Los diez partidos que lleva sin perder el Real Valladolid B son solo superados por el Marbella, que lleva catorce, y por el Badalona, que aunque también lleva diez, ha ganado más veces

La forma que ha tenido de levantarse el Real Valladolid Promesas ha sorprendido a propios y extraños, no porque no esté siendo merecido, sino por la extrema dificultad que supone el encadenar diez partidos sin perder en una categoría tan competitiva como es la Segunda División B. Basta decir que, en lo que va de temporada, en el Grupo I, solo otros cuatro equipos lo han hecho: Rápido de Bouzas (quince), Fuenlabrada (once), Deportivo Fabril (once) y Atlético de Madrid B (diez).
La racha actual de los pupilos de Miguel Rivera de diez jornadas sin caer es la mejor en vigor del grupo, después de que hace dos jornadas el Racing de Ferrol rompiera la de las ‘abejas’ de Borja Jiménez, y la tercera mejor de la categoría, después del Marbella, líder del Grupo IV y que acumula catorce fechas sin un tropiezo severo y de la que ostenta el Badalona, que si bien lleva los diez mismos partidos sin perder que ha alcanzado el Promesas, es mejor porque lleva siete triunfos y tres empates, frente a las cinco victorias y cinco igualadas del filial.
Esta buena línea es una de las claves que han llevado a los blanquivioletas fuera de los puestos de descenso, situación que, aunque no cómoda, es más propicia que la anterior en la búsqueda de la permanencia. Otra es que en lo que va de segunda vuelta el Real Valladolid B ha firmado veintiún puntos, seis más de los que hizo en la primera mitad de campeonato, y que le convierten, junto al Rayo Majadahonda, en el quinto mejor equipo en este tramo, con cuatro unidades menos que un Navalcarnero al que fue capaz de batir y una mejor que el Rápido, el Atleti B y el Sanse.
El empate en Fuenlabrada, unido a la contundente victoria del Pontevedra sobre el Talavera por cuatro goles a cero, trajo aparejado que el filial perdiera dos de los puntos que tenía de ventaja con respecto al descenso. Sin embargo, siguen siendo dos las unidades que lo separan de la quema (el propio Pontevedra la marca), así como del play-out, que hoy disputaría el CD Toledo. En ese intento por salvarse, en las seis fechas que restan, los de Rivera aún deberán enfrentarse a varios rivales directos, empezando por el Guijuelo este mismo fin de semana.
Sea como fuere, con independencia de lo que consiga este fin de semana, los registros conseguidos en esta racha son tan importantes que el cielo ha clarecido. Aquella oscuridad de antaño se ha convertido en optimismo, uno que sitúa, desde que el técnico andaluz se sienta en el banquillo de Los Anexos, hasta a siete rivales con menos puntos de los que él ha obtenido (todos los que están por debajo más Coruxo y Castilla).
La gran verdad, no obstante, y parafraseando al propio entrenador, es que queda trabajo por hacer en las semanas que quedan. El objetivo marcado está claro. El camino –el del sacrificio y la humildad–, también.
