Como en la primera vuelta, un gol en el 87 da el triunfo a un Parquesol que no fue superior al Pozuelo, pero que metió la que tuvo

Y ahora toca explicar –de nuevo– cómo es posible lo de este Parquesol. Es un marrón curioso. Parecía que con el ascenso ya confirmado, la heroica dejaría paso a la tranquilidad, pues falta hará en Primera B llamarla. Qué ilusos. Todavía quedaba por presenciar ante el Pozuelo otro ratito más de sufrimiento –y lo que te rondaré morena–. Aunque para morenas, en plural, las que fabricaron la penúltima locura de este equipo naranja, ilimitado.
Pocos partidos ha habido a lo largo de la temporada en los que el Parquesol no mereciera la victoria. Este fue uno de ellos, incluso siendo en el que menos credenciales presentó para llevársela, pese al resultado, que evidencia que las de Rubén Jiménez están tocadas por una varita esta campaña, cosa que no quita méritos tampoco.
El caso es que el Parquesol era consciente. Sabía que no estaba saliendo el partido planeado, ni mucho menos, y quiso reaccionar a base de temperamento. Pero ni aun así el juego aparecía, porque el centro del campo no presentaba la finura habitual, acosado por la presión madrileña. Yarima y Paulita no resultaban verticales y Carolina luchaba, pero lejos de su zona de influencia, que es el área. Ni una sola vez pisó esa zona el Parquesol en la primera mitad, salvo en algún córner en el que la cabeza de Maka asomó, pero no remató.
Al otro lado, lo contrario. Se sentía miedo. Bueno, Lucía no. Ella estaba en su salsa, salvando goles. Uno ante Roci, con una muy buena salida, y otro en la segunda mitad, con una estirada sublime. Entre medias, Carla remató desviado un mano a mano y Yuste, inexplicablemente, mandó fuera un disparo al borde del área pequeña sin que nadie la molestara.
Y entre esta convención de seres divinos liderada por Santa Lucía y que a su equipo le vino Dios a ver, pues la portería acabó a cero. Algo más difícil ya era cambiar el casillero propio al ver la poca producción ofensiva de las visitantes, pero a estas alturas de la película cualquiera se fía ya de un equipo tan mentiroso. Que parece que no pero sí. Que no ha tirado a puerta, pero verás tú como lo haga una vez. Que tiene pinta de enfermo, pero que es imaginario. Quien no conoce al Parquesol a cualquier santo le reza.
Ali y el gol: una relación imparable

Atrás quedaba aquel ‘minuto Parquesol’ con el que se bautizó al último tramo del choque tras observar cómo, partido sí y partido también, el plantel naranja marcaba. Parecía que había pasado a mejor vida al ver que sentenciaba los partidos con algo de antelación en las últimas semanas, pero qué bonito es ser nostálgico y regresar a aquellos felices días. Ante el Pozuelo, ganó el Parquesol vintage.
Con Charle ya en el campo, primer cambio, pues se necesitaba un soplo de aire fresco en la zona de creación, el equipo quiso ubicarse, pero tampoco encontró el hábitat deseado. No había fluidez, ni continuidad, y Carla y compañía seguían avisando en el área contraria, desesperadas por Maka y sobre todo por Rivas, magnífica en su papel en el costado derecho. Ella vio cómo en la otra banda se cocinaba la jugada decisiva, una acción para el recuerdo, con dos protagonistas.
Esta vez no tocaba hacer un caño –tampoco crean que, como siempre, no regaló alguno durante el partido–, sino que era momento de echar a volar, de convertirse en galgo y comerse la banda.
Rubén, por si acaso, la avisó: «Tienes campo», dijo cuando Sandra ya tenía en su mente qué iba a hacer con la pelota después de dejar atrás a una rival que ni con una segada la paró, pero que, eso sí, vio de lujo la asistencia que en ese momento fabricó.
Con su zurda, se la puso a Ali que, con la arquera adelantada, hizo lo mejor que sabe hacer. Definir y marcar. Porque en la nueve naranja, que ya suma dieciséis dianas, esas dos palabras van unidas. Después de varias semanas sin aparecer por una lesión, Carranza aprovechó los minutos en el campo para asestar el golpe definitivo e incendiar el banquillo naranja. Otra vez, que no la última.
Porque el siguiente objetivo está aún en proceso. La tercera plaza ya es segura, pero para comer perdices –y alguna que otra CBO más– las parquesolinas tienen que quedar segundas. Solo les hacen falta tres puntos, que podrían llegar contra el Rayo B en quince días para así no tener que jugárselo directamente con el Atleti B. Si es así, pues no pasa nada. Y si es en Zorrilla, mejor. Total, cualquier escenario es bueno para fabricar locuras.
Pozuelo de Alarcón: Noe; Contre, Bustos, Paula, Tami, Meli (Chanti, min. 70), Carlota (Lauri, min. 80), Yuste, Roci (Ampi, min. 74), Ali y Carla.
Parquesol: Lucía; Rivas, Noe, Maka, Iria (Alicia Fernández, min. 92); Barbi, Nata, Sandra, Paulita (Charle, min. 60), Yarima (Ali Rey, min. 75) y Carolina (Ali, min. 70).
Goles: 0-1, minuto 87: Ali.
Incidencias: Partido correspondiente a la Jornada 24 del Grupo V de la Segunda Division Femenina, celebrado en el Valle de las Cañas ante alrededor de 200 espectadores.