Real Valladolid y Villarreal empatan sin goles en un choque en el que, pese a las ocasiones, ninguno fue capaz de llevarse el gato al agua y huir de la zona baja de la tabla

Real Valladolid y Villarreal firmaron las tablas en un choque en el que, pese a la obligación de ambos por sumar de tres, ninguno dio el paso al frente necesario para desequilibrar la balanza. Y es que fue precisamente esa urgencia la que se acabó convirtiendo en miedo e impidió a ambos ir a por más. Con todo, el punto contenta más a los blanquivioletas, que le ganan el goalaverage a los castellonenses.
Salió el Pucela con un once remozado, en parte por obligación — Joaquín disfrutó de su segunda titularidad en detrimento del sancionado Calero –; en parte buscando una ‘revolución’ con la que olvidar el descalabro de Huesca. Así, Moyano ocupó el lateral de Antoñito y Toni se vio relegado al banquillo en pos de un Hervías que fue de la partida por primera vez desde su regreso.
Quizás fueron las ganas de volver a hacer disfrutar a quienes en su día tanto aplaudieron su fútbol, quizás fue ese «pasito adelante» al que Sergio hizo referencia en la previa. Sea como fuere, el riojano salió eléctrico y cerca estuvo de emular aquellos goles decisivos en la consecución del ascenso ante Osasuna y Sporting.
Lo intentó, al minuto de juego, con otro trallazo, potente, desde el costado izquierdo de la frontal del área. Con el que no contó Hervías fue con Asenjo, que con una rápida y acrobática estirada desvió a córner. Lo cierto es que todo el equipo siguió su ejemplo, probando la fiabilidad de una zaga a la que, la pasada jornada, el Espanyol le sacó los colores.
Pero los de Javi Calleja habían aprendido de los errores. Al menos, Bonera, que con el guardameta vencido salvó en línea de gol un remate de Nacho en el segundo palo tras un buen centro de Keko. Apretó el Real Valladolid, consciente de que la urgencia ahogaba un poco más al ‘submarino amarillo’, pero se topó una y otra vez con Asenjo.
Mientras el exblanquivioleta se erigía como sustento de los suyos, Hervías seguía siendo el cauce de las ocasiones de mayor peligro. Disfrazado de asistente, le puso un centro medido desde la izquierda a Sergi Guardiola, que remató de cabeza un balón que se estrelló en Pedraza y cerca estuvo de irse al fondo de las mallas.
Lo intentaba el Pucela, que echó de menos la creatividad de un Óscar Plano que vio una amarilla muy rigurosa muy pronto, lo que condicionó su actuación y no le permitió mostrar su mejor versión. Al mismo tiempo, el Villarreal metió una marcha más, generando un par de ocasiones en las que el José Zorrilla contuvo el aliento.
La primera, cuando Toko Emkambi se marchó solo hacia Masip, probando la sangre fría de un Alcaraz que, tras darle espacio en el lado izquierdo, le quitó el balón cuando el camerunés quiso regatearle. La siguiente, apenas cinco minutos después, en una jugada en la que Gerard Moreno, con un pase entre líneas, le entregó la pelota a Fornals, que se giró ante Moyano y se la cedió a Pedraza, obligando al guardameta catalán a meter la manopla.
Verde, con un potente y preciso disparo, pudo desequilibrar el choque

La tónica del final de la primera mitad tuvo continuidad tras el paso por vestuarios, aunque con mayor intensidad. Sobre todo, por parte de los de Calleja, que se volcaron sobre la meta de Masip comandados por Toko Ekambi, que con su velocidad hizo mucho daño a la zaga.
En ningún momento fue un choque de ida vuelta, pese a poder ser lo esperado y a que, de hecho, hubo un momento en el que lo pareció. Y es que de una buena intervención de Masip tras una falta botada por Cazorla se pasó a una rápida contra dirigida por Míchel que, con una espuela al primer toque, en un gran gesto técnico se la dejó a Plano. El madrileño asistió a Hervías, cuyo remate se fue ligeramente alto.
Con el partido en el punto que le gusta, cediendo la iniciativa al rival, el Pucela fue recuperando presencia gracias a un imperial Alcaraz, muy sólido a la hora de recuperar balones y con criterio a la hora de lanzar las jugadas de ataque.
Sin embargo, no fue suficiente para que el Real Valladolid volviera a la senda de la victoria. Lo rozó con la punta de los dedos ya en el tramo final con un zapatazo de Verde. El italiano recibió el cuero de Sergi Guardiola y, con un golpeo seco, preciso, le dio un efecto que provocó que botara delante de Asenjo, que tuvo que desviar a saque de esquina con el hombro.
Fue la última aparición antes de que el miedo a perder y ceder la victoria a un rival directo se impusiera y los dos firmaran una tregua adelantada. Con todo, y pese a que el empate le sirve al Pucela para ganarle el goalaverage a un contendiente directo, el punto es insuficiente, más aún en una jornada con enfrentamientos directos en la que, dependiendo de los resultados, la lucha por huir del descenso puede apretarse aún más.