El Unión Adarve encimó al Real Valladolid B en el último tramo y consiguió acortar distancias después de que el filial adquiriera una renta de dos goles. Los de Rivera se alejan a diez puntos del descenso

Al Promesas no le queda nada para materializar definitivamente la permanencia. Aunque todavía las matemáticas invitan a ser cautelosos, después de encadenar dos triunfos seguidos ante el Navalcarnero y frente al Unión Adarve este domingo puede decirse que ya acaricia la salvación.
Aunque de nuevo le tocó sufrir contra los madrileños, que volcaron el juego ya vertical del primer periodo sobre el área de Samu Pérez, puede decirse que la primera hora fue la mejor de la temporada, o por lo menos una de las de mayor nivel futbolístico. En esos primeros sesenta minutos iniciales el filial demostró tener muchos más argumentos con balón que los de los lobos del barrio del Pilar, que lo porfiaron todo a su físico delantero, Adighibe.
Así, pese a la presión elevada visitante, los de Miguel Rivera atinaron siempre en la salida del cuero, ya fuera por dentro con Kike Pérez o Raúl Navarro o por la derecha con un Apa imperial. El palentino ejemplificó todo lo que el equipo podía hacer, ya que temporizó cuando hacía falta, fue superior a su par en defensa y desbordó por el costado en no pocas ocasiones. De un centro suyo que no alcanzaron a rematar ni Miguel ni Javi Pérez llegó la primera aproximación peligrosa.
Por ese sector diestro del campo fue por donde se llegó más y mejor, gracias a las sinergias que generaron el todavía juvenil, Kuki Zalazar y Miguel de la Fuente. Y aunque el Adarve embarró alguna que otra acción combinativa, superada la media hora llegó el uno a cero en una acción en la que el citado Zalazar disparó y Parras despejó, pero el ‘nueve’, que estaba donde debía, empujó a la red.
Respondía el tanto al dominio prácticamente incontestable del Real Valladolid B, que movía la bola de lado a lado y que por dentro también era superior, gracias a los apoyos de Kuki y a la aportación de Javi Pérez. El volumen de juego fue elevadísimo aunque las oportunidades no fueran tantas en ese primer periodo. Los lobos eran, más bien, cachorrillos. Pero al Promesas no le va eso de la tranquilidad. Y eso que parecía que esta vez sí iba a ser así.
No en vano, nada más arrancar la segunda parte Miguel obró una genialidad en la zona izquierda del área, con la que dejó sentado a su par, profundizó y regaló el gol a Kuki Zalazar, que marcó el dos a cero solo poniendo la bota. Pero entre el conato de tángana que hizo que a Sali ver la amarilla y el doble cambio de Astu, técnico rival, que introdujo dos variantes ofensivas, cambiaron las tornas. Eso sí, antes el Promesas pudo terminar de sentenciar.
Parras se convirtió en protagonista no solo por sus incesantes indicaciones y ánimos hacia sus compañeros, sino también porque evitó que Raúl Navarro marcara el tercero con un latigazo desde la frontal del área. Kuki, después de una contra bien hilvanada por Waldo –al que de nuevo le faltó elegir bien para culminar lo que podría haber sido un partidazo–, también se encontró con el cancerbero capitalino.
El Adarve se activó mediante los envíos frontales y directos bien a la espalda de los centrales locales –ambos con amarilla– o bien hacia las disputas. Además, una mejor ocupación interior a la espalda de los mediocentros del Promesas permitía acumular jugadores ofensivos para una eventual segunda jugada. En estas, los madrileños quisieron tirar de veteranía y físico para lograr la remontada, al filial no le duraba el balón y por esa fuerza rival se vio encimado, pero con la seguridad que le aportó añadir otro jugador defensivo con la entrada de Mario Robles.
El capitán hizo las veces de tercer central y tercer mediocentro según fuera necesario cuando tocó sufrir, después de que Berodia convirtiera el penalti cometido por Sali. Fue, en fin, un desactivador de aquellos pelotazos que buscaba el Adarve, también en alguna pelota parada o en algún centro lateral. Si en baloncesto se habla de ‘bajar el culo’ para defender, al Real Valladolid B le tocó aguantar juntito y consciente de la necesidad de ser contundentes. En contra de lo sucedido otras veces, mantuvo la renta, que le deja con diez puntos sobre el descenso, que marca precisamente el Adarve, y seis sobre el play-out.
Pero, sobre todo, la victoria le deja con la sensación de estar encontrándose en el mejor momento del curso en el momento decisivo, ya que en los partidos anteriores mereció correr mejor suerte ante el Atleti B, el Castilla y Unionistas. De hecho, habría sido injusto que el Unión Adarve se hubiese llevado algo de Anexos después de su apuesta tan rudimentaria y de las acciones ofensivas que debieron llevar a una victoria más cómoda de los de Rivera.
Real Valladolid Promesas: Samu Pérez; Apa, Jaime Sánchez, Sali, Corral; Raúl Navarro, Kike Pérez; Zalazar, Javi Pérez (Mario Robles, min. 81), Waldo (Pedrosa, min. 85); y Miguel.
Unión Adarve: Parras; Miguel, Olmedo (Álvaro Sánchez, min. 58), Juanma, Jordi; Darío, Richi Jr.; Gianni, Onega (Berodia,min. 58), Ángel Auñón (Miñambres, min. 46); y Adighibe.
Goles: 1-0, min. 36: Miguel. 2-0, min. 48: Kuki Zalazar. 2-1, min. 75: Berodia (p.).
Árbitro: Gao Aladro, asistido en las bandas por Rojas Oineda y por Menéndez Riestra, del colegio asturiano. Amonestó a los locales Sali, Jaime Sánchez y Waldo y a los visitantes Richi Jr. y Berodia.
Incidencias: Trigésima jornada del Grupo I de la Segunda División B, disputada en Los Anexos, ante más de trescientos espectadores en una mañana soleada.