Duje Cop destaca por su sacrificio más que por sus cifras goleadoras, si bien le preceden unos números aceptables en las últimas temporadas que le convirtieron en internacional

Al fin, después de varios meses de espera y de que incluso haya comenzado oficialmente Liga, la afición del Real Valladolid ya tiene al delantero que tanto reclamaba, o por lo menos a uno de ellos. El internacional croata Duje Cop será blanquivioleta al menos hasta el treinta de junio, con posibilidad de serlo más allá si el rendimiento que ofrezca invita a ejecutar la opción de compra que se ha garantizado el club sobre sus derechos.
Sobre el papel a nadie o casi nadie le parecerá un primer espada, absurdo sería negarlo. Sin embargo, puede tratarse de un buen complemento o de una pieza de valor si mejora lo ya conocido de él en el fútbol español, donde militó anteriormente durante dos temporadas, una en el Málaga y otra en el Real Sporting. Entonces sus promedios no fueron altos (un gol cada 292 minutos en la Costa del Sol, uno cada 253 en Gijón), pero sí destacó por otro valor tantas veces denostado en un delantero pero necesario en el contexto actual del Pucela: el sacrificio. Si hay algo que garantiza por encima de otras cosas, vista su trayectoria, es esta capacidad, física y conductual.
Decir que es trabajador puede sonar a ese tópico de «es majo» cuando a uno le piden una primera impresión sobre alguien, pero así es, lo cual permite que, si con él en el campo Sergio González opta por una presión alta, como punta de lanza que es, puede ejecutarla. Y si no, cuando el equipo se plante en un bloque medio-bajo –como parece que sucederá más a menudo–, él, diligente, ocupará su lugar por delante de la segunda línea de cuatro colocada frente al portero.
Salvo que descolle a sus veintiocho años, sus condiciones lo convertirán más en un buen soldado que un gran capitán, aunque de precedentes que otorgan rango a alguien como él está llena la historia reciente del Valladolid. Mata, sin ir más lejos, comenzó a demostrar todo cuanto enseñó el año pasado con uno más. Y a la edad del croata, tiempo atrás, Llorente tuvo sus mejores números de blanquivioleta.
Precisamente si hay que establecer una semejanza, por atrevida que parezca, dos jugadores que pueden venir a la mente son esos. También en el área: es un delantero fajador y un rematador puro (preferentemente con la pierna derecha), de los que se afanan en ganar balones y posición a los defensores y buscan el golpeo en prácticamente cualquier situación. No obstante, en su anterior etapa en España se vio que no está exento de cierta calidad técnica que le permite desasirse de un potencial rival o incluso ejercer como improvisado asistente, aunque no sean estos sus fuertes.

El mejor Duje Cop
sería el internacional
Duje Cop llega al Real Valladolid después de haber jugado trece partidos con la selección croata, a la que accedió en 2014 y con la cual estuvo presente en la última Eurocopa; no así en los últimos mundiales. Su última internacionalidad data del mes de marzo, cuando jugó frente a México, pero lo cierto es que nunca tuvo el sitio 100% asegurado.
Así lo atestiguan los apenas quinientos minutos de los que ha dispuesto, prácticamente todos en amistosos (en los que hizo sus dos goles); en encuentro oficial, se ha encontrado con una durísima competencia en las figuras de Mandzukic, Perisic, Kalinic o Rebic. Sin embargo, como se comprobó antes del Mundial de Rusia disputado este verano, puede ser seleccionado si alcanza su máximo rendimiento, y esa seguramente sea una de las premisas que tenga en mente para el nuevo curso.
Y para el Real Valladolid no habría nada mejor que un Duje Cop vestido con la camiseta ajedrezada, pues eso sería sinónimo de cosas buenas en lo individual y probablemente también en lo colectivo. Si en cualquiera de las fechas FIFA al croata le toca viajar, teniendo en cuenta que él es más un actor que necesita un contexto grupal idóneo –e incluso propiciatorio– que un solista que destaque por sus números o por sus acciones individuales, lo normal es que a Sergio González y los suyos no les esté yendo mal.
Ese repunte en su trayectoria es algo que Cop buscará vestido de blanquivioleta; conseguir ser lo que no fue en sus estancias anteriores en sus tres temporadas en la élite europea, un futbolista de jerarquía, pese a sus especificidades. Y es que a sus dos cursos en España hay que sumar otro en Italia, en el Cagliari, donde su promedio goleador fue más o menos el mismo que en el Sporting y el Málaga. En cambio, en Bélgica bajó de la barrera de un un gol cada 250 minutos y la situó en 234 y medio, que mejoraba en su país.
La Liga es otra cosa; bien lo sabrá. Lo que no quita para que se haya decidido por ella para buscar ese mayor nivel. Y al Real Valladolid le basta; le puede bastar. Con un guerrero como él, y si como parece llega algún otro delantero, Sergio González respirará tranquilo. Por lo menos más de lo que respiraba hasta su llegada.