Contracrónica del Getafe CF 2-0 Real Valladolid
¿Un mini resumen del partido? Desastroso el Real Valladolid una jornada más. No tiene fútbol, no genera ocasiones y por lo tanto no marca. Dos puntos de los últimos 15 posibles. Un bagaje horrible. Ante el Getafe, este domingo, marcaron la diferencia Molina, Cucurella, Mata y Ángel. Entre los cuatro se fabricaron dos goles de la nada. Los de Bordalás, que venían de dejarse la piel en Europa, no necesitaron más para ganar a los de Sergio. Me da pena…
Sin fútbol. Perder en el Coliseum ante el Getafe de Bordalás puede entrar en los planes de un equipo como el Real Valladolid a principio de temporada. No pasa nada. Juegan Europa League, tienen un equipo mucho más potente que el tuyo y sus aspiraciones ya no pasan por salvarse o descender. El problema es perder sin intentar evitarlo. Esta es la sensación que me dejó el partido mañanero del domingo. Los de Sergio, como dice esa ola que corre por Twitter como la pólvora, mostró de nuevo una imagen de conformismo con el empate a cero inicial. Eso no se puede consentir en Pucela. Te marcan y no haces absolutamente nada para remediarlo. Te apalancas atrás, te olvidas de la pelota y sueñas con que un balón en largo acabe en gol. Sin fútbol es muy difícil ganar. Míchel y Plano, los dos jugadores con más calidad para agarrar la bola y mover al equipo, atraviesan uno de los peores momentos que recuerdo. Ante el Getafe, completamente invisibles. «¿Pero está jugando Plano?», me preguntó mi hermano Pablo en el minuto 70. «Sí, hijo, sí», le respondí. Luego nos sorprendimos: «¿Pero por qué quita a Sandro y no Óscar?». Inexplicables los cambios un día más.
Sin gol. ¿Recordáis esa sensación de celebrar un gol de tu equipo? Levantarte de donde estás sentado, aupar los brazos al cielo y gritar muy fuerte. Mirar al que tienes al lado, si estás acompañado, y reír. Ir al estadio, ver un gol y que toda la grada salte. Disfrutar de tu jugador preferido porque hace esa celebración que tanto te gusta. Esto es la esencia del fútbol. Dura unos segundos. Luego vuelve la paz y los nervios. Pero esos segundos deberían ser obligatorios. No es justo que la afición del Real Valladolid lleve ya cinco partidos sin celebrar un gol de su equipo. Cinco partidos. Es muchísimo tiempo. El último gol se marcó el 3 de noviembre, hace ya de eso 43 días. Lo anotó Sandro, que rompió aquella noche ante el Mallorca una horrible racha de casi dos años sin ver puerta. También marcó en esa goleada Unal. Primer y último tanto del turco. En aquel partido los fantasmas que perseguían a los delanteros de Sergio se evaporaron. Pero volvieron ante el Alavés, continuaron frente al Sevilla, también viajaron a Vigo, no se despegaron ante la Real y les gafaron en Getafe.
Sin presencia. El ataque del Real Valladolid no da miedo. Podríamos preguntarle a David Soria, portero del Getafe. Este domingo fue un espectador más de los 10.000 que asistieron al Coliseum. No tuvo nada de trabajo. El club le debería pagar menos. Ni una gota de sudor. La única ocasión del Pucela en los 90 minutos llegó en una falta muy bien ejecutada por Sandro. La ocasión fue muy buena porque Soria tuvo que estirarse, pero desde ahí sabíamos todos que el canario no marcaría. Y me recalco en lo que he dicho varias veces ya por aquí: Unal, Sandro y Guardiola son tres delanteros muy buenos. El problema es que no les llegan balones para rematar de primeras, para ganar un cabezazo al central, para ponerse delante del portero y definir. No podemos castigarles cuando fallan la única ocasión que tienen. Eso se le podría recriminar a Cristiano Ronaldo, el mejor rematador de todos los tiempos. Pero no a los nuestros. Los delanteros, que pisan demasiado poco el área rival, tienen escasas opciones de meter gol. Ante el Getafe, por ejemplo, ninguna. La que tuvo Sandro, que la marcó, estaba adelantado y se lo anularon. Fallan los extremos, que no encaran, no regatean y por lo tanto no centran. Falla el centro del campo en su versión ofensiva, que no filtra ningún balón bueno a sus killers. Hay que traer en invierno a un mediocentro ofensivo. Si no lo traen, Sergio debería mirar al Promesas. Hay un chaval que se llama Kike…