Mal partido de los de Sedano, incapaces de meter mano a un conjunto palentino poderoso en ataque y firme en defensa

No se puede perdonar tanto y encima esperar a ser perdonado. Eso pocas veces sale bien, menos aún con un rival de la potencia del Cristo Atlético, que no tuvo piedad, que era una máquina de generar pánico cuando se acercaba al área rojiblanca. Marcó cuatro, pudieron ser más, al igual que también pudo recibir más de uno. Pero de eso trata el fútbol, de aprovechar las oportunidades.
El aficionado del Atlético Tordesillas regresó de Las Salinas con una sensación extraña. La de, por un lado, sentirse resignado porque su equipo recibió un castigo excesivo y, por otro, la de reconocer que pudo ser aún mayor. Eso solo se explica porque la contundencia se vistió de color morado.
El partido empezó con un déjà vu. A los siete minutos, tal y como ocurrió quince días antes, un disparo lejano se convirtió en el primer gol visitante. Miguel Blanco disparó con comodidad y tras pegar en el travesaño la pelota entró. El buen inicio del Cristo Atlético se vio recompensado.
Siguió dominando, porque el equipo de Sedano tardó en creerse que podía controlar el juego. No lo terminó de hacer, pero sí que empezó a dar síntomas de mejora con el paso de los minutos. Héctor entró en juego y Julio y Villa ofrecieron las primeras cabalgadas. Sin embargo, la tarea era compleja frente a una defensa tan bien ordenada y concienciada de su trabajo.
La ocasión más clara la volvió a tener el conjunto palentino, con un disparo dentro del área que despejó Óliver. Encajó cuatro, pero salvó otros tantos el guardameta. Su compañero, Roberto Simón, no estuvo tan acertado. Sí se esforzó de lo lindo, pero en los metros finales falló. La más evidente en el último minuto de la primera mitad, en un mano a mano que mandó por arriba del arco palentino.
Fue el primero de los muchos perdones, pero el Cristo no estaba dispuesto a pasar por el aro. Nada más comenzar la segunda parte Álvaro marcó el segundo, con otro potente disparo. Entró Amoah, pero mientras se subía las medias Miguel cometió un penalti claro, que supondría la sentencia. Alberto lo convirtió y con el cero a tres comenzó un suplicio para el Torde, puesto que se quedó sin opciones.
Pudo ser distinto si llega a convertir alguna de las claras ocasiones de las que todavía dispuso, pero no era el día. Es más, Sergio, el portero palentino, no realizó ni una sola parada. Ni Julio, ni Villa, ni –de nuevo– Roberto Sinón, encontraron el camino al gol. Si Ayllón, que debutó en Tercera División, y en la última jornada remachó un buen servicio de Julio.
Eso sí, antes el equipo de Rubén Gala había puesto la puntilla con el cuarto, obra de Charaf. Óliver salvó en varias ocasiones el quinto, incluso dejó alguna bella intervención como por ejemplo en un mano a mano ante Jordi. También entró David Sanz, al salir del descanso, pero sus buenos modos tampoco valieron para dar emoción al encuentro.
Mientras, Dani Blanco y Campos –que desde hace tiempo se merece minutos y no los tiene– veían desde el banquillo cómo este domingo era imposible sumar. El Cristo Atlético había pasado por Las Salinas como un rodillo, y mostró que el buen trabajo del Torde –que sí se ve– debe transformarse en acierto.
Atlético Tordesillas: Óliver; Cisneros (Ayllón, min. 69), Poveda (Asamoah, min. 55), Miguel, Abraham; Luismi (David Sanz, min. 46), Héctor, Villa, Roberto Simón, Rafa; y Julio Rengel.
Palencia Cristo Atlético: Sergio; Burgos, Abel, Charly, Pablo; Abajo, Charaf, Miguel Blanco (Edu Gallardo, min. 62); Álvaro, Alberto (Javi Bueno, min. 69)y Jordi (Juan Fraile, min. 77).
Goles: 0-1, min. 7: Miguel Blanco. 0-2, min. 55: Alberto. 0-3, min. 5: Álvaro. 0-4, min. 76: Charaf. 1-4, min. 90: Ayllón.
Árbitro: Laín Pérez (Soria). Amonestó con tarjeta amarilla a Julio Rengel, del Tordesillas, y a Miguel Blanco y a Abel, del Palencia Cristo.
Incidencias: Partido correspondiente a la Jornada 25 del Grupo VIII de la Tercera División, celebrado en Las Salinas ante 400 espectadores.