Blanquivioletas, de nuevo, cumplió varios con la celebración de la I Copa Radio Marca #HacemosCantera
Hablar de confluencias en el momento histórico que está viviendo España en la actualidad parece atrevido; si acaso irónico o banal. Y sin embargo es imposible evitarlo si se pretende hablar de voluntades que se encuentran y forman una sola hasta derivar en algo tan intenso y tan de verdad como lo vivido hace unas fechas por un puñado de locos y un buen número de soñadores.
Hace ya unos cuantos años que Blanquivioletas trascendió en la vida de unos pocos; los mismos desde que la expresión «nunca es solo fútbol» se adueñó de un lugar en la Red tan particular desde sus orígenes y de tanta vida como este. A decir verdad, es difícil situar en el tiempo el instante en el que pasó a ser algo más, aunque hay otros más precisos y que vienen más al caso, como los dos concursos literarios cargados a las espaldas o el primer trofeo de fútbol siete organizado a finales de 2014 con tintes solidarios.
Lo de los niños vendría más tarde. Y es que el fútbol base es una fábrica de sueños a la que cada vez menos son ajenos, como prueba la proliferación de torneos a lo largo de las temporadas, incluso algunos auspiciados por medios de comunicación mucho más potentes que el presente. Y vivir esos sueños con los más pequeños siempre fue la principal –casi única– inspiración.
Con el tiempo, después de tres experiencias, se ha terminado convirtiendo en un sueño más, uno hecho real el último fin de semana de mayo junto a Radio Marca Valladolid y junto al Arroyo Pisuerga, y no por planificado y previsto con muchos meses de antelación fue, en cierto modo, inesperado: Blanquivioletas une lo que la vida se empeña, si no en separar, por lo menos sí en llevar por caminos distintos (y es que crecer es eso…).
Por no dar demasiados rodeos: los nervios de los futbolistas que participaron en la I Copa Radio Marca #HacemosCantera encontraron parangón –o quién sabe si incluso no fueron superados– en un equipo entregado, apasionado, familiar y ejemplar; seguramente imperfecto como la vida misma, pero tremendamente dedicado y que desde hacía ya tiempo ansiaba algo así, puesto que fines de semana como este son de convivencia, de compañerismo, de experiencia, de aprendizaje y de amistad, valores que compensan la ingente cantidad de horas destinadas a los más pequeños.
El innovador formato lo fue en todos los sentidos, también a nivel de difusión, con una apuesta importante por lo audiovisual y por las redes sociales.
Durante todo el torneo se lanzaron más de cien tuits, se publicaron en torno a 350 fotos y se realizaron en torno a una docena de entrevistas, además de las numerosas publicaciones en este portal y de los minutos de radio destinados a dar protagonismo a quienes de verdad lo tenían, los más de 200 participantes, contando futbolistas y cuerpos técnicos, pertenecientes a quince clubes de la provincia y a dieciséis equipos.
Y si la fase de grupos permitió ver durante la primera jornada la regularidad de los conjuntos, la Copa Oro y la Copa Plata alumbraron alguna que otra sorpresa, más de una alegría, alguna decepción, competitividad y deportividad como la mostrada por Toño Rodríguez, técnico del Parquesol mientras sus chicos iban camino de ser eliminados en cuartos. Las arengas del descanso y del final del encuentro ante el Rondilla dieron cuenta de su condición de formador, que encontraría luego reconocimiento con el trofeo a la deportividad.
Emmanuel, portero del Juventud Rondilla, se creció en ese partido como lo había hecho en los anteriores y como lo hizo para intentar sostener a los suyos en semifinales ante el CD Arces, y aunque Miguel, el cancerbero del Unión Arroyo, también se habría hecho acreedor de la mención, terminaría llevándose la mención al mejor guardameta.
Si con él hubo debate, no lo hubo menos para premiar al mejor jugador. Los goles decisivos de Yagüe para que el Real Valladolid se llevara la Copa Oro acabaron por ser determinantes en este sentido, aunque en pugna cerrada con su compañero Víctor –el hijo del ilustre ’21’– y con dos de sus rivales, Ferri y Mario, que brillaron y que llevaron al Arces a acariciar la sorpresa. Aunque sus defensores vestían de carmesí, el escudo blanquivioleta a la postre pudo más.
Y nada más acabar, lo primero que se vio fue el consuelo de los chicos de Dani Medina a los pupilos del enérgico Flequi. Esta deportividad, y la alegría de tantos compensaron todas las horas de esfuerzo previo. Porque una de las notas llamativas de este trofeo es que ocho de los dieciséis participantes se llevaron uno a casa, lo que permitió, por ejemplo, que Sur o Laguna Promesas compensaran el domingo la peor jornada anterior o que el San Agustín, que había perdido sus tres primeros partidos, no se marchara de vacío.
Esta casa y Radio Marca Valladolid quisieron impregnar la cita de ese carácter, aunque competitivo, participativo e inclusivo, premiando no solo al catalogado como mejor. Por eso, gracias a los colaboradores con los que el torneo contó, todos los participantes tuvieron su mayor o menor recompensa.
La camiseta conmemorativa de la I Copa Radio Marca #HacemosCantera tiñó de rojo los campos de La Vega de Arroyo de la Encomienda desde las primeras horas del sábado, y ese color rojo, unido al adquirido por culpa del sol por los voluntarios del Arroyo Pisuerga y los integrantes de Blanquivioletas, terminó siendo el símbolo del éxito, que vino acreditado por la colaboración completa de cuantos agentes participaron y que tanto facilitaron las cosas a la organización.
Una de las máximas que más sale de los labios de los aquí firmantes dice que ser parte de esto es ser parte de una «bendita locura». Una compartida con muchos durante el pasado fin de semana y en lo venidero. Porque, ¿quién no sueña con ver el día de mañana en la élite a una de esos más de 200 pequeñas estrellas?
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