho ni Ángel han terminado de convencer. Por eso, Luis César ha apostado por el jienense de nuevo hoy en esa demarcación. Pero la prueba, de nuevo no salió.
Y es que a Moyano no le acompaña la suerte. Tres partidos de liga disputados, los tres perdidos. 1-2 en la primera jornada frente al Barcelona B, 1-0 en Cádiz y el 2-1 de este sábado frente al Albacete. Quizá Moyano aporte solidez defensiva, pero puede que no sea suficiente.
La decisión de Luis César de hacer esa variante táctica ha quedado demostrada como inservible. Ya no tanto por Moyano, que este sábado no desentonó, sino porque el equipo se descompensa por esa banda en ataque. El capitán no es un jugador que destaque por sus cualidades ofensivas, pero menos si lo hace a pie cambiado. Su valor, en esa banda, reside en defender, pero la defensa no sólo la componen cuatro futbolistas. Defender es trabajo del equipo entero y, por tanto, los errores no son achacables a un solo jugador. El problema no se encuentra en un futbolista en concreto, sino en el equipo.