El Real Valladolid cumple su nonagésimo aniversario con la necesidad de fortalecerse aún más y arraigarse más a la ciudad y a la provincia
El Real Valladolid festejará su noventa aniversario con una cena sobre el césped de Zorrilla en la que estarán diferentes agentes del entorno y en la que puede que todavía se oigan los ecos del ascenso conseguido días atrás. El retorno a la Primera División, sin embargo, no es el final, por lo que el ágape no debe ser solo una celebración de lo que se ha vivido hasta el momento, sino también el inicio de la toma de conciencia de que el club debe seguir fortaleciéndose y arraigándose más en la sociedad vallisoletana. Así, la temporada recién terminada, en la que la entidad blanquivioleta ha operado como actor principal de su entorno, ha de ser solamente el comienzo de la asunción del rol de motor social que ya ostentaba.
La decisión por parte del Ayuntamiento de otorgar a una de sus avenidas el nombre de Real Valladolid encierra la confirmación de esa importancia más allá de los resultados cosechados y de la mayor o menor filiación de los aficionados. Supone la constatación por parte de Consistorio del impacto del club en el día a día de la ciudad, en tanto en cuanto es capaz de mover masas y su actividad supone un importante impacto económico, cifrado en diferentes estudios en varias decenas de millones siempre que el equipo esté en Primera.
El club debe operar con la responsabilidad de conocer esta cuestión, pero también siendo conocedor de que la simbiosis será mayor si la relación es, en efecto, bidireccional. Si durante años existía un límite o incluso un rechazo a convertirse en agente social, a través de la marca XII Pucela esto parece haber pasado a la historia, y es un acierto. Uno al que se le debe dar continuidad, pues el impacto en la imagen de la marca Real Valladolid habrá sido positivo y provechoso (a pesar de la duplicidad de marcas).
A raíz de las acciones de apoyo a pacientes de enfermedades como la leucemia infantil, se ha encontrado con el apoyo de una hinchada que no dudó en ser solidaria y que, por esas iniciativas, siente un orgullo mayor por sus colores. Asimismo, la aparición y consolidación de la política de cantera instaurada puede permitir una mayor identificación con un equipo del que muchas veces la grada se ha sentido alejada. Con los Calero, Anuar y Toni o los que estén por venir en nómina, no será el caso.
El mantenimiento y mejora de las infraestructuras –comenzando por el estadio, aunque continuando con Los Anexos– debe ser otro reto a buscar superar en los próximos años, como, volviendo a la base, continuar ayudando a los clubes del entorno como aquellos de base con los que hay suscritos convenios de colaboración. Fomentar esas relaciones, hace tiempo incluso denostadas, permitirá generar una mayor simpatía en el entorno más cercano, empezando por niños cuyo primer sueño debe ser triunfar en el Pucela.
Al ‘viejo’ que este miércoles cumple noventa años le ha sobrevenido la modernidad en su ámbito. Ya no vale solo con que la pelotita entre. Además de entrar, la competencia feroz y la suerte de multipartidismo bipolar que hay, a imagen y semejanza del escenario político de hace no tanto, invitan a que el Real Valladolid, como las nuevas formaciones, deba agudizar el ingenio para que su cuota de protagonismo sea mayor. Y esto comienza con Primera División y con una calle, pero también con el arduo trabajo en las otras parcelas comentadas.