Tras una excepcional primera mitad en la que Ali adelantó a su equipo, la Solana le dio la vuelta al marcador en un segundo acto sin sentido de las naranjas

El Parquesol sabía a qué campo viajaba. Sabía que lo hacía sin dos de sus estrellas encargadas de gobernar la medular y, por tanto, sabía que en medio campo iba a sufrir. Sabía que La Solana era vertical. Sabía que si tenía ocasión la iba a enchufar. Sabía que si se dejaba arrastrar a su terreno lo pasaría mal. Lo sabía. Y ocurrió todo. Y no salió nada.
Sin saber muy bien por qué el equipo de Rubén Jiménez, habiendo estudiado todas esas dificultades, fue incapaz de sortearlas en la segunda mitad, después de una primera parte donde lo hicieron y, además, con gusto y elegancia. Es difícil encontrar una razón por la que un conjunto como el Parquesol, segundo clasificado –lo es pese a la derrota—, pasó del sobresaliente al suspenso en cuarenta y cinco minutos.
Habrá que empezar por lo bueno y ya de paso por el principio. El plantel vallisoletano llegaba a La Solana sin dos de sus órganos vitales, Nata y Barbi, pero enseguida se vio que también se traían dos medicinas para suplir las carencias. Murita y Noe, más adelantada de lo habitual, pese a no ofrecer la misma galanura –al fin y al cabo Barbi solo hay una—cumplieron, hasta el punto de que su equipo fue el claro dominador de la primera parte.
Pero con la asignatura pendiente de las últimas jornadas: la definición. Ali dio el primer aviso con un remate a bocajarro, Charle, el segundo, y a la tercera fue la vencida. La nueve, con un control orientado exquisito, fabricó una vaselina sublime lejos del alcance de la portera Mar. Poco podía hacer ante una delantera en racha, bendecida por el gol y que, como hizo en la primera vuelta, adelantó al Parquesol.
La verticalidad prosiguió con el fin de aumentar el marcador, con Iria, Sandra y Yarima como martillos pilones y con Charle, que era un generador de titubeos a la defensa rival.
A los puntos, es cierto, el marcador pudo ser mucho más abultado al descanso, pero los partidos no se merecen, se ganan. Y tampoco está de más recordar que duran noventa minutos y no cuarenta y cinco.
La Solana encontró el premio a base de insistencia

Aunque aparente ser mentira, lo que viene a continuación pertenece al mismo partido que lo anterior, pese a que no se parezca en nada. Así lo quisieron el Parquesol y La Solana, que cambiaron sus versiones. Las locales, en su necesidad de arriesgar, dieron un paso hacia delante para ver si así se podía hacer daño a un rival hasta entonces intratable con la pelota.
Su protagonista en ataque, Gabrielle, que hasta el descanso había sido neutralizada en la banda por Carla, se metió por dentro haciendo un daño terrible a una defensa naranja que, después de apenas tener trabajo, veía que un segundo acto que se intuía apacible se iba a convertir en otra cosa muy distinta. Del blanco se pasó al negro. Del naranja, al amarillo. Virgencita, virgencita, que me quede como estoy.
Y del esmoquin al disfraz de fantasma que define de maravilla la segunda mitad de las chicas de Rubén Jiménez. Desubicadas, descentradas e invisibles por momentos, sin capacidad de generar un ataque limpio ni de bajar al césped –o lo que quedaba de él— el balón, menos aún tras la marcha de Murita. Fueron contagiadas por La Solana que, a diferencia de ellas, puso en práctica su idea, más vistosa o menos. Qué más da.
Y llegaron los goles, claro. El empate, a los doce minutos de la segunda parte, cuando Isa se aprovechó de un rechace de un córner y el segundo, en el tramo final y con el partido totalmente abierto, cuando Gabrielle se generó un espacio en el área para pegar un disparo cruzado imposible para Lucía. Es verdad que Alicia Rey, antes del segundo, marcó en posición antirreglamentaria según el linier, pero esa fue en realidad la única ocasión visitante desde que las jugadoras regresaron de vestuarios.
Por suerte o, más bien, por méritos, el Parquesol aguanta en la segunda plaza con un colchón con el quinto que puede verse reducido este domingo, pero todavía con tranquilidad, pese al susto ante La Solana, que sirve como aviso de que no hay nada hecho. Porque si un solo partido ofrece dos disfraces tan distintos, en seis jornadas puede pasar un Carnaval entero.
FF La Solana: Mar; Ana, Marta, María (Bea, min.45), Isa; Jimena, Noe (Regi, min.45), Marian, Raquel (Elena, min.68), Gabrielle y Andrea (Paula, min.57).
Parquesol: Lucía; Carla (Judy, min.84), Maka, Rivas, Iria; Noe; Murita (Alicia Rey, min.65), Charle, Sandra, Yarima (Paulita, min.60); y Ali.
Goles: 0-1, minuto 31: Ali; 1-1, minuto 56: María; 2-1, minuto 82: Gabrielle.
Árbitros: El colegiado amonestó con tarjeta amarilla a María, de La Solana, y a Paulita y a Sandra, del Parquesol.
Incidencias: Partido correspondiente a la Jornada 20 del Grupo V de la Segunda División Femenina, celebrado en La Solana ante alrededor de cincuenta espectadores.