Contracrónica del Real Valladolid 2-2 Leganés
Arranca 2020 y la resaca de Nochebuena, Nochevieja y Año Nuevo le pasa factura al Real Valladolid. Empate a dos ante uno de esos rivales que luchará como leones por la permanencia de aquí a final de temporada. No jugaron mejor que el Pucela, pero se pusieron dos veces por encima y evitaron que los de Sergio González hicieran lo mismo. El estadio enloqueció cuando Ünal marcó de cabeza el gol del empate. Todos pensábamos que, a partir de ese tanto, el equipo se volcaría para anotar el tercero. Pero ocurrió todo lo contrario. Estuvo siempre más cerca el gol madrileño que el vallisoletano. Este Lega –ocho puntos de los últimos quince– se salva. Este Pucela –cuatro de veintiún puntos posibles– preocupa.
Reyes Magos. Año nuevo. Tradiciones viejas. Acudir cada quince días al José Zorrilla empieza a ser una tortura. Es entrar por sus puertas y comenzar a sufrir. Desde que salen a calentar los futbolistas hasta que suena el pitido final. El Leganés, que llegaba este viernes a Pucela segundo por la cola, se puso por delante en dos ocasiones, algo que nunca logró el equipo blanquivioleta. Los cambios de Sergio mejoraron lo visto en un primer tiempo horroroso, pero solo sirvieron para rascar un punto que se pudo esfumar en la última jugada. Bendito Joaquín, que se disfrazó de Baltasar para salvar un punto. Y Ünal, nuestro Melchor, que de primeras batió dos veces –el segundo gol es una locura– a Cuéllar, que nos sacó de quicio. Muy mal compañero. Cuando mejor jugaba el Pucela se tiró dos veces al suelo. Lo cronometré: perdió algo más de dos minutos. Añadimos un tercer mago. Para mí, Masip –Gaspar–, que celebró su 31 cumpleaños con dos paradones que se recordarán a final de temporada. El único que pudo frenar este frío viernes a Braithwaite. Ay, Pucela, cuánto me haces sufrir…
Miedo. Creo que ya es hora de empezar a preocuparse. La terrorífica racha del Real Valladolid se prolonga una jornada más. ¡Y ya van siete seguidas sin ganar! Ahora que por fin parece que tenemos gol, empezamos a recibir más que nunca. Es el cuento de nunca acabar. Surgen problemas que a principio de temporada no se intuían. La defensa, una de las más sólidas del país, se hizo añicos en el primer cuarto de hora y recibió dos mazazos al final insalvables. Uno llegó por la izquierda, donde defendía Moyano y el otro, por la derecha, por donde reapareció Antoñito, para el entrenador mejor lateral que Porro. Sí, Pedro Porro, el único internacional español del equipo y fichado por Guardiola en verano. Pues eso, que empiezo a tener miedo. El Leganés era un rival directo y nos pintó la cara en un José Zorrilla que colgó el cartel de ‘No hay billetes’. Si no les ganamos a ellos, contra quién lo haremos. ¿Contra el próximo equipo que venga a Valladolid? Es el Real Madrid.
Obsesión. No sé qué une tan fuerte a Sergio González con Javi Moyano. Esa relación ha llegado a un punto que no consigo entender. El equipo llegaba tras las vacaciones sin lateral izquierdo. El técnico, entre las opciones que barajaba, se decantó por la más desorbitada de todas: poner a Moyano por la izquierda. ¡Por la izquierda! Un lateral que anda muy justo por su banda natural no rinde a pierna cambiada. Podría haber apostado por Antoñito, que compitió muy bien en la derecha, o por Porro, que con Salisu cubriéndole la espalda podría haber generado peligro y haber ayudado en ataque a Toni, más solo que la una. O, para mí, la opción más sensata: habérsela jugado con Corral, el lateral del Promesas. ¿Para qué está la cantera? ¿Lo habría hecho peor que Moyano? No lo creo. No sé qué me pasa. Es una sensación extraña. Pese a todo esto, salí feliz del estadio porque vi a mis jugadores dejarse la piel hasta que pitó el árbitro. Muy malo, por cierto. Pero necesitamos savia fresca que llegue en invierno. Hay que mejorar cosas que no se hicieron en julio y agosto. Miguel Ángel, a currar. Ronaldo, a pagar. Es lo que toca.