Nunca antes el cuadro franjiblanco había sumado dieciséis puntos en las seis primeras jornadas en la Regional Aficionado

Hace un lustro que el Villa de Simancas consiguió un hito histórico, el de ascender a la Tercera División por primera vez. El conjunto entonces dirigido por Diego Macón vivió aquella temporada como un premio a un grupo que peleó cada partido aunque no le vinieran nunca bien dadas. Descendió, pero no hubo reproches. Y es que no podía haberlos; murieron con las botas puestas, como vulgarmente se dice.
Los doce puntos de dieciocho que sumó el equipo ascensor fueron mejorados en la temporada 2015/16, en la cual los simanquinos sumaron quince unidades en las seis primeras fechas. Un postrero tanto de penalti del Onzonilla les hizo caer en la sexta. Y es lo que, cuatro años después, ha permitido que los franjiblancos completasen el fin de semana pasado el mejor comienzo histórico del club, al aumentar la cosecha inicial a los dieciséis puntos.
«Es un orgullo haber participado en los dos mejores arranques históricos. Cuando estás al mando es cuando realmente te das cuenta del mérito que tiene conseguirlo», reconoce su técnico, Pablo Gil.
Y es que, como reflexiona, «no se trata solo de ganar, sino que detrás de eso está el mayor reto de un entrenador, que es tener a todos los jugadores contentos», algo que su cuerpo técnico intenta hacer siendo «justos con todos». Seguramente solo así hayan conseguido cinco victorias consecutivas y encadenar seis partidos sin perder, algo que ha sorprendido incluso a Gil, que esperaba «sacar bastantes puntos» en estas primeras fechas, aunque no se le había «pasado por la cabeza» algo así.
La temporada es larga, pero de primeras el Simancas está teniendo además la que se conoce como suerte del campeón. Con humildad, Pablo Gil reconoce que han tenido «algo de fortuna en algún partido» y que todavía tienen «mucho que mejorar». Hay algo con lo que sí saca pecho, y es con la confección de la plantilla, puesto que las características de sus futbolistas les permiten adaptarse a diferentes «registros y estilos de juego» y han conformado «un gran grupo humano con muy buenos jugadores».
En vistas de la calidad del equipo y de la respuesta de este inicio de curso, se hace inevitable pensar si el Villa de Simancas será capaz de mantenerse ahí y pelear por el ascenso. Siendo cortoplacista, Pablo Gil se fija «el único objetivo de competir e ir creciendo cada partido», si bien es ambicioso y no oculta la idea «de llegar a las diez últimas jornadas con opciones reales de estar arriba».
«Este año la liga es muy competitiva y nadie va a destacar por encima de los demás. Intentaremos seguir con esta línea de trabajo y ver hasta dónde podemos llegar, pero siempre con humildad y sabiendo que no somos un club con la estructura y con el presupuesto de otros equipos de la categoría», concluye el entrenador simanquino.