El gol del central, en el tiempo de descuento, permitió al Arenas Club sumar un punto ante un Real Valladolid Promesas que mereció ganar

Foto: Sergio Borja
En apenas un parpadeo, el fútbol es capaz de alzarte a los cielos o bajarte a los infiernos. De la gloria al ostracismo, de la alegría al llanto, en solo un segundo. Sin tiempo a digerirlo ni asimilarlo, has pasado del todo a la (casi nada).
Esto último fue lo que le sucedió este domingo al Real Valladolid Promesas, que ya se veía celebrando una nueva victoria cuando el Arenas Club de Getxo le noqueó. Fue un futbolista cuyo nombre ya dejaba poco lugar a la imaginación, Kaiser, el que en el añadido aprovechó un despiste defensivo para rescatar un punto y dejar al filial con una agridulce sensación.
Y fue así de amargo el final porque los de Javier Baraja merecieron ganar, por fútbol y por ocasiones. Aunque saliera más dormidos que el rival, que tuvo la primera en las botas de Uranga en el minuto dos, y se llevara algún que otro grito del técnico, el filial dominó de principio a fin.
Superado el susto, los blanquivioletas comenzaron a mover la pelota como les gusta, tocando y combinando, y pronto llegaron las primeras llegadas al área defendida por un Carrio que tuvo más trabajo que su homólogo Gaizka.
Vilarrasa, muy activo en el costado izquierda, Víctor, que llevó por la calle de la amargura a su par durante todo el encuentro, y Zalazar y Miguel, con su habitual mordiente, intentaron por todos los medios, aunque sin éxito, perforar la meta vasca.
Ante esta situación, Javier Olaizola adelantó la línea de presión de sus pupilos, que comenzaron a incomodar la salida de balón del Promesas. Así, a Oriol Rey le tocó prácticamente incrustarse entre Jaime y Alende para que el equipo pudiera crear desde atrás.
La solución funcionó, y el filial comenzó a crecer mientras el Arenas hacía todo lo contrario. Al filo de la media hora, Doncel cazó un balón largo, se escoró a la izquierda y, con la colaboración del guardameta, que se quedó a medio camino entre la salida y el repliegue, estuvo a punto de poner el uno a cero. Le faltaron unos centímetros, los mismos que aprovechó Carrio para tocar lo justo y desviar un disparo que se iba al segundo palo.
A base de intentarlo, los blanquivioletas acabaron superando a la férrea defensa del Arenas, aunque el público presente en Los Anexos tuvo que esperar hasta la segunda parte para celebrar el gol. Víctor lo rozó con un potente disparo a bocajarro que el cancerbero atajó con un auténtico paradón.
Fue entonces cuando Javier Baraja movió el banquillo para dar entrada a Fran Álvarez, lo que cambió las posiciones de algunos jugadores, ya que Doncel pasó a ocupar el carril derecho y Víctor se retrasó hasta el lateral. Y, acto seguido, llegó el gol, en una jugada ‘marca de la casa’ de este Promesas. Zalazar puso la directa y subió el balón, se lo cedió a Miguel y este, con un soberbio movimiento dentro del área, se la devolvió al ’10’, cuyo disparo impactó, sobre la línea, en Zarzo y se fue para dentro.

Foto: Sergio Borja
El tanto hizo justicia al partido del filial, muy serio en todas las facetas del mismo. Pero también espoleó a los vascos, que pese a verse por debajo en el marcador, no solo no perdieron la fe, sino que empezaron a acorralar a los blanquvioletas. El propio Kuki tuvo la más clara diez minutos más tarde con un disparo potentísimo, previo pasa de Kike Pérez tras una buena acción individual, que se estrelló en la madera.
El posible 2-0 fue el preludio de la decisión que, a la postre, marcó el devenir del partido. El mediocentro se marchó sustituido por Stiven Plaza, que cuajó una buena actuación en los veinte minutos de los que dispuso, en los que se mostró participativo y con voluntad de generar peligro. La permuta diluyó la superioridad que hasta el momento tenía el Promesas en el centro del campo, que pasó a manos de los de Olaizola.
Unai, que había entrado al comienzo de la segunda mitad, dio el primer susto a una grada que no dejaba de animar a los suyos. Por dos ocasiones, solo ante Gaizka, intentó batirle, pero el guardameta tiró de reflejos para inventarse dos paradones, sobre todo el segundo, con los que echó el cerrojo a su meta.
Poco a poco, los areneros iban dando pasos al frente y encerrando atrás a los locales. Para recuperar el dominio en la sala de máquinas, Baraja dio entrada a Mancuso, pero la fe y el balón parado acabaron por imponerse. Así, ya en el añadido, una falta en línea de tres cuartos acabó al fondo de la red después de que la zaga no despejara en primera instancia y Kaiser mandara el rechazo al segundo palo.
Fue la puntilla que hizo enmudecer a la grada de Los Anexos, muy volcada con los suyos durante todo el encuentro, y que ya festejaba una nueva victoria del Promesas. Este resultado, unido a la victoria de la Real Sociedad B, saca del play-off a los blanquvioletas, que, con todo, encadenan una jornada más sin perder.
Real Valladolid Promesas: Gaizka; Raúl Navarro (Fran Álvarez, min. 58), Jaime, Alende, Vilarrasa; Víctor, Oriol Rey, Kike Pérez (Stiven Plaza, min. 72), Doncel (Mancuso, min. 87); Zalazar y Miguel.
Arenas Club de Getxo: Carrio; Ibarbia (Arnaez, min. 82), Kaiser, Ian Uranga, Checa, Polanco (Urkiza, min. 70); Ramos, Nacho Matador, Zarzo; Etxaniz y Salido (Unai, min. 55).
Goles: 1-0, min. 63: Zarzo (p.p.); 1-1, min. 90+2: Kaiser.
Árbitro: Gómez Lameiro, del colegio gallego, asistido en bandas por Fente Pena y Vidal Cousido. Amonestó al local Zalazar y a los visitantes Carrio, Nacho Matador, Unai y Checa.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 23 en el grupo II de Segunda División B, disputado en Los Anexos ante unos 500 espectadores.