El centrocampista andaluz mostró en su puesta de largo como jugador del Real Valladolid el afán de hacerse con un hueco en los planes de Sergio

Le pasa a Fede San Emeterio y le pasa a Álvaro Aguado: el hecho de venir de una Segunda División en la que han estado cedidos hace que haya sobre ellos un cierto halo de reválida de cara a la que será su primera pretemporada como jugadores del Real Valladolid. Eso se desprendió de la presentación del cántabro hace días y de la del jienense este jueves. No obstante, este ha dejado claras sus intenciones en su puesta de largo: “He firmado aquí y solo pienso en el Pucela. Me quiero poner ya a las órdenes de Sergio y ver si tengo hueco. Yo pienso que sí”.
El centrocampista creativo adelantó su firma como blanquivioleta para esta temporada en el mismo movimiento que permitió que Sergi Guardiola vistiera dicha zamarra, que anticipó cualquier eventualidad futura ante su potencial. A la hora de definirse reconoció que le gusta “tener el balón y ser dinámico y atrevido”, condiciones que le permiten también actuar como mediapunta y que demostró en el Córdoba, pese a no haber sido el pasado el curso más brillante.
Si no lo fue quizás en lo individual fue por culpa de lo colectivo, en parte, ya que el conjunto andaluz terminó con sus huesos en Segunda B. “Entre una lesión y el descenso no he tenido mis mejores meses”, reconoció el propio Aguado, que se toma lo acontecido “como un aprendizaje más” de cara a lo que espera sea su primera experiencia en Primera.
A su firma no era sabido dónde competiría el Real Valladolid la próxima campaña, pero él no dudó, y durante este tiempo se ha fijado en el que ya es su equipo, al que le habría “encantado” sumarse en enero, como explicó. Lo hace ahora con las ganas de demostrar que es un jugador válido y de encajar en un club que percibe “que hace las cosas desde abajo y de forma sensata”, misma premisa que aguarda que valga para reeditar la salvación el próximo curso.
