Los goles de Ali, Charle y Lore en una vibrante segunda mitad dan la vuelta al tanto inicial del León. Así, las naranjas entran por primera vez en el podio del grupo V

La condición esencial de la felicidad del ser humano es el trabajo. Y si encima ya consigues la meta que te habrías propuesto, eso es causa de celebración por todo lo alto. Puede que el Parquesol esta noche se haya marchado de cañas o puede que no –lo cierto es que aún no han ganado nada– pero, cuando menos, son conscientes de que han hecho su labor y de que la oportunidad que se les presentó no la han dejado escapar. No podían ni debían hacerlo.
Y el éxito se logra cuando la oportunidad y el trabajo se juntan. Hace falta mucho esfuerzo para llegar al gol de Ali. Hay que poner mucha entrega para elaborar la jugada del tanto de Charle. Es necesario mucho sacrificio –más aún en este caso– para picar el balón como lo hizo Lore. Ha hecho falta mucho tiempo para verlo, pero el Parquesol ya es tercero.
Y es así gracias a su victoria frente al León (3-1), no exenta de sufrimiento ni de épica, ni de golazos. De hecho, los cuatro fueron obras de arte muy distintas pero igual de admirables, que adornaron un encuentro que aguantó la emoción hasta el final, y que no se quiso perder ni la cigüeña que sobrevolaba el Saso.
Los dos postes que se escucharon antes de llegar al cuarto de hora ya indicaban que lo que se le venía encima al espectador sería entretenido. Solo hacía falta descubrir para cuál de las dos hinchadas lo iba a ser más. Maka en el minuto trece remató una falta al travesaño, y Ali un minuto más tarde envió a la madera un disparo precioso, que batió a María, pero no al poste, que escupió el balón.
Así es la vida. Unas veces das un palo y otras veces te lo pegas. Al principio el Parquesol lo dio, y después lo recibió. A falta de un minuto para el intermedio, Irene se sacó una chilena inverosímil que –con poste incluido– se coló por la escuadra. Lucía solo pudo mirar cómo esa pelota entraba y cómo su equipo se marchaba al vestuario con una desventaja que por méritos propios no mereció.
En realidad, ese supuso la única acción peligro de las leonesas en el primer acto, que vieron como las naranjas les dominaron, mostrándose a ratos más profundas que en otros, pero siempre con el balón en su propiedad. Sin embargo, esa insistencia tendría premio en la segunda mitad.
Primera remontada de la temporada
Con el descanso surgían las dudas de si la presión por alcanzar ese ansiado tercer puesto podría hacer mella en unas jugadoras que veían que, para tener realmente opciones, necesitaban remontar y sacar los tres puntos. Algo de nerviosismo se intuyó en un inicio de segunda parte extraño, donde Maka se entretenía con la pelota en su poder y el centro del campo no terminaba de carburar.
Tan solo hacía falta un gol: un tanto que abriera la lata y que incrustara a las naranjas la épica necesaria para sacar el partido adelante. A ese objetivo ayudó la defensa adelantada del León, que depositaba en el fuera de juego la única esperanza para que en uno de los muchos balones largos que las vallisoletanas lanzaban a la espalda de la defensa no terminara en el primer gol.
A Lore eso le importaba poco. Los fueras de juego no van con ella. La diez salió del banquillo con su escuadra y cartabón y metió un pase ‘a lo Iniesta’ hacia Charle, que a su vez cedió a Ali que, a placer, igualó la contienda. Veinticinco minutos por delante para culminar el triunfo, viento a favor y los cambios empezaban a dar sus frutos.
El de Lore fue el último porque antes ya salieron Paulita Román y Judy, que se adueñaron de una banda derecha por donde llegarían los demás goles. El segundo nació y murió en las botas de Charle. La mediapunta volvió a sacrificarse por el equipo. No solo ayudó en labores de ataque, sino que también ayudó en defensa, recuperó rápidamente posición, y culminó su notable partido con el gol.
A raíz de ello, las visitantes, con su defensa adelantada –pero ordenada hasta ese segundo tanto–, lo intentaban al contragolpe ante una zaga parquesolina que cedió pocos errores con la ventaja en el marcador. Aun así, sufrieron. Era necesario porque las grandes hazañas no se consiguen sin largos tramos de sufrimiento.
Pero Lore estaba en modo ‘hater’ y dijo que esto de sufrir tampoco le llamaba mucho la atención –manías suyas– y quiso zanjar el asunto. Y de qué manera. Recibió en balón al borde del área y con una sutil vaselina superó a María, que vio imposible ni siquiera rozar el balón. La diez parquesolina puso la rúbrica a un encuentro difícil de olvidar.
Porque cuatro años después, las de Rubén Jiménez son terceras, y qué mejor manera de alcanzar tal premio que con una remontada antes de un parón, con goles fascinantes, y que sirve para confirmar que el momento de forma de este conjunto es idílico.
Pero no nos engañemos, esto no llega de repente, no es flor de un día. El Parquesol se sienta en la sombra de un árbol que plantó hace tiempo. Solo hace falta que este ciprés alargue su sombra y que le sirva a las naranjas para acabar la temporada terceras. Hacen falta cuatro puntos. Dos finales. Y una única consigna: el trabajo.
CD Parquesol: Lucía; Crispi, Maka, Noe (Judy, min.56), Rivas; Nata, Barbi, Sandra (Paulita, min.56), Alexia (Lore, min.63), Charle y Ali (Ana, min.91).
León: María; Monroy (Andrea, min.69), Ainhoa, Virginia, Alicia (Pinilla, min.82), Emma; Irene, Alba, Paula, Nati y Uri.
Goles: 0-1, min. 42: Irene. 1-1, min. 64: Ali. 2-1, min. 68: Charle. 2-1, min. 91: Lore.
Árbitro: El colegiado Gaspar Baraja dirigió el encuentro. No amonestó a ninguna jugadora.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 24 del Grupo V de la Segunda División Femenina, celebrado en el José Luis Saso, ante alrededor de 200 espectadores.