Nueva exhibición de las naranjas, que golean (6-1) al Salamanca con una segunda parte revolucionada tras la salida de Carolina, autora del segundo gol que realmente cerró el choque

Argán era un tipo pesimista, para qué nos vamos a engañar. Cuando Moliére llevó al teatro a este personaje, reflejó la figura de quien cree estar siempre enfermo, algo en principio perjudicial, pero a lo que el protagonista finalmente sacó provecho al fingirlo solo por ver cómo actuaban los demás al ver que había fallecido.
El Parquesol no había muerto, más bien todo lo contrario. Se encuentra más vivo y feliz que nunca, aunque muestre motivos de enfermar, como ocurrió el pasado sábado ante La Solana y que parecían prolongarse este domingo al ver que, al descanso, el triunfo no llegaba ni con sus órganos vitales –Nata y Barbi– de nuevo funcionando. Pero allí estaba el Doctor Jiménez, con bata y bisturí, para realizar la operación que inclinó la balanza y para demostrar, una vez más, que este equipo solo está doliente en la imaginación.
Recién llegada de Uruguay –de su selección–, Carolina pisó el campo por primera vez a los diez minutos de la segunda parte, con empate a uno en el marcador. El resultado que más le pone, porque a la delantera no le gustan las cosas ya hechas, más bien quiere hacerlas ella. Y cuanto antes, mejor. A los dos minutos de entrar al terreno de juego, ya había mandado el balón a la jaula. Levántate y anda, dijo.
Y todas sus compañeras le hicieron caso y protagonizaron cinco minutos de locura –pobre del que se marchó al baño–, que se iniciaron con el segundo tanto de Carolina y concluyeron con el cuarto de Alicia Rey, un gol precioso que bien necesitaba para coger confianza. Entre medias, apareció la centrocampista goleadora, Nata, para dejar su sello en el encuentro y aprovechar así uno de los muchos regalos que Charle ofreció al respetable. Porque para hablar de su partido hay que ponerse de pie.
No es noticia que Charle haga un buen encuentro, desde luego, pero no por ello hay que dejar de verlo y, sobre todo, de contarlo. Escoltada por Nata y Barbi –ya las echaba de menos– se hizo una burbuja en el centro del campo en la que nadie podía entrar y si alguien lo hacía, salía trasquilado. Solo existían ella y el balón, y una vez lo tenía, generosa, buscaba a la compañera mejor situada y siempre con acierto. No tanto en la definición, pues si llega a tener el día el Parquesol se habría ido con una gran ventaja al descanso, pero lo acabó arreglando con el chicharro que cerró la goleada.
Significó el sexto, diez minutos después de que Sandra se generara el quinto. Realizó una de sus arrancadas por banda izquierda y definió por bajo ante Laura con un buen disparo cruzado, con el que estrenó su casillero de goles esta campaña. Para entonces, el partido ya agonizaba y el Salamanca estaba sobrepasado, cercenado tras el segundo gol y más pendiente de no encajar más que de buscar una machada que tras los cinco minutos lujuriosos fue un imposible.
Pau, Andrea y Crispi: un amargo regreso

La primera parte, eso sí, no tuvo nada que ver. Es cierto que las de Rubén Jiménez eran superiores, pero con un peligro sigiloso, de andar por casa y sin ser nada efectivas. Aun así, encontraron el gol por medio de Ali –otra vez abriendo la lata–, si bien la alegría duró poco. Tres minutos después, el Salamanca se metió en el partido gracias a un tanto de penalti transformado por la exparquesolina Andrea Guerra, que finalmente no tuvo un feliz regreso, como les ocurrió también a Pau y Crispi, desbordadas con el paso de los minutos.
No obstante, una mano de Lucía y el larguero evitaron que las visitantes se adelantaran antes del descanso, al igual que en el otro área el otro travesaño privó a Barbi del mismo premio. Así se llegó al intermedio con una igualdad preocupante para el Parquesol y con la que más de uno ya confirmaba la hipótesis de que, efectivamente, había entrado en cuarentena.
Pero la mayoría de veces que nos creemos enfermos solo lo estamos en nuestra mente. No en la de Carolina ni en la de Charle, las mejores aspirinas del partido, ni en la del resto del equipo, que demostró estar preparado para aceptar el reto de acabar en segunda posición. De hecho, todo lo que no sea ese final será sorprendente y amargo para el equipo del Doctor Jiménez, que ya ha aprendido que no es necesario curarse en el último minuto, que también está bien hacerlo antes, aunque sea solo de vez en cuando.
Casi todos los médicos tienen sus enfermedades favoritas y la de Rubén Jiménez tiene color naranja. Su plantel cosechó otra victoria de grandeza, que más allá de servirle para aguantar en la segunda plaza, que también –y además para ampliar a siete puntos la distancia con el quinto– deja a las claras que el proyecto está muy vivo, y que lo seguirá estando sí y solo sí todos órganos siguen cumpliendo sus funciones. De no ser así, el enfermo dejará de ser imaginario.
CD Parquesol: Lucía; Carla, Noe, Iria; Nata (Maka, min.68), Barbi, Murita (Carolina, min.52), Sandra (Judy, min.68), Alicia Rey (Yarima, min.62); Charle y Ali.
Salamanca FF: Laura; Crispi, Nerea, Pau (Lucía, min.62), Celia; Lydia (Bea, min.62), Andrea, Silvia (Pérez, min.62), Laura Rodríguez (Pau Manso, min.72); María Montes y María.
Goles: 1-0, minuto 22: Ali; 1-1, minuto 25: Andrea (p.); 2-1, minuto 56: Carolina; 3-1, minuto 59: Nara; 4-1, minuto 61: Ali Rey; 5-1, minuto 70: Sandra; 6-1, minuto 83: Charle.
Árbitro: El colegiado Cañibano Arias no amonestó a ninguna jugadora.
Incidencias: Partido correspondiente a la Jornada 21 del Grupo V de la Segunda División Femenina, celebrado en el José Luis Saso, que cosechó la mejor entrada de la temporada, con alrededor de 250 espectadores.