El Real Valladolid gana sin merecerlo ante al AD Alcorcón gracias, en parte, a la exhibición de su mediocentro ghanés

Hay partidos tan sufridos que parecen durar días, y el de este sábado del Real Valladolid de División de Honor es uno de esos. Sucede a menudo cuando uno sufre, que el tiempo pasa lento, como así lo hicieron los noventa y tantos minutos de juego, primero porque este nunca fue brillante y segundo porque la AD Alcorcón puso las cosas complicadas hasta el final y hasta en la última jugada pudo empatar.
Toda la seguridad defensiva que el Divi había mostrado hasta ahora se tornó fragilidad, y tampoco con balón se vio a un buen nivel. Quiso tenerlo desde el principio, aunque no estuvo nunca cómodo, en parte por sus propios deméritos y en parte porque el Alcorcón impedía que lo jugara en buenas condiciones. Sin llegar a cerrarse, el conjunto alfarero fue uno de tantos visitantes que tratan de cerrar líneas de pase e incomodar la salida de balón. Con todo, el uno a cero a los veinte minutos, obra de Morante, que cazó un rechazo de Roberto tras un saque de falta de Rafa que casi se cuela en su puerta, debió calmar las aguas. Más bien las estancó.
Los blanquivioletas bajaron revoluciones en exceso, como si la renta fuera suficiente. Pero el hecho de verse por delante no implica que vaya a llegar con facilidad ninguna victoria, no se la habían jugado a quien marque gana. Esa relajación la percibió el Alcor, que dio la vuelta al marcador en apenas cien segundos: primero Rabadán aprovechó una gran jugada de Colastra y después Aitor remató a gol un centro de Higueruela tras una gran jugada que había acabado con un disparo al larguero.
No hay placidez para quien no es intenso; en el fútbol, como en la vida, sin esfuerzo los resultados no llegan. Esa realidad la entendió con el correr del reloj el Real Valladolid, aunque ni siquiera cuando volvió a cobrar el pulso estuvo realmente a gusto. Aunque la entrada de David Sanz al descanso mejoró la circulación, nunca el dominio fue real; la ambición fue otra, pero el quiero no ganó la batalla del puedo.
La remontada la favoreció el arreón de Baba, que mezcló bien con su compañero y se incorporó varias veces al balcón del área. En una de estas, le llegó un servicio de Álvarez, que apareció en zonas interiores desde su posición de lateral derecho, disparó fuerte e Hijón introdujo el cuero en su portería en el intento de despeje. Y después de un nuevo intento fallido, marcó el tercero en un jugadón en el que se desasió de varios rivales y acabó disparando cayéndose.
La ‘Babaridad’ quedó un tanto incompleta porque el ghanés notó un pinchazo en la celebración y tuvo que ser sustituido, pero la exhibición fue de mediocentro dominador cuyo nivel viene siendo creciente desde el inicio del curso. Cada partido brilla más con balón y solo le faltaba lo que hizo contra el Alcorcón: que aprovechara su físico imponente para asomar más cerca de la puerta rival.
Su marcha del terreno de juego coincidió con que el Alcor no se resintió del golpe ni permitió dormir el encuentro a los vallisoletanos; lo mantuvo en la esquizofrenia, la intensidad y la rapidez en las transiciones que le permitía alterar el ánimo de una zaga ya nerviosa en cada aproximación. Muy pronto, apenas tres minutos después, llegó el tres a tres en una jugada desafortunada que embocó sin querer David Gómez tras varios rechazos.
El fútbol de control brillaba por su ausencia, pero el ritmo no decayó y en otro arrebato Víctor recortó hacia adentro en banda izquierda y vio la escuadra contraria, a la que envió un derechazo en forma de parábola que se convertiría en el postrero gol de la victoria. Óscar pudo sentenciar, pero no atinó y los de Pablo Nozal siguieron machacones e insistentes intentando sacar un punto. Y casi lo consiguen.
En la última jugada del partido hubo hasta tres ocasiones muy claras: Edu disparó al palo, Póveda despejó un remate en un rechazo y el tercer tiro golpeó en un atacante amarillo cuando Maxi estaba batido y todo el mundo esperaba el gol. En realidad, el empate habría sido lo justo para los unos y los otros, porque el Real Valladolid tuvo uno de esos días tontos que pueden costar un disgusto y el Alcorcón jugó con decisión y dispuso de ocasiones como para puntuar.
Lo bueno es que, pese a ello, los blanquivioletas consiguieron sumar un nuevo triunfo que les sitúa con ocho puntos, y a partir de las desatenciones y del nivel ofrecido ante los alfareros podrán y deberán crecer para encontrarse de nuevo mejor ante el Rayo Majadahonda. Hacerlo así, con victoria, es siempre mejor, y más cuando después de ese Rayo llegará el otro, el Vallecano, a Zorrilla en dos semanas. Entonces no cabrán contemplaciones.
Real Valladolid: Maxi; Jairo (Álvarez, min. 46), Morante, David Gómez, Álex Pérez; Luismi (David Sanz, min. 46), Baba (Póveda, min. 77); Víctor, Dali, Rafa (Arroyo, min. 65); y Óscar.
AD Alcorcón: Roberto; Rabadán, Juancho, Hijón, Tiago; Borja (Rodrigo, min. 87), Colastra (Edu, min. 66); Aitor, Rafa Diz (Gonjal, min. 56), Higueruela (Barbu, min. 76); César Gómez.
Goles: 1-0, min. 20: Morante. 1-1, min. 31: Rabadán. 1-2, min. 33: Aitor. 2-2, min. 69: Hijón (p. p.). 3-2, min. 76: Baba. 3-3, min. 79: David Gómez (p. p.). 4-3, min. 87: Víctor.
Árbitro: David Rivera García, asistido en las bandas por Alberto Polo Domínguez y Alberto Martín Diéguez, del colegio vallisoletano. Amonestó a los locales Víctor, Dali y Maxi y a los visitantes Higueruela, Rabadán y Barbu.
Incidencias: Sexta jornada del Grupo V de la División de Honor juvenil, disputado ante un centenar de aficionados en los Campos Anexos al José Zorrilla.