El Navalcarnero se llevó los tres puntos tras dominar la primera parte y anotar el gol de la victoria en los minutos finales, en un partido muy pobre de los de Miguel Rivera

El Real Valladolid B desaprovechó una clara oportunidad de regresar a la senda de la victoria y cayó ante un rival, el Navalcarnero, que llevaba un mes y medio sin puntuar. El barquito, entrenado durante toda la semana por el técnico de la cantera y el preparador físico, le ganó la partida al planteamiento de Miguel Rivera, que pecó de confiado ante la necesidad de los madrileños.
El andaluz intentó solucionar las ausencias de Mario Robles y Sali (sancionado y lesionado, respectivamente) con Carrascal actuando en el centro de la zaga junto a Abel. La intensidad del Naval se notó desde el pitido inicial, con un equipo volcado sobre la meta de Samu, acuciado por la urgencia de volver a sumar para salir de la zona baja de la tabla.
Pero la sorpresa la dio el filial blanquivioleta en el minuto diez, cuando Zalazar se hizo con el balón en el costado izquierdo y, tras avanzar sin oposición, puso el centro al área. El balón le cayó a Miguel que, de primeras, armó un potente disparo que le sirvió para celebrar su primer gol esta temporada. Primera llegada con peligro y el Promesas mandaba en el marcador.
Lejos de hacer agua, el barquito siguió llevando el peso del partido y, volcado en ataque, dejó claro que iba a pelear hasta el final. Primero avisó Ariel con un cabezazo en el segundo palo que se marchó rozando la madera. Acto seguido, Cifo forzó la intervención de Samu, que se estiró para mandar a córner el envío directo desde la esquina.
No obstante, el Navalcarnero igualó el choque desde los once metros. Nuevamente, Cifo avanzó por la banda izquierda y se internó en el área, donde Raúl, en una acción infantil, le acabó derribando. Joaquín botó una pena máxima que casi detiene el guardameta blanquivioleta, que había adivinado las intenciones del delantero.
El gol fue un mazazo para el Real Valladolid B, que no reaccionó y convirtió el choque en un monólogo de ocasiones para los madrileños. Bermejo tuvo en sus botas la oportunidad de darle la vuelta al marcador tras ganarle la partida a los centrales. Superó a Samu y apuró hasta la línea de fondo, poniendo un balón que se estrelló en el larguero, un tanto precipitado al no ver la entrada de su compañero desde atrás.
Dos minutos después, el mediocentro remendó su error enviando al fondo de la red un disparo raso, ajustado, desde la izquierda, tras el rechace de una falta botada desde el lado contrario. El 2-1, justo antes del paso por vestuarios, desató la locura en el Mariano González.
Los primeros compases tras la reanudación fueron un intercambio de golpes, con el filial metiendo una marcha más en busca de la igualada. El meta del Navalcarnero, que había tenido una primera parte muy tranquila, tuvo que intervenir rápidamente para evitar que Stevens, al despejar un centro de Waldo, introdujera el balón en su propia portería.
El extremo volvió a verse las caras con Conde apenas tres minutos después, en una de las jugadas ofensivas de mayor peligro del Promesas. Cazó un balón desde la izquierda y, de tacón, intentó batir al cancerbero, que tocó lo justo para enviar el esférico a saque de esquina.
La reacción blanquivioleta no evitó el naufragio
Más eléctrico en ataque, especialmente tras la entrada de Pedrosa, el filial devolvió la igualdad al marcador cumplida la hora de juego. La pizarra dio sus frutos en un córner que Miguel, en corto, cedió a Waldo, que la puso atrás para que Salazar, desde lejos, pusiera el balón fuera del alcance del guardameta. Corrieron a celebrarlo con Juan Carlos, el entrenador de porteros, encargado de diseñar las jugadas a balón parado.
El empate dejó tocado al barquito, que siguió navegando gracias a las colosales intervenciones de Conde. Los blanquivioletas pudieron aumentar la renta cuando Pedrosa cazó un balón aéreo en el centro del campo y se plantó solo ante la portería, pero el colegiado anuló la jugada al entender que había mano en el control.
La única ocasión de peligro del Navalcarnero la tuvo Astray, que remató una dejada de cabeza de Ariel que se marchó por encima del larguero. El Promesas comenzó a diluirse y Rivera dio entrada al juvenil Baba, que jugó sus primeros minutos bajo las órdenes del andaluz.
La estocada final llegó a un minuto de cumplirse el tiempo reglamentario. Joya ejecutó un libre directo que se fue directo a los guantes de Samu. El guardameta dejó el balón suelto y José Antonio, en el segundo palo, empujó la pelota que, desde el fondo de la red, sacó a flote al barquito.
El Promesas, por su parte, regresa de tierras madrileñas con las manos vacías y habiendo sumado solamente tres puntos de los últimos quince en juego. La semana que viene, nueva prueba para medir la capacidad de reacción de los de Miguel Rivera, que vistan al Unión Adarve.
CDA Navalcarnero: Diego Conde; José Antonio, Ariel, Jesús, Stevens; Joya; Fran Santano (Sergi, min. 79), Bermejo, Del Pozo (Astray, min. 69), Cifo; y Joaquín (Abu, min. 89).
Real Valladolid Promesas: Samu; Corral, Carrascal, Abel, Raúl; Zalazar, Javi Pérez (Baba, min. 85), Kike Pérez, Waldo; Jardel (Pedrosa, min. 63) y Miguel.
Goles: 0-1, min. 10: Miguel; 1-1, min. 28: Joaquín; 2-1, min. 40: Bermejo; 2-2, min. 64: Zalazar; 3-2, min. 89: José Antonio.
Árbitro: Yuste Querol, del colegio valenciano. Amonestó a los locales Stevens, Fran Santano y Del Pozo y a los visitantes Kike Pérez y Jardel.
Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada en el Grupo I de Primera División, disputado en el Mariano González de Navalcarnero.