Una genialidad del delantero tudelano resuelve el atascado encuentro frente al CDA Navalcarnero, rival directo por la permanencia

El delantero sueco Zlatan Ibrahimovic es conocido por su carácter controvertido y por sus remates estéticos e inverosímiles, aunque los más frecuentes en su carrera seguramente sean como el que marcó Miguel de la Fuente para otorgar al Promesas –así lo dijo Rivera– media salvación. El punta tudelano, que sorprendentemente todavía suscita alguna duda a pesar de estar considerado como uno de los 77 mejores futbolistas sub 20 de España, se inventó una genialidad para desatascar un encuentro que quién sabe si de no ser por él habría acabado en empate.
No es que para entonces –minuto 84– el Promesas no mereciera ganar; al contrario. Daba la sensación, sin embargo, de que quizá no iba a poder. Hasta que Miguelín se vistió de genio. Recogió el cuero en el sector izquierdo del ataque, bastante lejos de la portería de Héctor, hasta entonces salvador de un bastante pobre Navalcarnero, se desasió con un movimiento magnífico de sus defensores y soltó un zapatazo que horas después seguirá haciendo temblar los palos y las redes de Los Anexos.
El grito de gol se confundió entonces con el rezo de alguno que esperara que no hubiera una fatalidad y con una mezcla de placer y admiración de otros muchos. Entre los mejores momentos de la temporada, sobre todo si el filial definitivamente se salva, en la retina quedará el tanto. La araña que vivía en la escuadra donde se alojó el balón tendrá que buscar otro lugar que habitar un terapeuta para pasar el trago.
Efecto gaseosa en el inicio
Salió queriendo dominar el Real Valladolid B a pesar de las bajas importantes de sus dos centrales titulares (Mario Robles y Sali) y de El Hacen, su futbolista más en forma. Se reconstruyó mediante un 4-4-2 por delante del debutante Guille Vallejo, y efectivamente, comenzó mandando gracias a la calidad de los dos Pérez. Así, pronto Héctor tuvo que tirarse abajo para la evitación de la ocasión de Casi tras un buen pase filtrado de Kike.
Una de las señas de identidad de este Promesas son los cambios de dirección en el juego, y de uno de ellos provino finalmente el uno a cero. En el costado derecho Apa recibió el envío y lo puso raso para que Casi rematara, sin fortuna para él pero sí para Miguel, a quien, bien situado, le cayó el rechazo para empujar a la red.
Pero la alegría duró poco, porque apenas dos minutos después llegó el empate, tras un servicio desde la izquierda sin aparente peligro, pero que ni un blanquivioleta llegó a despejar. Cifo, sin marca demasiado próxima, golpeó duro para igualar. Golpeó tan fuerte que entonces los de Rivera parecieron desorientarse, como si hubiesen sufrido los efectos de una onda expansiva.
Y entonces el choque se convirtió en eso, en brega y lucha pero poco fútbol, fomentado por un Naval que rascaba mucho, demasiado, con toda la connivencia del mundo por parte del colegiado. Kuki Zalazar obligó a Héctor a una gran estirada en un lanzamiento de falta directa, Waldo encadenó dos buenas ocasiones en dos internadas y Kike Pérez estuvo providencial en el corte cuando Gabri iba a golpear. Con todo, al descanso se llegó con una sensación de que el filial era mejor, aunque costaba enlazar juego.
Claridad creciente
El reinicio tras el entretiempo no alteró demasiado los planes de unos y otros; el Real Valladolid B era quien demostraba querer ganar mientras su rival perdía tiempo y se empleaba con dureza intentando evitar recibir el segundo. Pronto Casi, Miguel y Waldo, en dos ocasiones, buscaron el gol, el último, sin fortuna por culpa nuevamente de Héctor.
Las oportunidades llegaban, pero más fruto de la inoperancia más allá de la dureza del Navalcarnero que porque sobrara fútbol, puesto que a Casi le costaba formar parte de juego colectivo. La entrada de Alberto Gil dio más claridad, porque pobló una zona en tres cuartos que prácticamente no se había explorado. Y aunque le costó sentirse cómodo, con el paso de los minutos la mejoría fue evidente aunque fuera solo por presencia.
Javi Pérez fue quien más se apoyó en él, si bien tras una conducción intentó él mismo el disparo. Corral, en una acción a balón parado, remató solo pero desviado. Y Apa, en otra subida por su banda, ofreció un caramelo que el propio Alberto Gil no paladeó enviándolo a la red. Si la balanza no se acababa de decantar era porque el fútbol a veces es así de esquivo. Lo fue hasta que Miguel sacó su fusil recordando –también– a ‘Titi’ Henry.
En los cinco minutos restantes, poco más, el filial fue capaz de tener templanza y de mantener al Naval lejos de su puerta, aunque más de uno tenía en mente lo sucedido quince días atrás. Pero no todo van a ser desgracias: el Real Valladolid Promesas tiró de la misma picardía que antes había utilizado el rival para sellar un triunfo que aumenta su cosecha a los 36 puntos, cifra ya importante en el intento de huir de abajo. Para continuar haciéndolo, el próximo domingo deberían tratar de refrendar la victoria con otra sobre el Unión Adarve, otro equipo de abajo.
Real Valladolid: Guille Vallejo; Apa, Jaime Sánchez, Raúl Navarro, Corral; Kuki Zalazar, Kike Pérez, Javi Pérez, Waldo (Abel Pascual, min. 88); Casi (Alberto Gil, min. 59) y Miguel (Pedrosa, min. 92).
CDA Navalcarnero: Héctor; Carlos (Del Pozo, min. 80), Manu, Álex González, José Antonio; Montoro, Fran Santano (Juan Moreno, min. 71); Cifo, Gabri, Hakim (Sterens, min. 66); y Esnáider.
Goles: 1-0, min. 13: Miguel. 1-1, min. 15: Cifo. 2-1, min. 84: Miguel.
Árbitro: Ruiz Álvarez (CT Asturiano). Amonestó con tarjeta amarilla a los visitantes Álex González y Hakim.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 29 del Grupo I de la Segunda División B disputado en Los Anexos ante unas 400 personas, 50 de ellas venidas de Navalcarnero.
 
			